60. Hagámoslo.

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«El amor es un bálsamo tanto para el que lo recibe como para el que lo da»

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«El amor es un bálsamo tanto para el que lo recibe como para el que lo da».

Karl Menninger.

Septiembre, 2020

📍 Honolulu, Hawái, Estados Unidos.

La tarde pasó como un borrón. Resulta que entre Serena y Rose —que ya sabían de todo este asunto— se encargaron de preparar una sustanciosa comida. Eso solo fue para el almuerzo. Cabe destacar que trajeron más comida para todos. Y bebida. Mucha bebida. Aunque nuestro grupo no fuese muy aficionado al alcohol.

—Tenemos mucho que celebrar —había dicho Serena, a lo que Rose asintió.

Dejemos en claro que las dos mujeres en cuanto se conocieron, se amaron. Fue inesperado, pero increíble. Ahora tenemos dos señoras al pendiente de que todos coman a la hora adecuada. Eso, por supuesto, sin contar que Jess, la novia de Frank, también se unió a ellas. Ahora son las tres mosqueteras.

También debo decir que estaba como en un trance. Todavía no entendía del todo lo que pasaba a mí alrededor. Me voy a casar. Toda esta gente vino hasta Hawái para hacer un complot con mi novio, en el cual la finalidad era casarme con él. Una locura, por supuesto, pero así era.

Realmente me casaría con Arturo King.

Hoy, aquí, en Honolulu.

—Esto es una locura —dije cuando las chicas y yo subimos a la suite del segundo piso. Era enorme, con una cama matrimonial gigantesca y un balcón que daba una hermosa vista a la playa—. Es una locura digna de un manicomio. ¿En qué momento planearon todo esto?

Me giro, y las encuentro a todas haciendo algo en la habitación. Blue y Hedwig estaban sentadas en la orilla de la cama mientras que veían algo en el celular de la primera. Sasha y Molly revisan el bolso de maquillaje de la segunda. Es un caos. Incluso Kaiser subió con nosotras, correteando entre mis piernas, haciéndome tropezar varias veces.

—¡Oigan! —las llamo, haciendo que las cuatro me miren. Cuatro pares de ojos están sobre mí, atónitos y curiosos—. ¿Alguna piensa explicarme qué carajos pasa aquí? ¿Desde cuándo han estado planeado todo esto?

—Desde mi boda —dice Molly con una sonrisita—. Arturo le pidió tu mano a tu padre ese día, y desde entonces pusimos el plan en marcha. Él quería casarse contigo, y nosotros nomás lo apoyamos en todo lo que quería.

Ella se encogió de hombros y todas parecieron hacer el mismo gesto. Yo tenía la boca abierta, sin saber qué decir realmente. ¿De verdad esto estaba pasando?

—O sea que —carraspeo—, estas dos semanas...

—Sí, fueron parte de la sorpresa —dice Blue con seriedad, sin importarle los secretos o algo. Tan sincera como siempre—. Tú no debías saberlo, esa fue la tarea principal.

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