👉 44. OLVIDAR EL PASADO 👈

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SARA

¿Alguna vez han tenido a un mejor amigo?

Esa persona que les hace feliz, que los apoya, los hace sonreír, que está a tu lado... siempre.

Yo sí, y mi primera amiga fue ella: Mónica.

A ella la conocí hace 10 años, cuando Saraí y yo teníamos 7 años. Aún recuerdo cómo nos conocimos, pues las tres estábamos en cursos de natación, solo que Mónica pertenecía al equipo contrario. Nuestro comienzo no fue el mejor, ya que comenzamos con una pelea.

Recuerdo que, aquella tarde, encontré a Saraí llorando en los vestidores porque una chica la había molestado. Saraí me describió a la chica y yo, llena de rabia por haber visto a mi hermana llorar, salí corriendo de los vestidores para enfrentarme a aquella tonta niña que había tenido el valor de molestar a mi hermanita. En cuanto encontré a la chica, me lancé contra ella: jale su cabello, rasguñe sus brazos y, al final, caímos las dos a la piscina.

Mi hermana, al ver el escándalo que había hecho, comenzó a gritarme: "¡Ella no es!"

En ese momento, la vergüenza y la culpa me consumieron; había lastimado a una pobre chica inocente... y así, conocí a Mónica.

Los días siguientes me acerqué a ella con toda la intención de conseguir su perdón, y, aunque fue difícil al principio, terminamos en convertirnos en las mejores amigas. A partir de ese momento, mi hermana y yo teníamos a la chica que nos defendía de todos y contra todos. A partir de ahí, estábamos completas...

Aún recuerdo nuestras risas en la escuela, nuestras fiestas, nuestras competencias de natación, nuestras bromas. Saraí, Mónica y yo éramos como una sola, pues una no podía vivir sin la otra. Mónica se había convertido en nuestra hermana. Estaba segura de que Samantha nos la había mandado. Hasta qué... todo se repitió.

Un día, Mónica faltó al instituto; nosotras le mandamos mensajes, pero ella nunca nos respondió. En la tarde, nos dimos cuenta de que los padres de nuestra amiga la estaban buscando, puesto que ella estaba desaparecida. Mi hermana y yo hicimos todo lo posible por encontrarla, pero los días pasaron y Mónica nunca volvió.

Llegue a pensar que Mónica, al igual que Samantha, estaba muerta en algún lugar, pero me negué. Mi mejor amiga no podía estar muerta; ella debía de estar viva en algún lugar... Así que no me rendí y nunca paré de buscarla junto a Saraí, pues las dos teníamos la esperanza de volverla a ver a los ojos y... abrazarla.

Ahora la tenía frente a mí.

Estaba segura de que era ella. Que la chica frente a mí era Mónica; ya que, a pesar del cambio de su físico, ella nos daba esa mirada... la misma que nos daba ella.

―Mónica... ―susurró Saraí, dando un paso al frente.

La chica pelirroja sonrió con lágrimas resbalando por sus mejillas y, ahí, confirmé que era ella.

Ambas corrimos hasta llegar a ella y abrazarla, abrazarla con tanta fuerza, sin querer que se fuera de nuestro lado. Las tres comenzamos a llorar. Un revuelto de sentimientos nos oprimía el corazón a cada una.

Pero, sobre todo, estaba feliz.

¡Mónica había aparecido!

¡Mónica estaba viva!

¡Mónica estaba entre mis brazos!

Mi mejor amiga... había vuelto.

💠🔷💠

LILY

Cuando las gemelas se percataron de la presencia de Mónica, lucieron confusas; esa confusión se transformó poco a poco en sorpresa. Ambas arquearon las cejas, observando cada detalle de la chica pelirroja. Sabía que la habían conocido, puesto que un par de segundos después, Saraí susurró su nombre:

ECOS DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora