Capítulo Treinta y Nueve.

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—Oye, Kim Dan.

Respiro profundo y trato de no moverme bruscamente.
Han pasado unas horas desde que lo mordí, la herida sigue abierta y no quiero que vuelva a sangrar, pero su comportamiento me lo está poniendo difícil.

—Uhm...— sus manos se aferran más a mi ropa. Me está abrazando desde atrás, su rostro se pega a mi espalda y su vientre presiona sin separarse ni un centímetro.

—Suéltame un minuto, tengo algo que hacer.— agarro sus manos, pero no logro que se suelte.

—Señor Joo.

Ruedo los ojos y giro la cabeza para ver a la mujer que contraté para que se hiciera cargo de las tareas del hogar, también para que cuide a Kim Dan.

—La cena está lista.— se inclina y se retira.

—¿No tienes hambre? Suéltame y ve a comer, hay dulces de postre.— mis palabras lo hacen dudar, sin embargo termina negándose. Mi espalda se moja de repente y maldigo por lo bajo.
—¿Tú no deberías saber que le sucede?

‘No lo sé.’

—Genial...

Cierro los ojos y froto mi entrecejo buscando calmar el dolor de cabeza. No fue nada parecido a cuando marqué a mi destinado.
¿Es por qué no lo somos?

Suspiro y doy vuelta con cuidado para levantarlo y poder caminar tranquilo hasta el comedor. Al llegar, me siento con él en mi regazo y lo observo fijamente. Sus ojos están hinchados y tristes, no dice nada, ni siquiera se atreve a devolverme la mirada.

Saco el celular de mi bolsillo y marco el número de Namwook. Espero a que conteste la llamada y no tarda tanto en hacerlo.

—Jaekyung, ¿sucedió algo?


—Me enlace con Kim Dan.

Todo se queda en silencio. El Omega en mi brazos se acurruca e ignora el hecho de que estoy hablando de él.

—Eso fue hace unas horas, ahora no puedo despegarlo de mí y parece ido...

—Jaekyung... ¿Lo hiciste consciente? ¿Realmente lo hiciste porque quisiste? Escucha, eres como mi hijo y me preocupo por ti. Hay veces que las emociones nos ganan y terminamos haciendo algo que no queremos...


—¿De qué hablas, Namwook? Pensé que estarías más preocupado por él.

—Lo estoy, pero tú eres más importante. Eres jóven, tu camino aún se está formando. En cambio, Dan ya tiene decidido lo que hará, él ya armó su camino junto a ese bebé. Tú no.


—Namwook, Kim Dan es mío.

Se escucha un gran suspiro y luego la voz de una mujer.

—Por lo general, cuando un dominante marca a un recesivo, sólo el recesivo lo siente. Esa es una de las grandes ventajas que tiene ser un dominante... Llama a su doctor y dile que vaya a tu casa, ese pequeño Omega lo escuchará.


La llamada se corta y miro el aparato con el ceño arrugado. Luego miro a Kim Dan y él también lo hace. Suelta uno de sus agarres y lleva la mano hasta mi rostro, acaricia mi mejilla y su semblante triste empeora.

—¿Qué te sucede? ¿No estás felíz por ser mi compañero?— aparto su mano y marco el número de ese doctor.

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Mi Secreto. (Jinx- JaekyungxKimDan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora