Capítulo 54. Theodore Grey

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Estoy empezando a cansarme de ese chico.

¿Cuánto tiempo podrían castigarme si lo pateo dentro del entrenamiento o mejor aún, le disparo accidentalmente?

Lo veo correr en la pista del gimnasio y voy detrás de él, cazandolo. Cuando lo tengo a mi alcance golpeo su brazo.

—¡Oye! —se queja y lo golpeo de nuevo.

—¿Qué carajos hacías ayer cerca de mi casa? ¿Quieres una maldita orden de restricción?

—¿Basada en qué? —me dedica una sonrisa de burla—. ¿Ser un vecino amistoso?

Maldito cabrón listo.

—No eres un vecino, ni siquiera vives en esa zona de la ciudad. ¿Por qué mierda sigues apareciendo aquí?

Su sonrisa se hace más grande, así que lo golpeo de nuevo y el golpe lo motiva a hablar.

—¡Ouch! Intento convencer a mi abuelo de mudarse, realmente me gusta mucho Broadview.

—¿Por qué?

La conversación continúa mientras corremos.

—Tiene vistas agradables.

Cabrón evasivo.

Intenta correr más rápido para alejarse pero no lo permito y voy detrás, haciendo uso de mi excelente condición física.

—Aléjate de mi hermana, te lo advierto. Ni mi papá ni yo permitiremos que la utilices para lo que sea que estés planeando.

Encoge los hombros con indiferencia.

—No lo hago, como dije antes, solo quiero hacer amigos.

Si, claro.

Dejo que se aleje porque si lo sigo escuchando, es probable que decida golpear su cara engreída. Para cuando terminamos los entrenamientos, Abernathy ya no está.

Tomo una ducha rápida, me visto con jeans y una camiseta, luego salgo para ir a la pizzería. Después de todo ese entrenamiento, estoy hambriento y solo puedo pensar en una rebanada de queso y peperoni con pimientos.

Aunque voy a ser honesto y decir que comer pizza me deprime porque me recuerda que mi mejor amigo no está y que mi hermana no es la única que sufre.

Carajo, el maldito Abernathy podría tener razón cuando dijo que necesito más amigos.

Me como la mitad de la pizza y llevo el resto a casa porque sé cuánto le gusta a Harry, mi hermano está en la sala cuando entro.

—Traje pizza.

—¡Super! —lanza el control del Xbox y me sigue, tomando una rebanada sin usar el plato.

—¿Estás solo? ¿Dónde está Phoebe?

No escuché ningún ruido cuando entré.

—Está en su habitación desde hace rato. Y por lo que escuché, podría estar llorando.

Carajo.

Dejo la rebanada que iba a morder y voy por las escaleras a ver a mi hermana. La puerta de su habitación está abierta, así que solo golpeo la madera para que sepa que estoy ahí.

—¿Phoebe? —las abultadas mantas de su cama se remueven—. Sé que estás ahí.

Espero otro poco antes de volver a golpear su puerta, esta vez siendo más insistente.

—¡Phoebe!

—¿Que? —se endereza apartando las cobijas de su cara—. Carajo, ¿Qué quieres, Teddy?

Nosotros (Mío #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora