ECOS DEL PASADO

👉 17. DE AMIGOS A ENEMIGOS 👈

"La traición de un amigo duele más que la de un enemigo" 

No había sentido el verdadero significado de aquella frase, hasta ahora. 

Observar el dolor, la decepción y el profundo odio en los ojos de Christian me hizo estremecer. No podía ni imaginar lo que estuviese experimentando en este momento, ese horrible sentimiento de descubrir que la persona en quien más confiabas, a quien llegaste a querer y con quien formaste un fuerte vínculo, era en realidad el enemigo.

Sak, el mejor amigo de Christian, Henry y de Billy, era el enemigo, el asesino de Evelyn.

― ¿Por qué lo hizo? Se supone que eran amigos, ¿no?

Lo éramos, pero desconocíamos de lo que Sak era capaz. Él no está bien. Estaba obsesionado de Evelyn y de todas las chicas que secuestró.

Bajo la mirada, aturdida, ante aquel acontecimiento.

―No creo que Billy haya ido a verlo, quizás fue...

― ¿Al hospital? ¿A alguna oficina? ¿A la iglesia?

Niego nuevamente, dándome cuenta de que las opciones son escasas.

―Además, solo los sábados son días de visita en el reclusorio.

Quedo pasmada al saber que lo más probable es que Christian tenga razón, ya que Billy hizo lo mismo la semana pasada.

―Pero, ¿por qué iría a visitar al asesino de su mejor amiga?

―No estoy seguro, pero temo que pueda estar manipulándola.

Christian me toma de las manos, viéndome fijamente a los ojos y pidiéndome ayuda con la mirada.

―Sak es peligroso, un mentiroso y manipulador de primera. Sea cual sea su plan, estoy seguro de que no traerá nada bueno. ¡Debemos mantenerlo alejado de Billy! ―pide a lo que yo asiento sin dudar.

No permitiré que aquel asesino manipule a mi hermana.

💠🔷💠

Las horas pasaron tan rápidamente que no me di cuenta. Christian, Chéster y yo ya estábamos de vuelta en el parque, donde mi celular recuperó la señal y empezó a recibir cientos de notificaciones, mensajes y llamadas perdidas. Al ver la cantidad de llamadas de mis padres y de Billy, me preocupé.

―Me encantó pasar tiempo contigo, Christian, pero debo regresar a casa ―digo, despidiéndome con un abrazo de él y acariciando la cabeza de Chéster.

―No te olvides de lo que hablamos ―me pide, refiriéndose a lo de Billy.

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Al llegar a casa, mis padres me regañan por obvias razones: uno, salir de casa sin consultarles, dos: no contestar sus llamadas ni mensajes, y tres: por llegar tarde a casa.

― ¿Ves lo peligroso que es estar allá afuera y tú sales así, nada más? ―me regaña mi madre.

―Solo fui a caminar ―miento, usando el mismo pretexto que Billy usó conmigo la semana pasada. 

―Pudiste haber avisado antes, ¿no? ―cuestiona Billy, ganándose una mala mirada de mi parte, ya que ella es la menos indicada para regañarme.

―Bueno, creo que Lily ya entendió lo que no debe de hacer, ¿no es así, Lily? ―dice mi padre, a lo que asiento lentamente.

―Ya no volverá a repetirse ―les prometo.

Mi familia termina de regañarme y me permite comer en paz. Sin embargo, como era de esperarse, mi tranquilidad no dura mucho, ya que Billy aparece en el comedor para sentarse frente a mí.