👉 36. UN ENTIERRO SIMILAR AL ANTERIOR 👈

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Las luces parpadeaban a nuestro alrededor, haciéndome olvidar, por momentos, aquel aterrador suceso.

Observaba con atención mi entorno rodeado de luciérnagas, mientras que Christian me tomaba de la mano, sonriéndome con cariño.

― ¿Te sientes mejor? ―pregunta, cuidadoso.

―A tu lado todo es mejor ―le sonrío y él se acerca a abrazarme.

Se supone que en estos momentos él estaría compitiendo para formar parte del equipo representativo de baloncesto, y yo me encontraría apoyándolo desde las gradas del auditorio... Pero todo es tan variable. Todo puede cambiar en cualquier instante.

―Gracias por estar aquí y apoyarme ―admito con nostalgia.

―Siempre estaré aquí, contigo, Lily.

Sonrío bajando la mirada, pero Christian me toma el mentón y levanta mi rostro para limpiar mis lágrimas con su pulgar.

―Eres lo más importante para mí... ¿Por qué no huimos?

― ¿Huir? ―pregunto con una sonrisa.

―Sí, yo no soporto a mi padre y tú no soportas a Billy. Vámonos juntos: tú, yo y Chéster, solo los tres.

Amplío mi sonrisa ante la gran idea.

―Me encantaría, pero...

― ¿Pero?

―No puedo hacerlo ―confieso, regresando a la terrible realidad―. No puedo huir como lo hice en el pasado. No quiero escapar y fingir que nada ha ocurrido, cuando no es así. Ahora tengo que hacer las cosas diferentes y enfrentar mis problemas. Christian, tengo que decirles a mis padres lo de Billy.

―Pero tu mamá...

―Primero se lo diré a mi padre. Él sabrá cómo decirle todo a mi mamá.

Christian me ve con duda.

― ¿Estás segura?

―Sí ―asiento, a lo que él sonríe, confiando en mí.

―Pase lo que pase, siempre estaré contigo.

Sonrío, sintiendo lágrimas acumularse en mis ojos.

―Gracias ―susurro, antes de acercarme a él y besarlo en los labios.

Él me corresponde con cariño, pasión y deseo. Siento sus manos apretar mi cintura, acercándome más a él. Rodeo su cuello con mis brazos y así, poco a poco, terminamos acostados sobre el suelo...

―Te amo ―susurra, viéndome con amor.

―Yo también ―le respondo, viendo sus hermosos ojos color miel.

Christian vuelve a besarme de forma apasionada, de tal manera que no logro seguirle el beso y tan solo me dejo llevar.

Ese cosquilleo típico vuelve a aparecer en mi cuerpo, al mismo tiempo en que sus labios pasan de mi boca a besar mi cuello. Trato de ignorar aquella extraña sensación y me concentro en besarlo, así como en sentir sus manos tocar mi piel.

―Te amo... ―vuelve a susurrar sobre mis labios, antes de proceder a desabotonarme la blusa.

Cierro los ojos al sentir aquel cosquilleo hacerse más presente. Christian besa mi cuello, descendiendo por mi clavícula hasta llegar a mis pechos. Él intenta deshacerse del sostén, pero lo detengo.

―No... ―digo sin aliento, pues ahora entiendo el significado de aquel cosquilleo: incomodidad.

No entiendo la razón de ello, pero lo único que quiero es alejar a Christian de mí y salir corriendo.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora