El restaurante que Ted eligió para nuestra primera cita es un lugar muy bonito cerca del centro, un restaurant café con comida deliciosa y pastelillos para el postre.
Me paso las manos arriba y abajo por los brazos sintiendo el aire fresco de la bahía en los huesos. Espero que la taza de café vainilla y mi rebanada de Red Velvet me hagan entrar en calor.
—¿Estás bien? —Ted entrecierra los ojos desde el otro lado de la mesa.
—Si.
—Carajo, una pregunta tonta, lo siento. —se pone de pie y se quita la chaqueta para ponerla sobre mis hombros.
Espera hasta que meto los brazos para volver a su silla.
—Estoy bien, no necesitas disculparte por cada cosa que haces, o por no leer mi mente.
Él estira la mano por encima de la mesa para alcanzar la mía que estaba a punto de tomar el tenedor.
—Lo sé, lo siento. Mierda. —se pasa la mano libre por la cara—. Sé un carajo sobre ser un buen novio, pero quiero aprender. No voy a arruinar esto, Jen.
—Lo sé, tranquilo. —palmeo su mano para calmarlo y que me suelte—. Aprenderemos juntos. Aunque me cuesta creer lo que dices considerando que has tenido muchas citas.
—Mierda... —exhala de nuevo con los hombros tensos mientras habla consigo mismo—. Mi pasado me está pateando el culo a lo grande.
—¿Por qué?
La expresión de labios apretados no augura nada bueno.
—Jen, nena, no quiero mentir pero esto suena muy mal porque en realidad solo era sexo. Nunca tuve una relación real con ninguna de ellas, y Dios, solo recuerdo a Patricia porque fue mi primera vez.
Rayos.
Sé que no debo enojarme por cosas que pasaron antes de mi, pero duele que mi hermana tenga un lugar tan significativo. O que compartiera su intimidad con tantas chicas cuando yo me he guardado para el matrimonio.
Pongo mi atención en un trago enorme de mi café para evitar mirarlo.
—Jenny...
Trago el nudo en mi garganta junto con mi café y levanto la mirada a sus ojos preocupados.
—¿Te importa si no hablamos de mi hermana o de otras chicas cuando salimos?
—Por supuesto.
Tomo el tenedor y corto el primer pedazo de mi pastelillo pero la tensión todavía se siente en la mesa. Una camarera demasiado sonriente no parece notarlo cuando se detiene junto a nosotros.
—Hola, ¿Todo bien? —dice, pero su mirada se detiene en mi cita.
Él sacude la cabeza.
—Estos bien, ¿Verdad, nena? ¿Quieres algo más?
—No, gracias. —levanto más la cabeza para mirar a la chica—. Estamos bien.
—¿Seguros? —insiste, deslizando un menú de postres frente a Ted, a pesar de que ya lo vimos—. Tenemos una gran variedad de cosas dulces.
Las cejas de Ted se fruncen en molestia, negándose a mirar a la chica que comienza a irritarme.
Ted también debe pensarlo porque se levanta de la silla y rodea la mesa por el lado contrario, arrastrando la silla para sentarse a mi lado.
—Tenemos justo lo que necesitamos, ¿Verdad, nena?
Me quita el tenedor y corta otro trozo de mi pastel, luego lo lleva hacia mis labios. Intento tomar el cubierto pero me esquiva y señala mi boca.
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Nosotros (Mío #5)
FanficQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.