Kim Dan tiene un secreto, uno que podría acabar con su trabajo como fisioterapeuta personal del gran Joo Jaekyung.
¿Qué sucederá cuando el emperador descubra ese secreto?
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El doctor Park me dijo que debo quedarme otra noche más, mañana por la mañana me dejarán ir.
—Duérmete.— su voz se escucha cansada. Está sentado en el sofá mientras apoya la cabeza contra la pared.
—No puedo, me preocupa que usted no pueda dormir bien.— me muevo y quedo sentado. —Debería volver al departamento.
—Si me voy, ¿podrás dormir tranquilo?
—Sí.
En realidad, no creo que pueda hacerlo. Sin embargo, Jaekyung necesita descansar, no es bueno para él permanecer con insomnio.
—No lo harás entonces.— suelta una risita y se levanta. Llega a mi lado y tira de la manta para sacarla. —Me quedo con esto.— regresa al sofá y se acuesta cubriéndose con la manta. —Buenas noches, Kim Dan.— cierra los ojos mientras sonríe.
Abro la boca con intención de replicar, pero noto que su rostro se relaja y su respiración se torna tranquila. Arrugo el ceño y me levanto con cuidado para apagar las luces.
—Buenas noches, Jaekyung.— dejo un beso en su mejilla y regreso a mi cama.
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—¡Sólo tienes que hacer bien tu trabajo!
Salto del susto al escuchar su grito. Yoon-gu a mi lado también se espanta y lleva una mano hasta su pecho.
—El doc nuevo la tiene difícil.— dice para luego seguir comiendo el sandwich con tranquilidad. —Por cierto, iremos al centro comercial con Daehyun para comprar unas cosas. ¿Quieres venir? Puedes ver algo para tu bebé.— señala mi vientre y luego extiende la mano para dejarla descansar allí.
—Sí, ya tengo que ir armando su habitación.
—La casa de Jaekyung debe ser muy grande, ¿le harás una habitación aparte?
—No creo, armaré todo en mi habitación y así podré tenerlo cerca.
Asiente varias veces y termina de comer. Le alcanzo uno de los batidos y él lo huele antes de regresarmelo. Sonrío divertido por su gesto de desagrado.
El resto del tiempo la pasan entrenando. Jaekyung no deja descansar a Yosep ni un minuto. El señor Ji-hu se mantiene cerca y observa cada movimiento del Alfa, su gesto preocupado no pasa desapercibido.
—Señor ji-hu.— palmeo su hombro al no tener su atención. Él se sobresalta y gira a verme asustado. —¿Está bien?— desvío la mirada al ring y veo el hombro del señor Joo lleno de bandas y un vendaje. No descansó nada, cuando salimos del hospital insistió en venir aquí y decidí acompañarlo.
—Estoy bien...
—¡Uhg!— Yosep se queja y se cubre la cara. Namwook se apresura a subir junto a él y detiene al señor Joo.
