Capítulo 99. Phoebe Sawyer

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—¿Todo bien? —le pregunto a mi mejor amiga Jennifer cuando entramos al vestibulo de Escala.

Se pone la mano en la frente mientras mira su teléfono móvil.

—Creo que si, no lo sé. —sacude la cabeza—. Patty dice que tiene una infracción por estacionar en lugar indebido, cuando ha parado ahí el último año.

Arqueo una ceja, pensando en cierto par de policías que tienen demasiado tiempo libre. Jenny parece no darse cuenta.

—Es un misterio. —digo finalmente cuando entramos al ascensor y tecleo la clave—. ¿Y bien? ¿Alguna novedad?

Jenny guarda el teléfono y me mira con una expresión de labios aplanados que no me creo nada porque conozco a mi hermano.

—Bueno, si. —mira nerviosamente, retorciendo el tirante de su mochila—. Tuve una cita con Ted ayer.

Lo sabía.

—Oh, ¿Y cómo te fue con eso? ¿Se comportó como un imbécil?

Carajo, podría tener que patear el culo de mi hermano más pronto que tarde si él intentó aprovecharse de Jenny. Mi mejor amiga sacude la cabeza.

—En realidad fue muy dulce y atento, incluso me regaló un pastelillo para llevarle a mamá.

¿Qué?

—¿Quién? ¿Ted?

—Si.

La puerta del ascensor se abre en el ático y ambas salimos. Yo esperaba ver a mi esposo en algún lugar de la sala o el comedor, revisando lo que sea que hace en los monitores, pero en lugar de eso veo la espalda de Reynolds detrás de la barra, con los codos apoyados sobre ella.

Antes de que pueda preguntar qué sucede, la cabeza pelirroja de mi cuñada aparece por debajo de la barra con una sonrisa.

—Mierda. —su mirada se mueve entre Greg y nosotras—. Por un momento creí que era Jamie.

¿Eh?

—¿Jamie no está aquí?

Ella se pone de pie ajustándose la blusa en color blanco mientras Reynolds sube discretamente el cierre de sus pantalones cargo, el sonido se escucha por todo el apartamento.

Marcie se ríe.

—¿Crees que habría hecho eso si mi hermano estuviera aquí?

El ascensor timbra y se abre para que mi esposo salga con una bolsa en la mano, Ted y Jase salen detrás de él vistiendo todavía el uniforme de la policía.

Sus ceños se fruncen mientras nosotros somos todos sonrisas, algunas más culpables que otras.

—¿Qué está pasando aquí?

—Nada. —decimos al unísono tratando de parecer tranquilos.

Ted empuja a Jamie en su camino por alcanzar a Jenny.

—Hola, preciosa. —le besa la mejilla con un beso ruidoso—. Necesito tomar una ducha, ¿Me acompañas?

Las mejillas de mi mejor amiga se tiñen de rojo brillante.

—Creo que puedes hacerlo tú mismo.

En lugar de enojarse, mi hermano mayor se ríe.

—Me refería a que esperaras en mi habitación mientras lo hago, luego te llevaré a cenar.

Ante eso la rubia asiente y lo sigue por las escaleras hacia el piso de arriba sin siquiera despedirse.

La distracción es tan perfecta que cuando miro, ni Marcie ni Reynolds están a la vista.

Jase arruga las cejas

—Odio ser la quinta rueda. —vuelve sobre sus pasos y entra de nuevo al ascensor—. Necesito ir a seducir a una chica, no me esperen despiertos.

—No lo hacemos. —gruñe mi marido, luego el ascensor se cierra.

No sé si debería estar contenta porque todos parecen felices o enojada porque solo piensan en coger como conejos.

Giro hacia Jamie para hablarle.

—¿Desde cuándo el apartamento se convirtió en una casa de sexo?

Mi esposo guapo pone la bolsa sobre la encimera y me mira agitando su cabello.

—Desde que tú y yo comenzamos hace tiempo, ¿Lo recuerdas? Marcie me gritó sobre tener que esterilizar las superficies que tuvieron mi culo desnudo en ellas.

¿Qué?

—¿Dices que ésto es mi culpa?

Jamie encoge los hombros, luego saca de la bolsa algunos artículos que parecen cinta para ducto, cinchos y cuerdas.

—Nena, yo solo paso el mensaje de las inconformidades. Por lo que sé, estos tres cabrones se las arreglaron para convertirlo en un apartamento de solteros.

Rayos. Ahora me pregunto si debí dejar que Jenny fuera con Ted, me preocupa que su virtud se vea mancillada por mi hermano antes de tiempo. O tal vez solo deba respirar hondo y dejar a mi amiga luchar sus propias batallas.

—Nene... —me acerco por detrás y abrazo su cintura—. Te ves tan tenso que me gustaría darte un masaje, ¿Que te parece?

Jamie me mira por encima de su hombro y arquea una sola de sus cejas gruesas con sospecha.

—¿Solo un masaje? Te conozco demasiado bien, esposa. Las cosas nunca son inocentes contigo cerca.

Hago un puchero con los labios sabiendo que tiene razón, y que probablemente terminará con mi boca sobre él o mejor aún, con su boca sobre mi. Un mundo de posibilidades.

Como una señal del universo, Candy Shop de 50 Cent se escucha desde la sala, pero la televisión y el reproductor de música están apagados. Jamie frunce las cejas antes de caminar hacia la sala.

—Es el móvil de Marcie, ¿Ella está aquí?

Mierda.

Intento parecer igual de sorprendida porque de ninguna maldita manera ese par de cachondos va a arruinar mi tarde con mi chico. Jamie levanta el móvil y su expresión cambia a una más feliz.

—Es Maddie. —presiona el botón y se apresura a saludar, pero antes de que lo haga, se escucha un sollozo—. ¿Maddie?

El sollozo se detiene y se convierte en un susurro.

—¿Jamie? ¿Está Marcie por ahí?

Mi esposo se queda ahí inmóvil con el teléfono pegado a la oreja y sin hablar, así que decido intervenir antes de que mi cuñada pueda terminar la llamada

—Nene, dámelo. —tomo el teléfono de su mano y hablo con calma—. Hola Maddie, soy Phoebe. Marcie olvidó su teléfono, pero dime qué ocurre. ¿Estás bien?

Un sollozo más fuerte y agudo atraviesa la línea, lo que no augura nada bueno.

—Phoebe, ¿Podrías venir por mi? —sorbe por la nariz y continúa—. Tuve una pelea con Brian y no quiero pedirle que...

La interrumpo antes de que tenga que explicarlo.

—Por supuesto, dime dónde estás y voy para allá en este momento.

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¡Actualización!

F3RGrey Hermosa, ¡Muchas felicidades! Espero que haya sido un día super especial en compañía de tu bonita familia. Abrazos! 🥳🎂🎉✨

Nosotros (Mío #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora