—Oye, Kim Dan, ¿qué es eso?
Desde hace unos días el pequeño hamster volvió a actuar sospechosamente. ¿Por qué no aprende la lección?
—Me dió frío.— ajusta mas la manta y se hace bolita en el sofá.
—¿Ya terminó su entrenamiento?¿Quiere algún masaje especial?—Mi cuello se siente rígido.
Veo que se levanta y carga con la manta debajo de su brazo. ¿De dónde la saco? Se ve suave y afelpada.
—Siéntese, iré por mis cosas.— mira la manta y luego a mí, sus ojos se mueven rápidamente como si estuviese dudando de hacer algo. Al final deja la manta en el sillón y sube a su habitación.
—¿Qué tiene esto de especial?— la tomo entre mis manos y se siente bien al tacto. Busco la etiqueta hasta encontrarla en una esquina.
—¿Welfare? ¿Qué es eso?— saco mi celular mientras me siento y dejo la manta en mi regazo.Tienda para Omegas.
Las grandes letras aparecen en la pantalla y más abajo la infinidad de productos que ofrecen. Deslizo el dedo hasta encontrar la manta, que al parecer está diseñada para mantener calmado al Omega y hacerlo sentir seguro.Qué estafa.
—No la toque.— Kim Dan me arrebata la tela y me mira con el ceño arrugado.
—Es mía.—¿Cómo puedes comprar esas cosas? Si sabes que es todo mentira, ¿verdad?— sonrío y muevo el celular en mi mano.
—Lo sé, pero me gustó y la compré con mi propio dinero.— baja la mirada y deja con mucho cuidado la manta a un lado. Se sube al sofá quedando arrodillado y lleva las manos a mi cuello.
—¿Por qué está tan tenso?— presiona algunas zonas y suspiro satisfecho.—La Omega Mi-suk sigue molestando.
No comprendo su insistencia, mis abogados ya demostraron que mentía y una demanda fue puesta en su contra. Gruño un poco y el aroma del Omega a mi lado se vuelve más fuerte.
Es dulce, suave y no resulta empalagoso.—¿Me estás calmando con tus feromonas?— agarro una de sus manos y acerco su rostro al mío. Sus mejillas se tornan rojas y desvía la mirada a cualquier parte.
—Estás arrugando la nariz, Kim Dan.—Eso es por sus feromonas.— se sienta sobre sus talones.
—¿Seguro? ¿No me estás ocultando algo?— inclino más mi cuerpo hacia él y pongo una mano en su nuca para evitar que se aleje. Acaricio la zona, que suele estar rojiza a la espera de algo que nunca pasará.
Kim Dan no se percata de eso, no tiene ni idea de lo que provoca al inclinar su cabeza hacia abajo y dejar descubierta su nuca. Debería ponerle de nuevo el collar.
—Deje de frotar ese lugar, se siente raro.— encoge los hombros y se mueve inquieto.
—¿Tu amado doctor no te habló de este lugar?— continúo frotando hasta escucharlo gemir.
—Es una zona muy sensible para cualquier Omega.—Y-Yo lo sé, leí todo sobre nosotros.— agarra mi mano entre las suyas y deja salir un largo suspiro.
—Ven aquí, doc.— apoyo la espalda contra el respaldo del sofá y doy una palmaditas en mi regazo. Él obedece sin decir nada y sus rodillas quedan a cada lado de mi cadera.
Levanto su camisa y miro sus pezones por un momento antes de acercarme y morder uno.—¡Ay!— se queja y cubre ambos con sus manos.
—No haga eso, me duelen.—¿Ya puedes tomar los supresores con normalidad?— observo su rostro con atención, sin perderme ningún pequeño gesto. Asiente dudoso y termino por sacarle la ropa.
—Entonces podemos tener sexo hasta quedar completamente satisfechos. Me lo debes.
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Mi Secreto. (Jinx- JaekyungxKimDan)
Fiksi PenggemarKim Dan tiene un secreto, uno que podría acabar con su trabajo como fisioterapeuta personal del gran Joo Jaekyung. ¿Qué sucederá cuando el emperador descubra ese secreto? . . ...