No tengo respuesta para él.
El tema de la maldición es algo que siempre resolví, no era un problema pagarle a alguien para tener sexo. Sin embargo, ahora siento la cabeza pesada y no puedo siquiera pensar en eso.
Kim Dan duerme plácidamente en su nido, la manta nueva fue de gran ayuda. Su rostro está tranquilo y sus manos no se alejan en ningún momento de su vientre.
—¿Qué mierda hiciste, pequeño hamster mentiroso?— froto mi rostro con una mano y me acuesto. Las noches de insomnio volvieron gracias a él, me preocupa el hecho de que vuelva a despertar llorando por culpa del dolor.
Si tan sólo todo esto fuese un sueño. Kim Dan no estaría embarazado y yo no estaría en este estado lamentable.
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.Las semanas pasaron y el día antes de la pelea llegó. Kim Dan no me dirige la palabra, sólo permanece acostado en su nido.
Namwook está preocupado por mi hombro, no para de llamarme y preguntar si todo está bien.
—Ya me voy.— digo al terminar la llamada, guardo todo en mi bolso y lo cuelgo en mi hombro.
Al no tener respuesta, suspiro y salgo de la habitación.Sé que no está feliz, su llanto reprimido no me dejó dormir en toda la noche.
Subo a mi coche y gruño por lo bajo al sentir que mi lado Alfa tampoco está contento. Agarro mi celular y envío la ubicación al beta que contraté.
—Hemos estado con varios betas, ¿por qué ahora te pones caprichoso?— enciendo el coche y salgo de la casa que compré sólo para él y el cachorro.
—Ni que estuviese marcado.‘No es él, siento asco de sólo pensar que tendremos sexo con alguien más. Nunca nos perdonará.’
—No lo hará.— afirmo lo dicho y aprieto los puños.
—Perderemos si no hacemos esto. Ya sabes cómo es.‘Se irá lejos y esta vez no podremos mantener vigilancia sobre él.’
—Cierra la boca.— digo entre dientes. Me desvío de mi camino original y voy a hacia mi departamento.
—No perderé esta pelea..
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Mi Secreto. (Jinx- JaekyungxKimDan)
FanfictionKim Dan tiene un secreto, uno que podría acabar con su trabajo como fisioterapeuta personal del gran Joo Jaekyung. ¿Qué sucederá cuando el emperador descubra ese secreto? . . ...