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El profesor de deportes sopló con fuerza su silbato, dando a entender que la clase había terminado, los alumnos soltaron sin poder evitarlo, un sonido repleto de alivio, todos se sentían cansados, algunos más sudados que otros

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El profesor de deportes sopló con fuerza su silbato, dando a entender que la clase había terminado, los alumnos soltaron sin poder evitarlo, un sonido repleto de alivio, todos se sentían cansados, algunos más sudados que otros. Luzu se bebió todo el contenido de la botella de agua que había comprado en la cafetería de la escuela, hacer ejercicio le secaba la boca.

-Te traje esto, sé que es tu favorita -comentó el chico de mechón rubio.

-Umm... Gracias -le regaló una amistosa sonrisa- Pero ya calmé mi sed.

-Haz lo que quieras -desvió la mirada.

Los rubíes del castaño se enfocaron en un mexicano con cicatriz en el lado izquierdo de su rostro, no solía convivir con Alexis, y sabía que él despreciaba a las personas que no eran de su misma situación económica, pero algo de él lo atraía tanto, como si Alexis fuera un enorme imán y él solamente un insignificante anillo.

Una pequeña sonrisa se le dibujó en el rostro y se levantó de su asiento para acercarse al mexicano de su clase.

-¿A dónde vas? -preguntó el de ojos oscuros con los brazos cruzados.

Luzu ignoró la pregunta de su amigo y continuó con su camino, al estar a solo unos pocos metros del azabache, soltó un pequeño suspiro e infló el pecho, de esa forma intentando agarrar valor.

-¿Nevadas? -llamó con voz amigable.

El de cicatriz levantó la mirada hacia el castaño, arqueó una de sus cejas y guardó sus manos en los bolsillos de sus pants.

-¿Qué quieres? -preguntó con voz rasposa.

-Te ves cansado -le estiró la lata energizante- Toma, para que agarres fuerzas.

El azabache agarró la lata un tanto confundido y luego frunció el ceño.

-¿Y por qué me la das? -preguntó.

-Solo tomatela -Puso los ojos en blanco.

Los marrones y los rubíes se miraron durante unos segundos, hasta que el mexicano decidió darle la espalda y alejarse sin decir ni una sola palabra, poco después, se acercó a un cesto de basura y tiró la lata, seguro de que Luzu lo estaba mirando. El castaño sonrió divertido y se cruzó de brazos.

Alexis tenía una personalidad... Especial.

El joven de cicatriz salió de sus pensamientos al escuchar las pequeñas risitas de su hermano, se acercó a la puerta de su habitación y continuó escuchando como aquellas risitas y voces de alejaban cada vez más, se atrevió a salir de su habitación y vió como su hermano menor y Luzu, salían de la casa.

Fue entonces, que decidió aventurarse a la habitación de su hermano, analizó cada cosa, su escritorio, la cama, los cojines de los pequeños sofas, incluso, el armario, donde se percató de la existencia de un traje bastante... Peculiar, lo sacó del armario y una divertida sonrisa se le dibujó en el rostro.

𝐸𝑟𝑒𝑠 𝑇𝑢 ☢𝑳𝒖𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚ﮠ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora