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En un restaurante, nada lujoso pero tampoco algo tan ordinario, se encontraba un hombre, un honrado y buen médico de la ciudad, acompañado de su joven y único hijo

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En un restaurante, nada lujoso pero tampoco algo tan ordinario, se encontraba un hombre, un honrado y buen médico de la ciudad, acompañado de su joven y único hijo.

-Ahhh este pinche pendejo -se quejó el menor mientras se esforzaba por concentrarse en su videojuego.

-Ese vocabulario, Sebastián -dijo serio- Deja ese teléfono ya.

-Ya casi gano, pa -respondió con el entrecejo arrugado.

El hombre soltó un suspiro y se acomodó en su asiento- Te traje aquí porque quiero presentarte a la mujer con la que estoy saliendo.

El pequeño levantó el rostro y miró a su padre con una ceja elevada- ¿No estás muy viejo para esas cosas? -preguntó confundido.

El hombre frunció el ceño y le arrebato el teléfono a su primogénito, quién no tardó en protestar.

-Basta, comportate -demandó el hombre.

El menor soltó un gruñido y se cruzó de brazos- No entiendo por qué estoy aquí...

-Porque después de divorciarme de tu madre, he encontrado a una mujer buena para mí y también es muy hermosa, quiero establecer una relación seria con ella y para eso... Tienes que conocer a su hijo, quiero que te lleves bien con él.

-Puedo fingir que me agrada, si eso te hace feliz -se encogió de hombros y desvío la mirada hacia el techo- Que lindo lugar, con razón me exigiste que me duchara.

-Escucha... El padre del chico murió hace cinco años, por favor, te suplico que no hagas ningún comentario hiriente, Isabel me ha dicho que su hijo es una persona muy sensible.

-Hablas como si yo fuera un insensible -reclamó ofendido.

-¿Cuántas veces he ido a tu escuela por alguno de tus comentarios? Esta semana... -cuestionó serio.

El castaño sonrió divertido- No aguantan ni una bromita.

-Aca vienen -se levantó de su silla y una encantadora sonrisa apareció en su rostro- Isabel -se acercó a la mujer y besó suavemente su mejilla.

-Hola, Frederick -saludó la mujer con una bella sonrisa en el rostro- Te presento a mi hijo, Luzio -agarró a su hijo por los hombros- Luzu, él es Frederick, el hombre del que te hablé.

El joven de mirada carmín sonrió un tanto amistoso y poco después, extendió su mano derecha hacia el mayor.

-Es un placer conocerlo, mi madre me ha dicho que es el mejor doctor de la ciudad -mencionó tranquilo.

El hombre sintió sus mejillas arder pero se limitó a soltar una pequeña risita nerviosa- Me siento verdaderamente halagado, te quiero presentar a mi hijo, Rogelio Sebastián.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑇𝑢 ☢𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora