«El matrimonio es la perfección a la que el enamoramiento aspiraba».
Ralph Waldo Emerson.
Septiembre, 2020
📍 Honolulu, Hawái, Estados Unidos.
Miré mi anillo de compromiso como si fuera la roca más hermosa del mundo. Porque, bueno, es la roca más hermosa del mundo. Estoy enamorada de mi anillo. Y también estoy enamorada del hombre que me lo dio.
Estoy comprometida. Dios, estoy comprometida con el amor de mi vida. ¡Santo cielo! Es increíblemente excitante, de una manera diferente a lo sexual. Siento que estoy flotando, dando vueltas en el aire. Mi estómago está revuelto, en el buen sentido. Quiero gritar, chillar, saltar. Diablos, siento que puedo volar. Es catártico. La felicidad que siento no puedo compararla con nada que haya experimentado nunca.
—¿Te gusta? —cuestiona mi prometido.
Mi prometido. Que bien suena eso.
—Me encanta —le sonrío.
—Me alegra que te guste —me da un beso en la mejilla.
—Es el mejor anillo del mundo —le devolví el beso—. ¿Cuándo planeaste todo esto?
—En la boda de tu padre —entrelaza nuestros dedos y me besa el dorso—. Me di cuenta que no podía estar un día más sin ti, mucho menos una vida completa. Decidí que ya era tiempo.
—¿Tiempo de pedirte matrimonio?
—Tiempo de ponerte mi apellido y quedarme contigo para siempre.
La intensidad en sus palabras y sus ojos me desgarra por dentro. Mi alma entera le pertenece, de eso estoy segura y por eso apoyo esta locura.
El amor es así, ¿no? Locura, caos y buenos momentos.
—Cuando le envié la foto del anillo a Molly no se lo podía creer —le cuento—. Está muy emocionada, dijo que se lo diría a papá. ¿Qué crees que diga?
Arturo sube los hombros con desinterés.
—Supongo que pensará que es un poco precipitado, pero seguro lo aceptará —me acuna la mejilla en su gran mano—. Tu padre sabe que mi único motivo y propósito es hacerte feliz. Eso es suficiente para él, lo sé.
Le sonreí con ternura.
—Lo sé. Dios, no veo la hora de contárselo a todos —digo emocionada, pero después frunzo la nariz—. Por cierto, ¿por qué nos estamos demorando tanto?
—Había mal clima en Francia, creo que había muchas nubes en el radar —explica con lentitud, mirándome a los ojos—. Vamos despacio, pero seguros.
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Claroscuro
Romance«El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necesario para vivir». Oscar Wilde. Adelinne Lewis tiene la vida resuelta, o eso creía. Con el corazón roto y dos maletas llenas de ilusiones y esperanzas muertas, vuelve al lugar que fue su hogar d...