¿En qué estaba pensando cuando decidí que esto era una buena idea? No lo sé. Ilusamente creí que mi trabajo estaría enfocado a organizar equipos de vigilancia, entrenar al personal y desarrollar tecnología inteligente... No estar atrapado en malditas reuniones.
Vuelvo a la oficina después de una reunión con un nuevo cliente que quiere seguridad especial para su torre de edificios, un cabrón extravagante que quiere detector de bombas en la paqueteria. ¿Qué clase de jodidos paquetes recibe?
Presiono el botón para el ático y espero para introducir el código mientras miro a la cámara. Ahora que Reynolds dejó de lloriquear por mi hermana, pudo trabajar en la programación de un sistema de seguridad con reconocimiento facial para nuestra oficina.
Es un cabrón listo, lo reconozco.
La puerta del ascensor se abre en el último piso y salgo, mi mirada atraída inmediatamente por el par de cabezas rojas que están sentadas en el sofá cuchicheando y riendo.
—¿Qué hacen aquí? —me quejo en voz alta de mis hermanas—. ¿No deberían estar en el trabajo?
O al menos una de ellas, considerando que Maddie decidió tomar vacaciones adelantadas mientras su estúpido ex prometido termina con los trámites para su traslado.
Marcie es la primera en fruncir las cejas, ambas encorvadas sobre una hoja de papel.
—Estamos visitando a nuestro hermanito, ¿Tienes que ser tan grosero?
Me señalo a mi mismo.
—¿A mí? ¡He estado fuera todo el puto día!
Ni siquiera Reynolds estaba aquí, gracias a Dios, porque lo último que necesito es regresar y encontrar a mi hermana y a mi socio desnudos en el sofá... Otra vez.
Ahora es Maddie la que resopla.
—Hermano, lo siento mucho por aparecer así de sorpresa, pero necesitaba hablar con Marcie sobre algo. —ella parece recordar los papeles en su mano y los esconde detrás de su espalda—. Y ya sabes que ella siempre está aquí cuando tiene tiempo libre.
O sea todo el puto tiempo, omito decir.
Exhalo un suspiro frustrado y decido que, ya que están aquí y me he perdido mucho del drama, podría ponerme al corriente con sus vidas.
—Bien, entonces díganme qué está pasando. —camino hasta el sofá y me siento frente a ellas—. ¿Qué es eso tan importante que estás escondiendo?
Las mejillas de mi hermana se ponen del color de su cabello y le dirige a Marcela una mirada nerviosa.
—No, nada, solo una publicidad que recibí sobre... —sus ojos siguen yendo en dirección a Marcie—. Un nuevo proyecto.
Ajá.
—Claro. ¿Y tú, Marcie? ¿No deberías estar en el bar haciendo cosas de gerente?
Mi hermana mayor apoya una bota sobre su otra rodilla y frunce las cejas porque parecer molesta siempre ha sido su mejor defensa.
—Me estoy tomando unos días libres para acompañar a mi gemela en su dolor, ¿No puedo hacer eso? Jesús, Jamie... Creí que serías más comprensivo.
—Lo soy. —me señalo—. Solo que no entiendo por qué no pueden ser comprensivas en su propia casa, después de todo, viven juntas. —antes de que pueda hablar, la interrumpo—. Y no, el hecho de que Reynolds viva aquí no te hace una inquilina.
Maddie se ríe de la frustración de su gemela y la otra solo tuerce la boca en un gesto de fastidio.
—Me molestas, Jimmy Boy. Juro que cada día te pareces más a papá.
Lo sé.
He visto fotos y escuchado suficientes anécdotas de mi madre y de la abuela Judy para saber cómo era papá cuando tenía mi edad. Claro, me falta arrogancia pero para eso tengo a Phoebe, mi esposa acaba con todo vestigio de altanería.
—Aún no contestas la pregunta sobre qué hacen aquí las dos.
Madison abre la boca para protestar pero es Marcela la que siempre las saca a ambas del problema, sobre todo porque es mejor mintiendo que Maddie.
—Bueno, no queríamos que lo supieras así, pero Maddie está pensando en mudarse de la casa de papá y mamá.
A nuestra hermana casi se le salen los ojos de sus órbitas por la sorpresa.
—¿Qué? ¿Cuándo dije que quería mudarme?
Marcie le dedica una mirada intensa, lo que hace que Maddie recuerde la mentira y trate de corregir sus palabras.
—Es decir, si, quiero mudarme. —una sonrisa forzada aparece en sus labios—. Quiero probar la independencia y me preguntaba si tenías habitaciones disponibles.
Mierda.
Si papá o mamá creen que esto fue mi idea, me van a patear el culo a lo grande. Intento pensar en una forma suave de rechazar la idea de mi hermana.
—En realidad no tenemos espacio desde que Reynolds, Ted y Jase se mudaron aquí.
Y cada una de esas habitaciones tiene una pareja porque Marcie, Jenny y la chica en turno de Jase pasan aquí demasiado tiempo. Marcie pone los ojos en blanco.
—¿Y qué hay de esa habitación? —señala a la principal—. Phoebe y tú ya no viven aquí.
Carajo, mis hermanas pueden ser verdaderas molestias cuando se lo proponen.
—Pero Phoebe la usa cuando viene, y ustedes dos tienen habitaciones en casa. —de nuevo, no se qué intentan mis hermanas pero quedarse aquí no es una opción.
Ambas cruzan los brazos y me miran con una ceja arqueada.
—Jamie, también tienes una casa, es egoísta que tengas una habitación aquí. En todo caso, solo Greg es quien realmente la necesita.
Mierda, parece que no voy a ganar nada con ellas. En mi defensa, Phoebe solo descansa cuando no quiere ir sola a casa o se sienta a hacer tarea con Jenny, no pensé que esto fuera tan importante para Maddie.
Antes de que pueda pensar en una respuesta que no ocasione la furia de mis padres, el teléfono móvil en mi bolsillo suena. Reviso la pantalla para encontrar en nombre de Ted ahi.
—Es Ted. —anuncio para que sepan que tomaré la llamada—. Hey, ¿Qué pasa?
La voz de mi mejor amigo es total seriedad cuando habla.
—¿Jamie? Mi madre quiere hablar contigo, trae tus juguetes especiales.
¿Qué?
—¿Por qué? ¿Qué hice? —mierda, ¿Mi suegra intenta deshacerse de mi tan pronto?
Esperaba que Ted se riera o al menos me diera más información, pero sigue usando su tono de oficial de la policía.
—Tenemos una situación difícil al norte, tu papá ya viene en camino.
¿Papá? Mierda, algo muy serio debe estar pasando.
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.Blue 💙✨
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Nosotros (Mío #5)
FanfictionQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.