Capítulo 100. Jamie Sawyer

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—Lo voy a matar. —gruño apretando el volante de mi camioneta mientras Maddie llora en el asiento trasero.

Phoebe apoya su mano en mi muslo y le lanza un vistazo preocupado a mi hermana.

—Nene, basta. Todo estará bien. —se asegura de sonreírle a Maddie—. Tal vez esto es lo mejor.

Maddie suelta otro sollozo desgarrador y se limpia los ojos con el pañuelo, su llanto se intensificó después de que nos contó cómo encontró a su novio con una compañera del trabajo.

De verdad voy a matarlo.

Oh, y papá querrá participar cuando se lo cuente. Si es que Marcie y mamá no llegan a él primero.

—¿Mejor? —me concentro en interrogar a mi esposa en lugar de planear un ataque homicida.

—Si. Conozco a alguien que se alegrará mucho de esto.

¿Eh?

—Nena, si estás pensando en el maldito Jase, ¡Olvídalo! No voy a emparentar con el cabrón que quería quitarme a mi novia.

Phoebe se ríe, haciendo que incluso mi hermana deje de llorar para mirarnos.

—Has estado viéndolo todos los días durante los últimos meses, creí que ya lo habían solucionado. —su cabeza se agita de incredulidad—. Además, Jase es bisexual. Probablemente ha estado viéndoles el trasero todo este tiempo.

¿Qué? ¿Cómo carajos no me dí cuenta?

—Mierda.

Conduzco entre el tráfico de la ciudad en dirección a la casa de mis padres, pero mi hermana apoya su brazo sobre mi hombro para llamar mi atención.

—Jamie, no por favor. No estoy lista para explicarles lo que ocurre, ¿Podría quedarme con ustedes al menos un día?

Mis cejas se arquean de sorpresa, pero se mantienen arriba mientras miro a mi esposa con la pregunta escrita en la cara.

Ella gira la cabeza para mirar a mi hermana.

—Si, claro, pero ¿Qué hay con el trabajo?

Por primera vez desde que la recogimos en la escuela donde trabaja, resopla.

—Ese imbécil... déjalo que lidie él con un grupo de 50 niños pequeños, o mejor aún, que su nueva novia lo haga.

Las cejas se Phoebe también se arquean de sorpresa, no porque el maldito idiota engañara a mi hermana con otra mujer, sino porque la siempre calmada Maddie acaba de maldecir.

Yo también estoy un poco sorprendido.

A decir verdad, me sorprende un poco que esto pasara en primer lugar porque mi hermana es muy reservada y cuidadosa con sus relaciones personales. Y estoy casi seguro que relacionarse con el director de su escuela le tomó muchas noches de análisis.

Tomo la desviación que nos lleva hacia nuestro residencial y en 15 minutos estamos estacionando afuera de la casa de ladrillo rojo. Phoebe y yo salimos del vehículo rápidamente, pero mi hermana se toma su tiempo.

—Vaya. —apoya una mano sobre su pecho—. Ha pasado un tiempo desde que estuve aquí.

Me detengo para mirarla.

—Si. Papá dijo que la casa estuvo sola desde que ella se fue. —no hace falta que lo diga, todos amamos profundamente a nuestra abuela Judy—. Habría jurado que preferiría mantenerla cerrada para conservar el olor a galletas dentro.

Maddie se ríe. Camina hacia donde estoy y me abraza por la cintura.

—Papá sabe que nada haría más feliz a la abuela que tenerte aquí, llenando la casa de niños y siendo felices.

Carajo, niños. Un escalofrío me recorre y rápidamente busco a mi esposa con la mirada, pero ella debe haber entrado a la casa mientras nosotros hablábamos sobre la abuela.

—¿Qué? ¿No piensas tener hijos? —ella insiste.

Es mi turno de resoplar.

—Después de ver la mierda que es el mundo allá afuera, no estoy seguro de querer traer niños a este mundo.

Creí que Maddie lo entendería, pero ella simplemente sacude la cabeza desaprobación.

—Chico, necesitas hablar con tu esposa de eso porque estoy segura de que ella espera tener hijos en algún momento.

Carajo.

—Lo sé. Por suerte aún somos jóvenes y podemos esperar algunos años.

—Si. —me dedica una sonrisa que no alcanza sus ojos—. Su reloj biológico no hace tic-tac como el mío. —levanta su brazo para mirar el reloj de pulsera que lleva—. Hablando de tiempo, debería llamar a mamá o a Marcela para que no se preocupen.

—De todas formas lo harán cuando se den cuenta que no vas a dormir en casa, ¿Cuál será tu excusa?

Mi hermana se golpea los labios con el dedo indice antes de que algo ilumine su cara con diversión.

—Phoebe. —¿Qué? No estoy entendiendo, por lo que ella lo aclara—. Mi mejor excusa es tu adorable esposa. Ningún Sawyer se puede resistir a esa chica.

¿Qué dijo?

Antes de que pueda preguntar lo que está pensando, comienza a gritar hacia la casa.

—¡Phoebe! ¡Te necesito! —se acerca a la puerta principal y sigue hablando—. Debes llamar a mi mamá y decirle que me voy a quedar a dormir con ustedes, nadie lo cuestionará.

Mi esposa se asoma con una gran sonrisa y una sola ceja arqueada. Saca su móvil del bolsillo y comienza a buscar entre sus contactos a lo que supongo es el número de mi mamá, lo confirmo cuando ella activa el alta voz al conectar la llamada.

—Hola, mamá. —saluda. La voz de mi madre viene del otro lado de la línea.

—Hola, cariño. ¿Cómo estás?

—Bien, gracias. —levanta un pulgar en señal de triunfo—. Solo para mencionar que me encontré con Maddie esta tarde y la estoy invitando a cenar para ponernos al corriente con las novedades.

Hace una pausa para asegurarse que mi madre sigue el hilo de la conversación.

—Oh, por supuesto. Eso suena divertido, cariño.

—Si... —su tono de voz cambia a uno de disculpa—. ¿Les importa si se queda a dormir? Tengo mucho qué contarle sobre mis prácticas y la escuela.

Mamá se queda en silencio por algunos segundos, su voz titubea.

—No veo por qué tendría qué pedir permiso, y si está con ustedes estará a salvo. Así que si, dile que se divierta mucho.

Maddie niega con la cabeza pero hay una sonrisa en su cara y yo, carajo, estoy pensando que lo que dijo mi hermana sobre los Sawyer siendo incapaces de resistirse al encanto de Phoebe es cierto.

Phoebe sonríe y se escucha en su voz.

—Lo haré, ¡Muchas gracias, mamá!

Con eso termina la llamada, y yo me quedo mirando a mi mujer mientras ella y mi hermana comienzan su improvisada tarde de chicas.

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Nosotros (Mío #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora