Pag. 01

602 65 17
                                    

Sus primeras clases habían terminado y estaba realmente hambriento, Quackity estaba acostumbrado a toda la atención que siempre recibía, sus padres y su hermano le habían dicho que era bastante normal, su nombre estaría por todas partes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sus primeras clases habían terminado y estaba realmente hambriento, Quackity estaba acostumbrado a toda la atención que siempre recibía, sus padres y su hermano le habían dicho que era bastante normal, su nombre estaría por todas partes.

No eran personas comunes.

Era Quackity Nevadas, hijo de Sam Nevadas un exitoso empresario y muy reconocido en el país, y su madre era diseñadora de modas, era obvio que sus nombres estarían en cualquier lado, todos sabrían de él, aunque se escuchará enfermo, todos sabrían absolutamente todo sobre ellos.

Pero el estar acostumbrado a la atención, no significaba que le gustaba, a veces prefería estar sólo, disfrutar de su propia compañía, ser invisible para todos, ser...un chico común.

En cuanto entró a la cafetería, un escalofrío recorrió su espalda en el momento en el que todos voltearon a verlo, fingió una pequeña sonrisa en el rostro y continúo con su camino en pasos nerviosos pero ante la perspectiva de los demás, eran firmes y muy seguros.

A kilómetros puedo ver lo asustado que estás –dijo con una voz rasposa– Ya te lo he dicho varias veces, Quack Quack –pasó su brazo derecho por encima de los hombros de su hermano menor– Deja de comportarte como un marica y actúa como el gran hijo de puta que mereces ser –susurró en el oído de su pariente y al terminar, una sonrisa arrogante se le dibujó en el rostro.

El menor soltó un pequeño suspiro– Déjame ser, Alexis... –puso los ojos en blanco y luego se recargó sobre la isleta– Jugo de naranja y una hamburguesa doble, por favor –le dijo a la chica que lo atendió.

Dame dos sodas y una orden de burritos –ordenó en un tono serio– No entiendo porqué eres así –soltó un gruñido– Me provocas dolor de estómago.

–Dolor de estómago es el que tendrás con todo lo que pediste –frunció el ceño– ¿Dos sodas? ¿En serio, Alex? –cuestionó serio.

Una es para el idiota de Wilbur –agarro una de las latas que le entregaron y comenzó a agitarla con fuerza.

Tu amigo es simpático... Pero no me agrada –hizo una mueca de disgusto.

Es buena persona pero no le quita lo imbecil –sonrió divertido y desvío la mirada hacia donde se encontraba su mejor amigo, a quien le hizo una seña para que vaya a dónde se encontraba– Hazme un favor, no te enamores de imbéciles e inútiles como el que viene ahí.

–Holaaa par de hermosuras –sonrió coqueto mientras miraba al menor, quién solo se limitó a desviar la mirada hacia la chica que le entregaba su pedido– ¿En qué soy bueno? –preguntó curioso.

En cargar mis cosas –le acercó la charola con su pedido– Esto es mío –agarró la lata que había agitado hace poco.

Yo quiero esa –dijo rápidamente el castaño.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑇𝑢 ☢𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora