👉 24. MISTERIOS EN DESCUBIERTO 👈

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Nunca había estado en un lugar como este.

Podía sentir la felicidad, la tristeza, el coraje y el deseo de libertad.

Mientras esperaba a Sak, observaba a los visitantes llegar felices por ver a sus familiares, amigos o pareja, pero, al mismo tiempo, podía ver el dolor en sus miradas. Un dolor de no poder estar juntos por más tiempo, ya que solo contaban con una hora para hablar.

Veía lo enojados que se ponían los reclusos al escuchar la campanita que tocaban los oficiales, indicándoles que su hora había terminado. Su deseo de libertad se percibía en sus miradas y en los gestos que hacían al despedirse de sus visitantes. ¿Cómo Billy podía soportar un ambiente así?

Veo que un chico se sienta frente a mí, al otro lado del cristal. Es un joven alto y delgado, está golpeado, tal y como me lo informó aquel oficial de la entrada.

Él es Sak.

Me observa con atención, estudiándome con la mirada. Sus ojos verdes me escanean de arriba a abajo, percatándose de que yo no soy Billy. Sus cejas oscuras, del mismo color que su largo cabello, se fruncen. Su semblante serio pasa a ser de diversión, ya que me ofrece una sonrisa ladeada.

Sak toma el teléfono con su pálida mano, el cual se encuentra colgado en su esquina derecha. Al ver que él espera la misma acción de mi parte, también tomo el teléfono que se encuentra a mi izquierda.

Al otro lado de la línea solo escucho su respiración.

― ¿Qué haces aquí? ―me cuestiona, con un tono de voz grave y fuerte, tal y como parece ser su personalidad―. ¿Dónde está Billy?

―Ella no vendrá, ni hoy, ni nunca ―digo, pero mis palabras no parecen provocar ninguna reacción de su parte.

―Te lo preguntaré por última vez: ¿Qué quieres, Lily?

El hecho de saber que él sabe sobre mí parece causar una reacción de mi parte: confusión.

―Quiero que dejes en paz a mi hermana ―le exijo con claridad―. Alejate de ella y no la metas en problemas, asesino.

Sak, al contrario de lo que esperaba que hiciera, sonríe, terminando con una carcajada.

― ¿Asesino?

Frunzo las cejas, al mismo tiempo en que asiento con la cabeza.

―Eso es lo que eres ―digo con molestia al verlo tan tranquilo―. Tú asesinaste a Evelyn y estoy segura de que también eres el responsable de las desapariciones de las chicas.

Sak continúa riendo, sin importarle la gravedad de mis palabras.

― ¿Qué es lo que te da gracia?

―Billy tenía razón contigo; ella decía la verdad cuando me dijo que eras muy ingenua.

Mi rabia aumenta al escuchar que me ofende de esa manera. Sin embargo, no puedo defenderme de sus palabras, ya que él continúa:

―No sabes nada, Lily. Eres muy inocente.

― ¿De qué estás hablando?

―Yo no soy la persona indicada para decirte la verdad, pero tan solo te diré algo, Lily: yo no maté a Evelyn.

Sus palabras me dejan sin aliento.

―No soy un asesino. Y si estoy aquí, es por injusticia.

―Estás mintiendo, quieres manipularme como lo hiciste con Billy.

―Yo no he manipulado a nadie. Billy sabe perfectamente que yo soy inocente.

Niego, al mismo tiempo en que varios recuerdos vienen a mí.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora