👉 12. UNA MENTIRA, VARIAS CONSECUENCIAS 👈

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A veces es conveniente comportarse como niños, quienes hacen lo contrario cuando los adultos dicen "No lo hagas". En esta ocasión, decidí actuar de esa manera. Billy me advirtió: "No estorbes", "Aléjate de Christian", "No te involucres con él". Le hice caso, pero no más. Billy tiene que entender que no me siento bien evitando a Christian; mi hermana necesita darse cuenta y dejar de ser tan posesiva con él. Y eso es algo que le voy a enseñar.

Me preparaba frente al espejo, aplicando maquillaje a mi rostro para la comida que tendríamos en unos minutos. Estaba decidida a ir abajo y empezar de nuevo con Christian. Deseaba ofrecerle mi amistad y dejar de evitarlo.

Escuché el timbre sonar y supe que era él quien había llegado. Terminé de alistarme y me observé frente al espejo; estaba segura de que estos zapatos negros combinaban perfectamente con mi vestido azul marino, así como mis accesorios y mi maquillaje.

Bajé a la sala y me encontré con él sentado sobre el sofá.

―Hola, Christian ―saludé, a lo que él volteó y me observó con una gran sonrisa.

―Lily, estás hermosa ―se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla.

Billy todavía no había bajado de su habitación, así que no tuve que aguantar ninguno de sus gestos. Por otro lado, mamá entró a la sala con un par de sodas.

―Qué bueno que vienes a visitarnos, Christian, ¿cómo has estado?

Él vuelve a tomar asiento y yo lo hago también, a su lado.

Pasan alrededor de cinco minutos cuando Billy hace su entrada en la sala, vestida de manera casual pero sorprendentemente similar a mí. Ella llevaba un vestido azul marino, aunque su diseño era distinto, ya que el suyo era de encaje y con mangas largas.

― ¡Chris! ―saluda a su amigo con un fuerte abrazo y besos en las mejillas.

Mamá nos invita a pasar al comedor, lugar en donde se encuentra mi padre preparando su especialidad: salmón a la ribereña.

Tras las presentaciones y saludos, procedemos a tomar asiento alrededor de la mesa, justo cuando el timbre vuelve a sonar.

― ¿Por qué no vas a abrir, Lily? ―me pide mi hermana, dándome la orden con la mirada.

Al ver que todos están ocupados con su platillo, decido ir a ver de quién se trata, llevándome una gran sorpresa...

― ¿Henry? ―digo, sorprendida al verlo frente a mí.

Mi amigo me ve con una radiante sonrisa, antes de entregarme un ramo de rosas rojas.

― ¿Estás lista? ―pregunta él, animado.

― ¿Lista para qué? 

Henry parece entender mi confusión, por lo que borra su sonrisa antes de explicarme.

―Billy me dijo que querías ir al cine conmigo... hoy.

Mi rostro expresa una mezcla de emociones: confusión, enojo y pena.

―No era cierto, ¿verdad? ―pregunta a lo que mi silencio le responde―. Lo siento, soy un tonto. Olvida esto, ¿quieres?

Él da media vuelta y se aleja, negando con la cabeza.

― ¡Henry, espera!

Lo sigo y sujeto su brazo para que se detenga. No puedo creer que Billy haya sido capaz de hacer esto, engañar a Henry y engañarme a mí. Estoy segura de que ella hizo esto por una sola razón: mantenerme ocupada. 

― ¿Quieres quedarte a comer? Mi padre preparó salmón a la ribereña ―lo invito con una sonrisa.

Él parece dudarlo, pero termina asintiendo.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora