👉 10. PEQUEÑAS VERDADES 👈

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Existen dos tipos de relaciones entre hermanas: aquellas en las que existe plena confianza, amistad y comodidad, en las que, sin importar si estás pasando por buenos o malos momentos, sabes que siempre tendrás a tu compañía favorita, como la relación que existe entre Sara y Saraí.

Por otro lado, hay relaciones en las que te sientes solo, incluso cuando tu hermana o hermano está contigo. Puede que sientas que no hay confianza plena, que el vínculo no se fortalece, o simplemente, que no tienes suficiente apoyo de su parte. Son esas relaciones donde un día se pueden sentir como los mejores hermanos del mundo y al siguiente no pueden ni verse en pintura... eso era lo que Billy y yo teníamos.

― ¿Alguna vez se han peleado entre ustedes? ―les pregunto a las gemelas que tengo frente a mí.

Ambas dejan de platicar entre ellas y me prestan atención.

― ¡Claro! La última vez fue porque Saraí no me devolvió limpio el vestido que le presté ―dice, entre recuerdos.

― ¿Por cuánto tiempo permanecieron enojadas? 

―Eh... ¿Una hora?

―Sí, algo así ―confirma Sara, antes de darle una gran mordida a su sandwich.

― ¿En serio? ―digo, sorprendida―. ¿Cuándo fue la vez en que permanecieron por más tiempo molestas?

Las gemelas lo piensan durante un par de segundos.

―Cuando Sara me acusó ante nuestro padre de haber faltado a la clase de natación para ir a comer pizza con un chico, me enojé tanto que no te hablé durante toda la tarde. ¿Lo recuerdas?

Saraí comienza a carcajearse por los recuerdos que le trae aquella anécdota.

― ¡Claro que sí! Eso fue hace más de diez años, ¿no? Éramos unas niñas.

Ambas asienten y comienzan a reír.

Quedo impactada al darme cuenta de que, efectivamente, las dos son tal para cual. Ambas tienen un vínculo inquebrantable.

―Tienen una muy bonita relación ―concluyo, conmovida, al saber que Billy y yo nunca podremos tener algo así.

―Sí ―dicen al unísono antes de volver a reír.

Intento sonreír, pero me resulta imposible; no me siento bien. Al parecer, las gemelas entienden el significado de mi mirada, ya que la observan y notan que estoy mirando a Billy. Mi hermana está sentada frente a Christian, conversando con él, alegremente.

―Por lo que podemos observar, Billy y tú no tienen una muy buena relación.

―Es complicado ―digo, regresando mi mirada hacia Sara―. Es una larga historia.

―Creo que tenemos el tiempo suficiente para escucharte ―dice ella, viendo la hora en su celular.

― ¿Por qué no se llevan bien? ―pregunta Saraí.

Mi mente evoca recuerdos pasados, recuerdos dolorosos que, a pesar de mis esfuerzos por dejarlos atrás y olvidarlos, simplemente persisten. No puedo olvidar el pasado.

―Cuando Billy y yo éramos pequeñas, éramos inseparables. Sin embargo, con el paso del tiempo, nuestra relación cambió; Billy se volvió más distante y parecía estar celosa.

― ¿Celosa? ¿Por qué? 

―Porque, según ella, mi abuela me quería más a mí. Pero eso es mentira, porque mi abuela siempre nos amó por igual.

Me resulta imposible olvidarla; es como si la tuviera frente a mí: su sonrisa tan dulce y única, sus mejillas rosadas decoradas con encantadoras pecas, sus ojos negros rebosantes de luz y cariño. Recuerdo claramente las arrugas de su rostro, al igual que su cabello plateado.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora