Mi Secreto. (Jinx- JaekyungxKimDan)

Capítulo Treinta y Dos.

—Buenos días, señor Joo.— dejo el plato en la mesa y espero paciente a que él se siente.
—Su desayuno está listo.— aparto la bandeja y coloco una mano en mi vientre bajo, mi bebé no deja de moverse y ya me he acostumbrado un poco a la sensación.

—Siéntate.— se acomoda en la silla y señala una a su lado.
—Estás a nada de llorar, así que siéntate.

Obedezco y suspiro con alivio al sentir que deja de moverse.

—¿Durmió bien? Si quiere estar preparado para la pelea necesita descansar adecuadamente...

—Lo hago.— comienza a comer con calma. Desde que apareció, su semblante es tranquilo y las marcas debajo de sus ojos ya no son tan notorias.
—¿Ya pensaste que quieres como regalo?

—¿Lo decía en serio?

—Sí, dime qué quieres.

—Entonces...— creí que lo decía en broma, pero de igual manera no dormí pensando en que podía pedir. Eso y en la maldición.
—Una cita.— termino por susurrar.

—¿Una cita?— la confusión se refleja en su rostro.

—Sí, quiero ir al parque y ver las decoraciones que quedan de la navidad. También podemos ir a ver los alrededores, no conocemos la zona y me gustaría saber que autobuses pasan por aquí.

—Está bien.— su repuesta es rápida, ni siquiera lo pensó.
—Podemos ir ahora.

¿Sucede algo? ¿Por qué está siendo tan dócil?

—¿Se encuentra bien?— extiendo una mano para pasarla en su frente. No tiene fiebre.

—¿Tiene que pasarme algo?— agarra mi mano y la deja sobre la mesa con la suya encima. Continúa comiendo sin decir más nada y yo bajo la cabeza, avergonzado por su gesto.

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La mayor parte de las decoraciones fueron quitadas, por lo que no hay mucho por ver. El clima es frío, ideal para que Jaekyung pueda cubrirse bien y así no puedan reconocerlo.

Acomodo mi bufanda y aclaro mi garganta al sentir un hormigueo en ella. Debí haber pedido otra cosa.

—Vamos, hay una cafetería allí.

El señor Joo se dirige al local sin decir más nada y lo sigo a paso lento. Se me dificulta caminar bien hoy, quizás sea por los constantes movimientos.

El interior de la cafetería es cálido y las decoraciones están basadas en animalitos.
Nos sentamos en una zona apartada y Jaekyung se quita el gorro, pero se deja el cubrebocas.

—¿Por qué accedió a esto?

—Porque quise.— se levanta y mira hacia el mostrador.
—¿Qué quieres comer?

Lo quedo viendo por unos segundos y termino suspirar. Es imposible saber lo que piensa.

—Chocolate...— desvío la mirada hacia otra mesa y el platito con frutas llama mi atención.
—Y eso.— señalo con mi cabeza y siento la saliva acumularse en mi boca.

Jaekyung se retira y regresa a los minutos. Deja lo que pedí delante mío y abro grande los ojos al ver la fruta picada con chocolate derretido encima.

—¿Cómo supo?— llevo un pedacito a mi boca y gimo gustoso ante el sabor.
—No creo que vendan esto así...

—Le dije al empleado que estas embarazado y entendió.— desvía la mirada y lleva el taza hasta su boca.
—No andes vomitando después.