7. ¿Negocios?

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«El secreto del hombre interesante es que él mismo se interesa por todos»

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«El secreto del hombre interesante es que él mismo se interesa por todos».

Charles Péguy.

Marzo, 2020

📍Los Ángeles, CA, Estados Unidos.

Mi cuerpo aún repiqueteaba por la intensidad de su mirada sobre mí. Cuando sus ojos me vieron, todo mi ser convulsionó de adentro hacia afuera, y tomó todo de mí no salir corriendo de la sala de juntas y encerrarme en un baño. No entiendo por qué me siento así, es raro, jamás había querido huir de la mirada de un hombre, o solo de su presencia.

Creía que, cuando una mujer sentía la necesidad de huir de un hombre era porque le tenía miedo, pero a mí me pasa lo contrario. Sus ojos azules, en vez de querer hacerme huir de miedo, solo me hacen querer mirarlos más. Su presencia, en lugar de ahuyentarme por pánico, solo me da ganas de estar frente a frente con él.

¿Por eso quería correr? ¿Porque en realidad no quiero hacerlo? Mierda, todo es un dilema.

Papá saludo con formalidad y me presentó a un par de personas desconocidas que eran parte del equipo. Dije un hola colectivo para todos, sin quitar los ojos del hombre sexy al otro lado de la sala. La di una sonrisa rápida a Anthony, que lucía tan amable como siempre y le ofrecí un asentamiento a Arturo King, que seguía con sus ojos azulados fijos en mi rostro.

Papá empezó la reunión cuando Miriam llegó y se sentó a su lado, lista para tomar notas. Yo me senté en la última silla de la gran mesa rectangular, intentando pasar desapercibida para todos, sin embrago, desde mi posición, podía ver todo con total claridad. La reunión consiste en ultimar detalles para la gran inversión que hizo King Investments al proyecto tecnológico que Lewis Enterprise quería llevar a cabo.

Una diapositiva fue expuesta en la gran pantalla en la pared, una chica —la encargada de la elaboración de las tabletas inalámbricas con WiFi— empezó su discurso con voz clara y segura, lo cual me llenó de orgullo. No se le veía nerviosa en lo absoluto y parecía estar en su elemento.

Era la única chica que formaba parte del equipo, y ya entiendo porque papá la eligió. Esa chica es un genio. Habló sin rodeos y con consistencia, eso nos mantuvo a todos interesados. Después de ella, pasó un sujeto más maduro, quizás de unos treinta y nueve o algo así, quién habló del tiempo que se necesitaría para instalar todo en Nepal y después para distribuir el producto en todo el país.

Durante todo ese tiempo, la mirada de Arturo King y la mía se toparon tres veces, y en todas y cada una de las veces me puse a temblar de pies a cabeza. No podía negar que estaba guapo a rabiar. Hoy tenía un traje formal de color azul oscuro, una camisa negra y los primeros dos botones desabrochados. Ese toque le daba un aire devastadoramente sensual. Sus ojos azules detrás de los cristales de sus anteojos parecían más peligrosos e intensos y su cabello negro está peinando prolijamente hacia atrás.

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