Jamie Sawyer.
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.Estoy en casa de Ted, sentado frente a la barra de la cocina con un tazón de cereal y escuchándolo quejarse de su última cita, Sarah.
—¿Te dije lo que hizo?
Meto otra cucharada de cereal en mi boca y niego, dándole tiempo a que vuelva a contarme la historia. Está hablando de algo, pero dejo de prestar atención cuando Phoebe entra en la cocina y se sienta en el banquillo a mi lado.
—Hola, Jamie.
—Hola. —saludo, pasando el bocado rápidamente.
—Phoebe, vete. Estamos hablando de cosas importantes. —se queja Ted, pero se vuelve hacia el refrigerador para seguir sacando cosas.
—No quiero hablar contigo, estoy aquí por Jamie. —estira su mano para tomar la mía y me quita la cuchara—. Esto es para ti.
Echo un vistazo al papel que me entrega y veo primero un resumen de sus pasatiempos, seguido de una lista de sus 20 libros favoritos y otro tanto de películas.
—Lo siento, intenté resumirlo.
Mis cejas se arquean, haciendo una pregunta silenciosa sobre las listas. ¿Quiere que hagamos todo esto?
—¿Gracias?
Ella pone los ojos en blanco antes de corregirme.
—Quiero que me conozcas y quiero conocerte. —señala la lista—. Estas son las cosas que debes saber sobre mí, ahora háblame de ti. ¿Qué te gusta hacer?
Mis hombros se encogen porque no necesito pensarlo mucho.
—Jugar videojuegos con Ted.
Mi mejor amigo se ríe, lo que hace que Phoebe ponga otra vez los ojos en blanco porque supongo que no es la respuesta que quería.
—Además de eso, ¿Qué más te gusta hacer?
—Jugar videojuegos con mis hermanas.
Esta vez me gano un gruñido de molestia. Phoebe aparta el tazón de mis manos y me empuja para que gire hacia ella.
—¿Qué otra cosa aparte de los videojuegos te gusta?
Lanzo un vistazo rápido al tazón de cereal que ya no está en mis manos.
—Comer.
Phoebe se levanta del banquillo con un brinco y se gira, agitando sus manos.
—Olvídalo, es obvio que no te importa.
¿Qué? ¿Acabamos de tener una pelea? ¿Nuestra primera pelea?
Recupero mi tazón antes de mirar a mi mejor amigo, él tiene más experiencia en chicas que yo.
—¿Qué rayos fue eso?
Teddy abre una lata de refresco y me mira.
—No me preguntes, es tu novia. Y así son las novias, siempre quieren que hagas lo que ellas dicen.
Carajo, ¿Entonces lo estoy haciendo mal?
Me levando del banquillo para seguirla, primero yendo rápido por las escaleras y luego lento, porque no quiero que el señor Grey me encuentre cerca de Phoebe.
Golpeo su puerta y espero a que abra. Lo hace, mirándome por la puerta entrecerrada.
—¿Sí?
—Me gustan los videojuegos, los juegos de los Mariners y la comida. Pero también me gustas tú, sobre todo cuando hacemos algo juntos como comer o molestar a Ted.
Phoebe sonríe y abre más la puerta, lo que me deja mirar dentro de su habitación. Creí que habría posters en las paredes de color rosa y muñecos de peluche sobre la cama. Pero todo es color lila y perfectamente ordenado.
—También me gusta molestar a Ted. —dice.
—Bueno, nuestra primera cosa en común.
Estiro la mano para tomar la suya, lo hace rápidamente con una gran sonrisa y se acerca un poco más. Creí que iba a besarme, pero solo me mira.
—El día que seamos novios oficialmente voy a besarte en la boca. Hasta entonces, tendrás que esperar.
Se pone de puntillas para besar mi mejilla, luego cierra la puerta de nuevo. Carajo, ahora entiendo lo que dice Ted sobre hacer lo que ellas dicen.
Bajo de nuevo las escaleras, justo a tiempo para ver al señor y la señora Grey entrar. Ponen sus placas sobre la mesita y lanzan partes de su uniforme sobre el primer sofá en su camino.
—¿Jamie? ¿Aún estás aquí? —gruñe el señor Grey.
Su esposa pone los ojos en blanco como lo hace Phoebe y le sonrío a la versión adulta de mi novia.
—Buenas tardes, señora Grey.
—Cariño, ya te dije que me llames Ana.
El padre de Phoebe lanza la corbata y se gira para mirarme.
—Es señora Grey para ti, chico. —gruñe en voz baja, pero ambos escuchamos—. Jodidos Sawyer, primero mi Cerecita y ahora a mi pequeñita.
La señora Grey hace un gesto con la mano para restarle importancia a su esposo.
—Ignóralo, Jamie. Solo está molesto porque lo obligan a ir a la Gala de la policía y odia esos eventos. —se ríe—. ¿Tus padres irán?
¿Gala? No recuerdo haber escuchado de eso en los últimos días.
—No lo sé, señora Grey.
—¡Por supuesto que irá! —grita mi suegro—. ¡Todos ellos lo harán!
Su esposa se ríe.
—Dile a tu madre que aliste su vestido. —ella palmea mi hombro y se aleja por el pasillo detrás de su esposo.
Vuelvo a la cocina para tratar de recuperar el tazón de cereal que estaba comiendo y la lista de pasatiempos de Phoebe. Tal vez encuentre algo que nos guste a ambos y planee algo.
Ted todavía está ahí, sacando waffles de la wafflera y vertiendo mermelada de fresa sobre todos ellos.
—¿Papá y mamá te descubrieron? —señala la lista en la mesa—. Rondar a mi hermana hará que papá te eche a patadas.
Pienso lo mismo.
—Creo que piensa que me gusta tu mamá. —y también podría echarme por eso. Ted arruga la cara con asco.
—Es mi madre, Jamie. No hagas que te maten.
Alcanzo por fin mi tazón solo para ver que mi cereal se convirtió en una masa blanda y descolorida que hace que se me quite el hambre. Los waffles de Ted, por otro lado, huelen delicioso y son suficientes para ambos.
Robo un par del plato de Ted y tomo un tenedor, sintiéndome en confianza porque prácticamente crecí aquí, es como mi segunda casa.
—Y si haces que te maten, mi hermana se va a poner triste. —continua—. No me hagas patearte por romper el corazón de mi hermana.
Dejo el tenedor a medio camino de mi boca porque eso llama mi atención. Mi mejor amigo me ha amenazado antes, pero nunca sonó tan serio.
—Okay.
—Lo digo en serio, Jamie. Si de verdad vas a estar con ella, serás el mejor novio que puedas ser o te romperé la cara.
Rayos.
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Nosotros (Mío #5)
Hayran KurguQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.