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Alexis Nevadas Maldonado...
El hijo mayor de Sam Nevadas, un reconocido empresario con numerosas cifras de dinero en sus cuentas bancarias y Margaret Maldonado, una famosa diseñadora de modas.
La vida del azabache cambió por completo en cuanto aquella cicatriz, apareció en el lado izquierdo de su rostro, sus tardes llenas de diversión junto a su hermano menor Quackity, pasaron a ser horas obligatorias en actividades extracurriculares, de las cuales, Alexis destacaba muy bien, excelente se podría decir.
Era un chico prodigio.
Perfecto.
No había actividad en la que no fuera bueno.
Participaba en soccer, natación, clases de música donde se especializaba en el piano y la guitarra, boxeo, clases de idiomas, clases de matemáticas y esgrima.
–Touche, Alexis... –dijo en voz alta el árbitro.
Alexis apretó los párpados y soltó un gruñido, era la tercera vez que lo tocaban y se estaba cansando de eso, pero tampoco lograba concentrarse.
–Estás muy distraído, Nevadas –se cruzó de brazos– Los días que no estuviste presente, te afectaron demasiado.
–Da igual –hizo un pequeño movimiento con su espada– Estoy bien, todo va bien.
El hombre con bigote hizo una mueca de inconformidad y luego miró al resto de sus alumnos, algunos se encontraban practicando sus ataques, mientras otros descansaban en las bancas, esperando ser asignados a un duelo de práctica.
–Soot, a la pista de inmediato –dijo con firmeza.
La expresión de Alexis gritaba insultos debajo de aquel casco que ocupaba, mientras que Wilbur, tenía una sonrisa socarrona antes de colocarse el casco.
–Listos... –habló el árbitro.
Ambos adolescentes se colocaron frente a frente pero conservando su distancia del otro, elevaron sus armas frente a ellos y luego las deslizaron hacia un lado, de esa manera, saludando a su oponente, por cortesía y respeto al deporte.
–Adelante –aquel sujeto había dado inicio al combate.
Alexis fue el primero en avanzar pero Wilbur persuadió el ataque con su arma, se movían de un lado a otro en la pista, intentando tocar con la punta de su arma el cuerpo de su rival, pero de manera sorprendente, a Alexis se le estaba complicando obtener su victoria y por primera vez, Wilbur sintió la victoria tan cerca.
–¿Qué sucede, Nevadas? –preguntó– Aparte de perder a Borja, ¿también perdiste tu potencial de ganador? –se burló.
El de cicatriz apretó su arma y con ella, hizo a un lado la espada del castaño y le dió una patada en su pierna derecha, provocando que perdiera el equilibrio, para luego, amenazarlo con la punta de su espada contra su casco.
