Debí haber venido a casa cuando papá llamó y me dijo que la abuela estaba enferma.
Maldición, creí que tendría tiempo. No lo tuve.
Acabábamos de aterrizar en algún lugar de medio oriente cuando mi sargento me pidió que me quedara en el avión. Todos descendieron mientras yo me preguntaba qué había hecho mal.
Reynolds se quedó abajo, mirándome y esperando. Pero se fue cuando el sargento hizo una seña y dijo las más horribles palabras: tu abuela murió.
Mierda.
Todo fue un borrón oscuro y lo próximo de lo que fui conciente fue que estaba aterrizando en el Seattle-Tac y mi mejor amigo me estaba esperando para llevarme a dónde estaba mi familia.
Por supuesto, Phoebe es lo primero que veo cuando entro en la sala de la funeraria; mi chica luce increíblemente hermosa como sabía que sería. Ella y su mamá lucen idénticas.
Pero mi sentido del deber me lleva primero hacia mi papá, que luce destrozado, sus brazos me atrapan con un apretón fuerte.
—Hijo. —ahora soy casi tan alto como él—. Gracias por estar aquí.
—Tenía qué venir, papá.
Él se aparta solo porque mi mamá ya está detrás de él con los ojos rojos y llorosos, nuevas lágrimas acompañan su sonrisa.
—Mi bebé. —me besa la frente y le devuelvo el abrazo—. Dios, te extrañé tanto.
Se aparta sin soltarme y me mira de pies a cabeza para asegurarse que estoy completo.
—También te extrañé, mamá.
Ella me abraza otra vez, luego se hace a un lado porque Maddie está lista para darme la bienvenida. Mi hermana tiene los ojos llorosos igual que mamá.
—¡Oh, Jamie! ¿Cómo estás, hermanito? —me besa ambas mejillas antes de apartarse.
—Bien.
Marcie casi la empuja de la emoción por alcanzarme.
—¡Jimmy Boy! Carajo, te extrañé muchísimo. —gruñe, forzándome a agacharme para pasar sus brazos por mis hombros—. Pero te prohíbo ser más alto que yo.
Mi otra hermana mayor se ríe y juega, pero no me pasa desapercibido que sus ojos están rojos igual a los de mamá. Ella podrá ser dura, pero la abuela Judy era una segunda madre para todos nosotros.
—Prometo que no lo hago a propósito. —le digo, mis ojos se mueven de nuevo a mi chica.
Ella y sus padres nos siguen mirando con asombro, o tal vez es solo a mi porque no tuve tiempo de cambiarme el uniforme. Marcie palmea mi espalda.
—Ve con Phoebe, estoy segura de que se alegra de verte casi tanto como yo.
—Por supuesto.
Camino en su dirección y se pone de pie, su mamá también lo hace. Antes de que pueda alcanzarlas, el señor Grey se interpone.
—Jamie. —estira su mano para que la estreche—. Me alegra verte sano y salvo.
Tomo la mano de mi suegro.
—Gracias, señor.
La señora Grey aparece a su lado y me abraza justo como hizo mi madre.
—Oh, Jamie, ¡Qué alto estás! —una risita divertida—. Creo que a Ted también le vendría bien enlistarse.
Mi mejor amigo pone los ojos en blanco a su madre y su papá le dirije una mirada dura. Harry estrecha mi mano en un apretón y puedo apreciar que ya no luce como el pequeño niño que recordaba.
Entonces Phoebe se acerca.
Sus bonitos ojos azules se llenan de lágrimas mientras me observa, me mira de arriba a abajo como hizo mi madre y cuando está satisfecha con lo que ve, se lanza a mis brazos.
—¡Jamie!
La levanto del suelo cuando la abrazo para acomodar mi cabeza junto a su cuello y sus pies se balancean, sus brazos delgados me impiden ver cualquier cosa que nos rodea.
—Nena... Te extrañé tanto. —susurro solo para ella—. Han sido unos malditos largos meses.
—Lo sé.
Phoebe llora y sus lágrimas humedecen el hombro de mi uniforme. La sostengo por algunos minutos, luego la bajo dándome cuenta que todos los Grey se apartaron.
—Siento tanto lo de tu abuela Judy, Jamie. Quisiera que ella te hubiera visto justo ahora.
—Yo también.
Sé que no es el lugar ni el momento, pero me gustaría besar a mi novia de forma apropiada sin las miradas curiosas de su familia y la mía. Miro alrededor y veo un pasillo a la izquierda.
—Nena, ven. —tomo su mano y la llevo conmigo, pero los Kavanagh se interponen—. Hola tía Leila y tío Ethan.
Mi tía se acerca a abrazarme y le devuelvo el abrazo sin soltar la mano de Phoebs.
—¡Jamie, por Dios! ¡Mírate!
El tío Ethan me palmea la espalda.
—¡Muchacho, que alegría verte! —sus cejas se fruncen inmediatamente—. No en esta circunstancia, pero es bueno... Tú sabes a lo que me refiero.
El mejor amigo de mi novia aparta a su papá y también extiende su mano para un saludo.
—Hermano, siento mucho lo de tu abuela. —su apretón es fuerte—. Pero papá lo dice en serio, todos estamos felices de verte.
—Lo sé, y gracias a todos por estar aquí. —giro la cabeza para mirar a mi padre—. Sé que papá lo aprecia mucho.
Todos miran en la misma dirección que yo para ver al detective Luke Sawyer acurrucado en el pecho de mi madre con evidente tristeza.
Si alguna vez iba a ver a mi papá derrumbarse, definitivamente sería hoy.
Termino los saludos con los Kavanagh y sigo por el pasillo con Phoebe agarrada de mi mano, el camino termina en una amplia sala frente a algunas oficinas desocupadas. Solo entonces pongo a mi chica frente a mi y sonrío.
—Por fin estamos a solas. —le digo y ella asiente.
Sus manos aprietan mis mejillas cubiertas con una ligera barba de tres días.
—He soñado con volver a besarte desde que te fuiste.
—Yo también. —confieso.
El jodido Reynolds se ha divertido montones tratando de sacarme de quicio, diciendo que Phoebe se olvidará de mi. Alejo los pensamientos de ese imbécil de mi cabeza y hago lo que en verdad quiero.
Beso a mi chica.
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.MariaTeresaGuzmn muchas felicidades por tu cumpleaños 🥳❤️✨
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Nosotros (Mío #5)
FanfictionQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.