👉 29. PESADILLAS REALES 👈

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La confianza es algo muy importante para mí. Es lo más valioso y representativo que tengo. Una vez que la pierdo en una persona, es muy difícil volverla a recuperar.

En el pasado, después del terrible acontecimiento que marcó mi vida para siempre, las personas más significativas para mí, mis padres, no creyeron en mí; desde ese momento supe que la confianza no se la gana cualquiera, sino solo las personas especiales.

―Gracias por confiar en mí ―susurro, acercándome a abrazarlo.

―Te creo, Lily. Confío en ti y estoy dispuesto a ayudarte hasta las últimas consecuencias.

Me separo de él unos centímetros y le ofrezco una gran sonrisa, una sonrisa llena de agradecimiento, seguridad y alivio.

―No estás sola en esto, me tienes a mí ―susurra, haciéndome sentir bien.

Christian eleva sus manos a mis mejillas y acerca mi rostro al suyo, besándome en los labios. Cierro los ojos, sumergiéndome en sus besos tiernos y delicados que me hacen olvidar las penas que me afligen. Mis manos se alzan para rodear su cuello, continuando el beso y dejando que lo intensifique aún más...

―Buenas noches.

Ambos nos separamos de inmediato al escuchar la voz de un hombre cerca de nosotros. Veo que se trata de un hombre elegante, bien vestido con un traje oscuro. Él se encuentra parado a unos metros de distancia.

―Papá... ―susurra Christian.

Al prestarle más atención a aquel hombre, efectivamente, tiene parecido a Christian. El señor es alto, fornido y, como lo noté antes, elegante. Su traje azul marino le queda bien; su cabello castaño se encuentra perfectamente peinado hacia atrás en una pequeña coleta, pues, al igual que su hijo, el hombre tiene el cabello rizado, pero largo.

―Creí que no tenías permiso de recibir... visitas ―dice su padre, escaneándome con la mirada.

―Lo siento, ya se iba ―susurra mi... ¿Amigo, novio?

―Sí, ya me voy. Lo siento ―susurro, nerviosa por la mirada de aquel hombre.

― ¿Quién eres?

―Soy Lily.

―Mi novia.

Me es imposible ocultar la sonrisa que aparece en mi rostro al escuchar sus palabras. Así es; Christian, el chico más guapo, inteligente, confiable, bondadoso y, en pocas palabras, el chico perfecto, acaba de confirmar frente a su padre que soy su novia.

―Pero ella ya se tiene que ir, así que continúa con tus reuniones ―dice Christian, algo molesto.

―Bien, con tu permiso, Lily ―se despide el hombre, a lo que asiento con una diminuta sonrisa.

Veo como se retira para acercarse a una guapa mujer, mucho más joven que él.

―Otra chica más que le interesa a mi padre ―susurra, explicándome con molestia y cansancio.

― ¿Por eso discutiste con él?

―Siempre discutimos, pero las noticias de esta mañana hicieron que mi ánimo fuera insoportable, por lo que perdí el control y terminé gritándole.

― ¿En qué trabaja tu padre? Viste muy elegante.

―Es un hombre de negocios, pero mejor no hablemos de él.

Asiento, tomando su mano.

―Ya me tengo que ir.

― ¡No! Lo que le dije a mi padre fue mentira para que nos dejara solos. En realidad, no quiero que te vayas.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora