👉 46. FINAL 👈

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¿Por qué tantas cámaras de seguridad?

¿A quién vigilaban desde aquí?

¿Qué es lo que esconden?

Por un momento pensé que Christian lo había visto todo, sin embargo, no fue él quien lo vio.

―Hola, Lily.

Al escuchar su voz, me tenso por completo.

Doy media vuelta y me encuentro con Calixto frente a mí.

―Siempre supe que mi hijo era un idiota, por eso siempre lo vigilé, como ahora ―dice, observando las cámaras de la sala, el jardín y los pasillos.

Calixto da un par de pasos frente a mí, lográndome intimidar con su porte lleno de seguridad y poder.

―Sabía que en cualquier momento Christian cometería un error, y lo acaba de hacer: confesarte todo. Mi pobre hijo es un iluso que creyó en ti ―hace una mueca de pena.

El hombre da otro paso al frente, pero yo ya no puedo retroceder más, pues mi espalda choca con el escritorio. Calixto sonríe al saber que le tengo miedo, a pesar de que trato de ocultarlo.

―Por suerte, el estúpido de mi hijo tiene a un padre como yo: inteligente.

Calixto sube su mano hasta mi rostro, en donde aparta mi mechón de cabello, poniéndolo tras mi oreja y descubriendo de esa manera el audífono escondido. Él lo toma y lo aprieta con su mano hecha puño.

―No voy a perderlo todo por culpa de una niña como tú ―susurra con voz tensa.

El hombre baja la mirada a mi camiseta, sospechando que en el interior escondo un micrófono. Con movimientos rápidos, me acerca a él e intenta desprenderme el pequeño aparato que se encuentra bien ajustado en el interior de mi camiseta.

― ¡No! ―grito y empujo su mano para que no me toque; sin embargo, no soy yo la que lo detiene...

― ¡Suéltala! ―grita Christian.

Al escucharlo, Calixto me abraza por el cuello y me amenaza con una pistola que no sé en qué momento sacó.

Cierro los ojos con fuerza al sentir aquel metal frío hacer presión contra mi cabeza. Sujeto el brazo que me rodea el cuello y suplico mentalmente porque este no sea mi final.

― ¡Suéltala, Calixto! ―vuelve a exigir Christian―. Si no la sueltas, juro que...

― ¿Me matarás? ―pregunta el hombre que, tras el asentimiento de Christian, da una carcajada―. Tú no eres lo suficientemente hombre como para tener el valor de, por lo menos, amenazarme, Christian.

El chico frente a mí observa a su padre con una mirada de odio y desprecio, aprieta sus manos en puño y se tensa por completo.

―No me hagas perder el tiempo y escúchame. Esto es lo que haremos: tú te apartaras de la salida y me dejarás marchar con Lily, mientras que tú te quedas aquí, quieto y en silencio, ¿entendido?

El chico niega de inmediato, oponiéndose rotundamente al plan de su padre.

― ¡No! No voy a dejar que te la lleves como lo hiciste con Jessica ―confiesa, a lo que deseo que el micrófono siga funcionando para que Fabiola pueda escuchar esto.

―Si no fuera por mí, Jessica estaría muerta como Evelyn.

Tras las frías palabras de su padre, Christian se enfurece y se acerca a nosotros, pero su padre lo detiene con una amenaza:

― ¡Detente o la mato!

Me quejo al sentir que aquel hombre aprieta mi cuello con su brazo mientras ejerce más presión en la pistola.

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora