«¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?»
Helen Keller.
Agosto, 2020
📍Los Ángeles, CA, Estados Unidos.
Luego de que los organizadores hicieran todo lo que traían entre manos, la gente empezó a impacientarse, sobre todo por la emoción que se respiraba en el aire. El amor se siente y las personas lo saben, están tan ansiosas por ver a los celebrados.
Empieza la entrada, Elliot caminar por el pasillo de rosas blancas y orquídeas verdes hacia el altar, después viene una chica castaña con un vestido verde diferente al de Addy, del brazo con un chico larguirucho con ojos azules y un esmoquin negro. Luego de posicionarse uno a cada lado del altar, aparece Adelinne con su belleza y un pequeño ramo de rosas blancas y verdes, con su hermosa sonrisa y el brillo incandescente de sus ojos azules. Trato de no darle importancia al hecho que viene con un tipo del brazo, quién creo que es el primo de Molly. Pero no me importa, no cuando sus ojos se topan con los míos y me sonríe con adoración. Al ver a Eric en mis brazos, se le iluminan los ojos y se pone roja cuando le guiño un ojo. Camina lentamente por el pasillo con su acompañante y se posicionan en sus respectivos lugares.
Después vienen las niñas de las flores y finalmente, la novia. Entró sola, con un enorme ramo de rosas blancas, verdes y espigas doradas, con el velo hacia atrás y una sonrisa de felicidad absoluta. Y la dicha en los ojos de Elliot al ver a su futura esposa, fue algo totalmente cegador.
La ceremonia fue corta pero intensa, se derramaron lágrimas y se mostraron sonrisas genuinas. Los aplausos no se hicieron esperar cuando la ceremonia terminó. No pasé por alto las lágrimas en los ojos de Addy cuando abrazó a su padre y a Molly. Adelinne tenía un corazón tan grande, tan puro, que cuando se trataba de dar amor, ella era la primera en ofrecerlo sin condiciones.
Luego de eso, pasamos al otro lado del patio, cerca del jardín, donde estaban situadas las mesas y la enorme e improvisada pista de baile. Afortunadamente, pusieron a Anthony y Sasha, Rose y Edward en la misma mesa que nosotros. La mesa de los novios era exclusivamente para ellos dos, lo cual sorprendió a más de uno. Se hizo el primer baile y el brindis. Cabe destacar que todos lloraron —en especial las mujeres y sobre todo Sasha— y se conmovieron por las sentidas palabras de Elliot hacia su esposa y viceversa. Luego siguió el discurso del padrino —el primo de Molly—, que lo llevó por el lado jocoso y divertido, haciendo reír a varios y aplaudir a otros.
Por otro lado, mi chica se va por el camino de la gratitud y del amor, lo mismo que reparte por los todos lados.
—Buenas tardes a todos —dijo con el micrófono en una mano y una copa de champagne en la otra—. Primeramente, quiero darles las gracias a todos por estar aquí el día de hoy, acompañándome a celebrar el amor de dos de las personas más importantes de mi vida —la veo tragar duro y mirar brevemente al suelo. Es una artista excepcional, la mujer más inteligente y valiente que conozco, pero le teme a las multitudes y a hablar en público. Que irónico—. Empezar por decir que mi vida cambió cuando cumplí los diez años es un eufemismo. En ese momento mi papá y yo nos quedamos solos, con el corazón roto y un vacío que parecía infinito. Fue duro y no quiero entristecerlos con mi elaborado discurso, pero quiero que sepan que, cuando el corazón se rompe, el único remedio para remediarlo, es amar más. El antídoto para el corazón roto de mi padre fue Molly —sonríe entre las lágrimas, mirando a la anteriormente mencionada, que está apunto del colapso, llorando en el hombro de su ahora esposo—. Llegaste para sanar el corazón de mi padre, y te agradezco cada día que lo hayas hecho. Te agradezco tu comprensión, tu perseverancia y tu infinito amor. Y a ti, papá, agradezco que hayas decidido darte una nueva oportunidad para amar —levanta la copa unos centímetros al aire—. Por eso es exactamente por lo que quiero brindar el día de hoy. Por las segundas oportunidades que, en el mejor de los casos, pueden cambiarnos la vida. Y por el amor, que sin él no somos nada.
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Claroscuro
Romance«El arte no es algo que se pueda tomar y dejar. Es necesario para vivir». Oscar Wilde. Adelinne Lewis tiene la vida resuelta, o eso creía. Con el corazón roto y dos maletas llenas de ilusiones y esperanzas muertas, vuelve al lugar que fue su hogar d...