Me encanta cumplir años porque eso significa que falta menos tiempo para que Jamie regrese. Y estoy muy feliz contando cada uno de esos días.
Mis hermanos también están felices porque lo único que me distrae de pensar en mi chico, es precisamente meterme en sus vidas.
Tomo otro par de fotografías con mi bikini amarillo frente al espejo de cuerpo entero y me aseguro de adjuntarlas en un mensaje cifrado para Jamie, que debería poder verlas la próxima vez que le autoricen tomar el móvil. Con mi labor como novia terminada, dejo el teléfono dentro del cajón, luego me deslizo dentro de una camiseta holgada y unos shorts muy cortos.
Hoy es mi cumpleaños y mamá pensó que sería una buena idea tener una fiesta en la piscina, con toda la familia y mis amigas de la universidad para festejar. En realidad solo tengo una amiga, Jenny, y lo hice porque estoy segura que no se dejará seducir por Ted.
La encuentro sentada en una silla con la cabeza metida en un libro.
—¿No se supone que deberías estar haciendo lo que las personas hacen en una situación social?
—¿Hablar? —dice, mirándome por encima de los libros—. ¿Me recuerdas por favor a dónde fuiste cuando me dejaste aquí abandonada por 20 minutos?
Uy.
—Fui a ser una buena novia y tomé fotos para Jamie, tiene qué saber que estoy bien.
—Si, claro. —Jenny pone los ojos en blanco, pero deja el libro sobre la mesita y toma otro sorbo de su limonada.
—¿Estos son todos los invitados de tu fiesta?
Echo un vistazo a las mesas y sillas vacías que rodean la piscina, luego a mis dos hermanos jugando voleibol dentro del agua.
—Eso parece. Tal vez esperaba más personas. —aunque no tengo mucha familia.
Mis abuelos todavía viven en Detroit y nos visitan dos veces al año, pero definitivamente somos una familia pequeña. Papá y mamá salen de la casa trayendo con ellos los paquetes de carne u bolsas de pan.
—¿Quién quiere hamburguesas? —dice papá, caminando hacia la parrilla.
Los chillidos de mis hermanos es lo único que escucho mientras camino hacia la puerta, el timbre está sonando y sé que es por mi. Abro la puerta a un rostro muy familiar.
—Hola, pequeña Phoebe. —Marcie Sawyer camina dentro y pone un ramo en mis manos—. Para ti de Jimmy, de nuevo girasoles. Juro que el chico no ha escuchado hablar de las rosas.
Me hace reír. Y en realidad es una cosa nuestra porque cada vez que cumplo años me regala algo con un girasol.
—Me gustan los girasoles. —digo para defender a mi chico—. Y ya tengo todo el juego de joyería, así que flores está bien.
Marcie me sigue a la cocina y me observa poner el ramo dentro de un jarrón con agua que dejo en la encimera.
—¿Y el resto de tu familia?
La roja hace una mueca de molestia.
—Maddie está en una cita con su novio. —mierda—. Y papá y mamá se detuvieron a comprar bebidas.
—Oh.
El timbre suena otra vez y yo señalo el patio para que Marcie salga.
—Adelante, diviértete.
Esperaba que fueran sus papás los que llegaron, pero son el tío Ethan y la tía Leila, con Liam detrás de ellos sosteniendo una caja enorme de regalo.
—Toma. —Liam evita que su mamá me abrace porque empuja la caja—. Esta cosa pesa mucho.
Antes de que yo pueda tomarla, su papá la aparta con una sonrisa.
—La llevaré por ti, Phoebe. ¿Dónde está tu papá? ¿Llegó Luke?
—En el patio. Y no, todavía no.
Los Kavanagh me abrazan rápidamente, felicitándome y luego caminando a la cocina para salir al patio. Liam se queda a mi lado con las cejas fruncidas.
—La camioneta de la señora Sawyer está aquí. —señala con el pulgar la puerta—. ¿Llegó Maddie?
—No.
Entrecierra los ojos luciendo molesto.
—¿En donde está? ¿No va a venir?
—Tiene una cita, Liam.
Mi mejor amigo palidece y parece que tiene dificultad para pasar saliva.
—¿Por qué carajos ella tendría una cita?
Ahora está siendo un idiota. Estoy ofendida en nombre de mi cuñada.
—¿En donde estabas hace rato cuando te llamé? —se encoge de hombros y se queda callado—. Deja de ser un maldito hipócrita, Li, porque estoy segura de que escuché la voz de Louisa de tu lado. Ahora ve con Ted y Harry antes de que te pateé las bolas.
Liam levanta la barbilla pero retrocede dos pasos, luego otros dos y sale corriendo por el pasillo que va a la cocina. Me giro para cerrar la puerta y me detengo cuando veo el automóvil rojo en nuestra entrada.
Todos están en el patio divirtiéndose, así que salgo y me detengo junto a la puerta de Jase. Él sonríe con las cejas arqueadas.
—Hola. —parece genuinamente sorprendido—. Feliz cumpleaños.
—Gracias.
Me quedo ahí observando y no le queda más remedio que bajar del auto. Mete las manos en los bolsillos y presiona los labios en una línea.
—Ted dijo que tendrías una fiesta de cumpleaños y me invitó. Pero no estoy seguro de que debería entrar si tu papá me odia.
Ah, si. Eso. Hace varias semanas que escuché a papá y mamá hablar sobre ellos, desde entonces papá no pregunta y Teddy no lo dice, pero estoy segura que sale a tomar tragos con Jase.
Incluso escuché que fueron al último juego de los mariners.
—No te odia. Solo a tu papá. —digo, y ambos nos reímos.
—Si, le pregunté a papá sobre eso y dijo que no acepte bebidas de Christian y de Ethan. —inclina la cabeza pareciendo divertido—. Estoy seguro de que se metió en más problemas que yo.
Eso me intriga.
—¿Y por qué te metiste en problemas? ¿Es por eso que dejaste California?
Se recarga en su auto y yo imito su movimiento porque parece que esta será una charla seria.
—Papá dice que crecer en California me hizo muy liberal, pero en realidad creo que es solo quien soy.
—¿Y quién eres?
La sonrisa que me dedica viene acompañada con un guiño coqueto que me hace poner los ojos en blanco.
—Alguien a quien le gusta divertirse. Y las cosas muy bonitas.
¿Qué significa eso?
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Nosotros (Mío #5)
Hayran KurguQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.