Capítulo Treinta y Cinco.

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Me tambaleo de un lado a otro mientras tengo los ojos cerrados. Estoy sentado en el sofá, ya almorzamos y estoy esperando a que Jaekyung termine su entrenamiento. No fue al gimnasio y le dijo a Namwook que se quedará en casa esta semana, el señor Ji-hu vendrá todas las tardes.

Bostezo, agarro la manta para cubrirme con ella y así poder acostarme. La televisión está encendida y parece ser que Jaekyung es el tema principal de sus debates. Muchos creen que perderá la pelea y otros apuestan a su favor. Sus fanáticos no dejan de alentarlo y van todos los días al gimnasio para dejar sus obsequios.

—Mmm.— me quejo al sentir los movimientos del bebé y la molestia en mis genitales.
Debo ir con el doctor Park en unas horas, Jaekyung no lo sabe y no estoy seguro en decirle.

—No duermas.

Me sobresalto al escucharlo tan cerca y abro los ojos al instante. El agua gotea por su cabello y cae en mi rostro.

—No me dormí.— me levanto y seco los restos de agua. Jaekyung cumplió su palabra y no me dejó dormir en toda la noche. Cuando el sol salió, se levantó a preparar el desayuno mientras yo tomaba una ducha. Luego se puso a entrenar y pude dormir una siesta, sin embargo no duró mucha, ya que él me despertó.

—Oye, Kim Dan.— se sienta a mi lado mientras seca su cabello.
—¿No tienes que decirme algo?

Lo miro sin entender a qué se refiere. Las citas con el doctor Park no son importantes para él, por eso no considero decirle.

—No hay nada...

—Bien.— se levanta con calma y se dirige a la habitación.

Inclino la cabeza hacia un lado, no comprendo su comportamiento. Él dijo que tengo una semana para decidir sobre la marca, pero la verdad es que esa semana es para él. Cuando mencionó el tema, en mi cabeza apareció un gran sí.

Tomo un gran respiro y me levanto con más dificultad que antes, mi vientre se siente mas pesado que de costumbre y el dolor en mi cadera va en aumento.

—¡Uhg!— me inclino hacia adelante y logro sostenerme de la mesa.
—¿Qué te sucede, cachorro? No te muevas tanto.

—Ven aquí.— Jaekyung aparece de la nada y me levanta en brazos. Camina con cuidado hasta la habitación y me deja sobre la cama.
—¿Dónde duele?— su tono es calmada, pero su mano tiembla un poco al tocar mi cintura.

—No es nada...

—Sabes que sucede cuando me ocultas información, pequeño mentiroso.— su ceño se arruga y comienza a desvestirme.
—Habla.

—La cadera...— sostengo mi pantalón antes de que pueda quitarlo. No quiero que vea esa zona, aunque anoche su mirada no se movió de mi cuerpo.

—¿Y?— insiste en quitarme el pantalón y lo logra. Abre mis piernas y pasa un dedo por mi entrada.
—Está hinchado y mojado.

La vergüenza es tanta que hasta siento el cuello caliente. Me cubro con ambas manos y lo miro con indignación.

—¿Cómo puede...?

—¿Qué? ¿Tu doctor Park si puede verte, pero yo no? Déjate de idioteces, Kim Dan.— mueve la mano acariciando la zona. Cierro los ojos y dejo que siga.
—Mierda.

Maldice otra dos veces más y decido abrir los ojos. Su mirada está fija en mi entrepierna y muerde su labio inferior. El deseo se refleja en sus ojos, que están cambiando de tonalidad.

—¿Señor?— mi voz sale sin fuerza.

—Tu piel está más suave y estás más relleno aquí.— aprieta mis muslos y suelto un gemido por lo sensible que estoy. Sus feromonas salen sin control y parecen presionarme contra la cama.
—Mierda, Kim Dan, ¿por qué siento ganas de llenarte más?— su voz va bajando hasta que sólo es un murmullo.

¿De que está hablando?
Mi visión se nubla por un momento y mi mente se pierde. Jaekyung se acerca a mi rostro y su sonrisa me causa un escalofrío.

—Podría marcarte ahora, ¿verdad?— sus manos se deslizan por mis muslos hasta posarse en mi cintura.
—Tu aroma es realmente adictivo.

Sus labios pasan por mi cuello, besando y mordiendo mi piel alrededor del collar. Su feromonas son cada vez más pesadas y me siento sofocado.

—Jaekyung, detente.— empujo su hombro y él gruñe con insatisfacción. Su pene se presiona contra el mío con insistencia.
—No podemos hacerlo, el bebé...— su mano cubre mi boca y me observa fijamente. Las lágrimas caen por el costado de mi rostro y lo miro con súplica.

—Déjame marcarte.— pasa la lengua por sus colmillos, que están crecidos y listos para morder.

Niego como puedo, aunque las ansias de que lo haga son mayores.

—¿Vas a dejar que pase la semana? ¿La palabra de Jaekyung es más importante que la mía?— se levanta un poco sin dejar de cubrir mi boca.
—Entiendo, no voy a insistir.

Su mirada recorre mi cuerpo y luego se centra en mi rostro. Sonríe de forma cálida y mi corazón se acelera. Se ve lindo y en sus ojos sólo estoy yo.

—¿Puedes decirme cómo es la clave?— aparta su mano y acaricia mi mejilla. Observa alrededor y recoge las prendas que me quitó. Me viste con cuidado y termina por envolverme con la manta.
—Ven aquí.— se apoya contra el respaldo de la cama y me lleva a su regazo.

El dolor en mi cuerpo desapareció y sólo queda el rastro de su aroma.

—¿Puedes decirme?— limpia el resto de lágrimas y luego presiona su nariz contra mi mejilla. Siento la cara caliente ante su atención y me acurruco más entre sus brazos.
—Kim Dan, dime.

Cierro los ojos y disfruto de su calidez un poco más.

—¿Por qué quiere saberlo?

—Es algo que tu Alfa debe saber.

—¿Es mi Alfa?

—¿No quieres que lo sea?— susurra en mi oído. Su mano sigue acariciando mi mejilla con calma.
—Responde, ¿me quieres como tu Alfa?

Abro los ojos y muevo la cabeza para poder mirarlo. Asiento despacito, pero firme. Su sonrisa se hace más grande y su abrazo toma fuerza. Vuelvo a acurrucarme y cierro los ojos.

Los minutos pasan y el poder escuchar su corazón me hace sentir adormilado.

—No te duermas, primero debes decirme.

Ya no sé si es Jaekyung o su lado Alfa, el tono y los movimientos son los mismos.

—No es algo difícil.— susurro. Su mentón se apoya en mi cabeza y espera a que siga hablando.
—Es...

Algo se enciende en mi cabeza, una alarma que no estoy dispuesto a escuchar. El poco pensamiento racional que quedaba se esfumó con sus palabras.

—Jaekyung, yo te amo.— el collar vibra y deja salir un pitido antes de comenzar a deslizarse por mi cuello. Jaekyung lo toma y acaricia esa zona con delicadeza.

—Bien hecho, pequeño hamster.

Eleva mi rostro y besa mis labios con suavidad. Luego se acomoda mejor y yo regreso a mi posición, sus dedos no se apartan de mi cuello hasta que son reemplazados por su boca. El adormecimiento se apodera de mí y bostezo antes agarrar su ropa para dormir.

Mi Secreto. (Jinx- JaekyungxKimDan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora