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Roier se quitó los audífonos, siempre los usaba cuando jugaba vídeojuegos en su teléfono o en la PC

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Roier se quitó los audífonos, siempre los usaba cuando jugaba vídeojuegos en su teléfono o en la PC. Salió de su habitación, dispuesto a bajar hacia la cocina por algo de beber y algún snack pero al pasar por la habitación de su hermano, escuchó un llanto un tanto ruidoso. Aprovechó que la puerta se encontraba semiabierta y se asomó pero sin llamar la atención de nadie.

Visualizó a una mujer de cabello castaño abrazando y acariciando el cabello de su hijo, mientras este otro, se encontraba llorando desconsoladamente, eso le partía el corazón al joven castaño.

-Yo lo amo -sollozó- Lo amo demasiado, mamá.

-Yo lo sé, hijo -besó la cabeza de su primogénito.

-Lo quiero de regreso, lo necesito -se aferró a las prendas de su madre con fuerza- Lo quiero conmigo -rogó.

-Pero no está bien, Zuzu...

-¡No me importa! -se alejó de su madre y abrazó una almohada- Quiero estar con él -lagrimas se deslizaban por sus mejillas, una tras otra- Quiero estar con él, aunque él no quiera estar conmigo.

La mujer miró con tanta pena a su hijo, sin saber que hacer exactamente, pero Roier, él se encontraba llorando de la impotencia que sentía, no sabía que hacer y mucho menos cómo ayudar a su chico.

Solo quería verlo feliz.

Un joven castaño masticaba una goma de mascar, mientras escuchaba música, a través de sus audífonos, su expresión cambió cuando reconoció su tono de llamada, sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y respondió la llamada.

-¿Bueno? -hizo una burbuja con su goma de mascar y luego se reventó.

-Hey, gilipollas, Quackity nos necesita -dijo serio.

-¿Qué? -preguntó confundido.

-Ven a mi casa ahora, te enviaré la ubicación -cortó la llamada en cuanto terminó de hablar.

El castaño alejó el teléfono de su cara y lo miró un tanto enfadado- Este pendejo... ¿Quién verga se cree? -soltó un gruñido y guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, otra vez.

Durante el camino a la casa del noruego, el mexicano se la pasó escuchando música, discutiendo con sus pensamientos, tarareando algunas canciones y conteniendo sus ganas de cantar con fuerza ciertas canciones. Al llegar a la ubicación del mensaje, tocó el timbre y el enorme portón se abrió, así permitiendole el paso al castaño.

Roier miró el enorme jardín que rodeaba la mansión, se veía enorme y con ventanas gigantescas, comenzaba a creer que por esa razón eran millonarios, se ahorraban electricidad al ocupar la luz natural.

-¿Venías de rodillas o qué? -preguntó el de ojos verdes.

-Si, me encontraba con tu papá -sonrió un tanto burlón.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑇𝑢 ☢𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora