👉 45. ERRORES IMPERDONABLES 👈

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Estar frente a la mansión de Christian me trae varios recuerdos y sensaciones...

Todas las veces que he venido aquí han sido para buscar seguridad y apoyo. Sin embargo, en esta ocasión era diferente.

Veo a Chéster acercarse corriendo hasta las rejas; tras él, viene Christian.

― ¡Viniste...! ―exclama en un susurro con emoción en la mirada.

Él luce diferente, o quizás así sea como lo percibo después de saber la verdad. Christian parece cansado, como si no hubiese dormido por días. Tiene grandes ojeras marcadas y la piel demacrada.

―Pasa, por favor ―dice al abrir las rejas.

Me adentro a la mansión, siendo guiada por él hasta el interior de la casa.

―Ven, hablemos. Tenemos poco tiempo, antes de que mi padre vuelva ―dice al llegar al sillón y ofrecerme un asiento a su lado.

Christian me observa con esa dulzura que en el pasado amé, pero ahora aborrezco.

―Gracias por confiar en mí, amor. Sabía que te darías cuenta de que Billy solo quiere separarnos.

―Dime la verdad ―lo interrumpo, viéndolo con súplica―. ¿Qué pasó con esas chicas?

Frunce las cejas ante mi pregunta.

―Yo no...

―Por favor. Vine aquí porque confío en que tú serás sincero conmigo. Si en verdad me amas, aunque sea un poco, confía en mí. Si Billy dijo la verdad y tú...

― ¡No! ¡Billy miente!

― ¡No me importa que hayas asesinado a esas chicas! ―miento, a lo que parece funcionar, pues él me observa con sorpresa.

― ¿Cómo?

―Lo que hayas hecho en el pasado... Ya pasó, Christian. Solo quiero saber si tú lo hiciste y por qué. Juro que no voy a juzgarte, ya que también me he equivocado. Yo también tengo un horrible pasado que me gustaría dejar atrás ―digo, haciendo referencia a lo ocurrido con la abuela.

Christian me observa, analizando cada una de mis palabras.

―Dime la verdad, amor ―susurro, subiendo mis manos para acunar sus mejillas―. Yo siempre confié en ti, ahora es tu turno de hacerlo ―digo con delicadeza.

―Tú... ¿Me amas?

Frunzo las cejas, pero asiento de inmediato.

― ¡Claro que sí! ¿Cómo no voy a amar a la única persona que creyó en mí?

―Di que me amas ―pide en súplica.

Decirle "Te amo" antes no era difícil, pero ahora...

―Yo... te amo, Christian ―digo en mentira.

Él sonríe de manera auténtica, una sonrisa que llega a sus ojos, provocando que estos se llenen de lágrimas. Él sube su mano a mi nuca y me acerca a él para besarme con delicadeza, con cariño, como si de verdad estuviera enamorado de mí.

No quiero que sospeche de mi mentira, por lo que le sigo el beso, pensando que todo lo hago por ellas, por esas chicas que fueron sus víctimas.

Al separarnos, nuestras mejillas se encuentran húmedas a causa de nuestras lágrimas, pues sin darme cuenta, he llorado durante el beso.

―Yo también te amo, Lily ―susurra, limpiando mis mejillas con sus pulgares―. Tú, Evelyn y mi madre... Son las únicas mujeres que he amado.

Me quedo en silencio, en espera de que me confiese todo.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora