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El timbre que sonaba cada vez que las clases terminaban, finalmente se hizo escuchar por toda la escuela, cada alumno guardó sus cosas listos para ir a su casa a descansar, estudiar, comer, entre otras cosas. Luzu salió de su salón con prisa y a un paso apresurado, se dirigió a la puerta principal del colegio, pues Quackity le había indicado que se vieran en ese sitio.
Poco después, sintió unos brazos alrededor de su cuerpo, soltó una pequeña risita y se giró para poder encarar a su enamorado.
-¿Cómo te fue? -preguntó mientras acomodaba el gorro del menor.
-Estaba ansioso por volver a verte -respondió con una linda sonrisa en el rostro.
-Yo igual -acunó el rostro del azabache con ambas manos y se encorvó para poder besarle la frente.
Aquel par de adolescentes estaban atrapados en la burbuja rosa que habían creado, ni siquiera notaban las miradas repletas de sorpresa que les dirigían los estudiantes que pasaban a un lado de ellos.
-¿Gustas que te lleve a casa? -preguntó en un susurro.
-¿No tendrás problemas? -preguntó mientras jugaba con los dedos largos del castaño.
-No importa -se encogió de hombros- No sería la primera vez que llegaría tarde al trabajo.
-¿Tienes empleo? -preguntó sorprendido.
-Trabajo en un local de videojuegos -mencionó con una pequeña sonrisa en el rostro.
-Debe ser divertido -se sonrojó al sentir las manos del más alto en su cintura.
-No es la gran cosa -se encorvó para poder acercarse al rostro del mexicano y este se elevó con ayuda de las puntas de sus pies- Te acompaño a casa -dijo mientras sus labios se rozaban.
El azabache asintió y poco después los labios de ambos se conectaron, dando inicio a un beso suave y lento, Quackity llevó sus manos hasta los hombros ajenos, apoyándose un poco, pues aún se levantaba sobre la puntas de sus pies.
Pero su momento romántico no duró por mucho tiempo, pues alguien empujó al de mirada carmín y poco después, le lanzó un puñetazo, el golpe cayó en la comisura izquierda del labio del castaño, Luzu tardó en reaccionar pero en cuanto lo hizo, no dudó en regresar el golpe hacia la persona que lo había golpeado desde un principio, así, iniciando una pelea y llamando la atención de varios alumnos, quienes no sabían a quien apoyar pero solamente lanzaban oraciones como.
