Jamie Sawyer.
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.Me encanta jugar videojuegos en la casa de Ted. No solo porque nadie nos molesta, sino porque soy tratado como un invitado de lujo por Phoebe.
Si, tener novia tiene muchos beneficios.
—¡Agh! ¡Maldito juego! —Teddy lanza el control al piso y se apresura a levantarse—. Ya no quiero jugar esto, ¿Quieres cambiar a Free Fire?
Levanto mis hombros con indiferencia porque no importa cuántas veces cambie el juego, voy a vencerlo porque aprendí de las mejores.
Mi amigo se acerca a cambiar el CD del juego, así que estoy en silencio cuando la puerta se abre y Phoebe grita.
—¡Ya llegué!
Giro la cabeza para verla pasar por detrás de nosotros hacia la cocina, pero regresa rápido sobre sus pasos para mirarme.
—Hola Jamie.
—Hola Phoebe.
Ted me mira y pone los ojos en blanco. Aún no está de acuerdo con que le gusto a su hermanita, pero Phoebe dijo que no me preocupara, que lo tenía bajo control.
Supongo que lo hace porque se queda callado mientras ella se acerca por detrás del sofá y se inclina para besar mi mejilla. Luce muy bonita en su uniforme azul del colegio.
—¿Ya comiste? —pregunta y niego. Una bolsa de galletas no es comida real.
—Estamos jugando, Phoebs, vete.
Ted le hace una seña para que se vaya y enciende el siguiente juego, levantando el control del piso para iniciarlo. Su hermana solo mira con ojos entrecerrados.
Ella sale de la sala y se dirige a la cocina, momento que aprovecha mi amigo para golpear la parte trasera de mi cabeza.
—Ojos en el juego, Jamie.
Idiota.
Empujo su brazo lejos de mí, comenzando la partida y nuevamente patear su trasero porque es malo en los juegos. Creo que hasta Liam y Harry son mejores que él jugando xbox.
Un par de minutos más tarde, Phoebe regresa a la sala con una bandeja. La pone en la mesita de la sala y me quita el control de las manos; estoy a punto de quejarme cuando me da una hamburguesa.
—Come, nene. Luego puedes seguir jugando.
Ella incluso trajo bebidas frías y papas fritas con cátsup para mí, pero me concentro en la hamburguesa. Esto es genial, ya estoy viendo los beneficios de tener una novia.
Phoebe toma una hamburguesa para sí misma y yo deslizo mi brazo por el respaldo del sofá detrás de ella.
—¿Y qué? ¿No hay una hamburguesa para mí? —se queja Ted.
Phoebe mastica con calma su comida antes de responder.
—Están en la cocina, Gail preparó para todos.
Mi amigo arruga las cejas en molestia.
—Pero le trajiste una a Jamie.
—Es mi novio. —confirma Phoebe.
Yo muerdo otro bocado de la hamburguesa, mirando de un hermano Grey al otro. Harry baja corriendo la escalera y se acerca a escuchar.
—Soy tu hermano. —replica Ted.
—Y tienes manos. Ve a la cocina por tu comida. —Phoebe lo ignora.
Miro a Harry, que parece ser el más tranquilo de los tres y él pone los ojos en blanco a sus hermanos.
—Deja de quejarte, Ted. El mundo no gira en torno a ti, ni nosotros.
Con eso, se aleja para ir a la cocina. Por lo que sé, él y Liam están arriba leyendo historietas.
A Ted no le queda más que pisotear todo el camino detrás de su hermano a la cocina, luego ambos pasan con bandejas de hamburguesas y papás, Harry subiendo las escaleras.
—Gracias por nada. —gruñe antes de sentarse a nuestro lado en el sofá.
Hacemos una pausa para comer, luego ayudo a Phoebe a llevar los platos a la cocina. Echo un vistazo al reloj en la pared, sabiendo que necesito ir a casa antes de que mis hermanas vengan a buscarme.
—Tengo que irme, Phoebe. Gracias por la comida. —beso su mejilla y aprieto su mano—. Vendré mañana otra vez.
—Claro. —ella sonríe.
Me despido de Ted y salgo de su casa para ir a la mía. No es muy lejos, pero el autobús hace demasiadas paradas y es tarde cuando llego a casa.
Sé que papá y mamá están aquí tan pronto como giro en mi calle y veo los autos. Marcie está afuera fumando.
—Dijo mamá que lo dejaras. —le recuerdo.
—Solo uno, Jimmy Boy. —da una calada y lo baja rápidamente—. ¿Dónde estabas?
—En casa de Ted.
—Oh. —sus cejas se arquean—. Por cierto, papá te está esperando para hablar contigo. —intenta no reírse—. Aclararé cualquier duda que tengas después de hablar con él.
—Bien.
Cómo si fuera a hablar con ellas de Phoebe. Pueden ayudarme con mi clase de matemáticas, pero no estoy seguro de querer a mis hermanas vigilándome igual que Ted.
Encuentro a papá y mamá en la cocina cuando entro, intento salir de ahí rápido para evitar la charla, pero papá es más rápido y me detiene del hombro.
—Alto ahí, campeón. Hay algo de lo que quiero hablarte.
Rayos.
Cruzo los brazos sobre mi pecho y espero a que papá comience. O al menos que diga algo, porque solo se rasca la cabeza con incomodidad.
—Jamie, verás. —echa un vistazo rápido a mamá, que observa con ojos entrecerrados—. Me alegra que visites de nuevo a Ted y que pases tiempo con los Grey, pero el asunto de la chica me preocupa.
¿La chica? ¿Phoebe?
Papá hace un gesto con la mano que no comprendo antes de continuar.
—Esta cosa con la niña Grey puede ocasionarte problemas si no la tratas como se debe. Es una niña, Jamie. Tienes qué respetarla y tratarla como a una dama. Eso hará que te ganes a Christian. Y sé que te eduqué bien.
Mamá suelta una carcajada.
—¿De verdad? —presiona los labios para no reírse.
—Silencio, mamita. He sido un perfecto caballero delante de los niños todos estos años, y no espero menos de ellos.
—Lo entiendo, papá. —vuelvo su atención a mí.
—Me refiero a que tomes las cosas con calma, ¿Está bien? Habrá tiempo para todo, solo no te apresures. Las chicas no son un juego.
Mamá se ríe de nuevo, haciendo que papá gire para mirarla, sus manos yendo a su cintura.
—¿Qué? Lo dije en serio. ¿No crees que soy serio?
Retrocedo lentamente para salir de la cocina, escuchando aún las voces de mis padres.
—¿Las chicas no son un juego? ¿Te mordiste la lengua, nene?
—¡Por supuesto que no! ¡Deberías saber que soy un hombre nuevo!
No entiendo nada, así que subo corriendo las escaleras hasta mi habitación, antes de que escuche algo de lo que pueda arrepentirme.
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Nosotros (Mío #5)
FanfictionQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.