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Sus labios se acariciaban con dulzura y necesidad, extrañaban la pasión de sus besos, el calor de sus cuerpos, la suavidad de sus manos, sentir la respiración del otro rozando su piel, ambos estaban fascinados con volver a experimentar esa explosión emociones por las que pasaban.
Pero no todo lo bueno dura por siempre, Luzu reaccionó y de.manera brusca se alejó del mexicano, completamente aterrado de sus impulsos y de las posibles consecuencias que tendría. Mientras que Alexis, él estaba sorprendido por la repentina distancia que el castaño había tomado, sentía su corazón golpear fuertemente su pecho, como si intentara escaparse de su cuerpo, su cuerpo temblaba y sus labios hormigueaban de una manera extrañamente placentera.
-Esto está mal -dijo con la respiración agitada.
-Yo... tú me besaste -dijo sorprendido.
-Carajo... -susurró y le dió la espalda al mexicano- Lo siento, no debí, yo... ¡Mierda! -se quejó terriblemente arrepentido.
-Me besaste con muchas ganas -se cruzó de brazos y sonrió divertido- Ya te urgía ¿Verdad? -preguntó.
-Callate -sus mejillas y orejas comenzaron a arder con intensidad- Debo irme.
-Luzu, espera -se apresuró en tomar la mano del castaño para detenerlo.
Los marrones y los rubíes se encontraron y ambos sintieron cosquillas en sus estómagos, Alexis sonrió enternecido y carraspeó la garganta antes de hablar.
-Yo.... Yo de verdad moría de ganas por besarte -declaró con el corazón latiendole como loco.
-Me besaste en la fiesta de disfraces -dijo serio.
Alexis se sorprendió pero segundos después, soltó una pequeña risita- ¿Ya te lo dijo? Creí... Creí que nunca te lo diría.
-Quackity me tiene mucha confianza -soltó un suspiro- Y yo acabo de traicionarlo.
-¿Te sigo gustando? -preguntó esperanzado- La verdad, yo nunca creí que tú serías el primero en besarme.
-Olvidalo -dijo con firmeza- Restale importancia... Cómo siempre.
El joven de cicatriz frunció el ceño y se alejó del castaño- ¡Basta! Me equivoqué como un pendejo, lo siento, yo jamás me perdonaré eso pero... Deseo que tú me perdones.
Los marrones y los rubíes se miraron fijamente durante unos instantes hasta que Luzu decidió apretar los párpados y soltar un suspiro.
-Yo... Yo soporte muchos abusos de tu parte, Alexis -frunció el ceño- Groserías, golpes, burlas, humillaciones, soporte cada una porque te amaba, porque creía que en cualquier momento, tomarías todo ese valor del que tanto presumes y les dirías a todos lo que sientes, quién en verdad eres -su mirada se entristeció- Pero jamás ocurrió, siempre te dí pena, dime... ¿Lo hubieras hecho si fuera un niño rico como tú? -preguntó rencoroso.
