Capítulo 68. Jamie Sawyer

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—¡No me mientas! —grita el señor Grey, señalándome—. ¡Te acostaste con mi hija!

—¡Papá!

—¡Christian! —la señora Grey grita al mismo tiempo que Phoebe—. ¡Deja de avergonzar a tu hija!

Mi suegro frunce las cejas y gira para mirarlas, señalando ahora a mi novia.

—¡Se está avergonzando ella misma! ¿Creyó que no lo notaríamos?

—¿Notar, qué? —papá mira de un lado al otro.

La mamá de mi novia pone las manos en la cadera y se gira para enfrentarlo con los dientes apretados.

—Es una mujer adulta, Christian.

—¡Apenas! La semana pasada le compré un libro con malditos corazones en la portada, ¿Cómo puedes estar de acuerdo con esto?

Mierda.

Un vistazo a mi alrededor y puedo ver que nuestros amigos y familia se acercaron, formando un pequeño círculo alrededor. Incluso ese imbécil de Jase está haciendo guardia, pidiendo al resto de los viajeros que sigan caminando.

Papá y la tía Leila se ríen, y el tío Ethan tiene una sonrisa divertida en la cara. Solo la señora Grey parece muy irritada pellizcando el puente de su nariz.

—¿De verdad quieres que te lo recuerde aquí, delante de los niños? —su mirada busca a Phoebe y a Harry—. Porque no tengo problemas en señalar lo hipócrita que estás siendo con esto si de esa forma defiendo a mi hija.

La señora Grey mira sobre su hombro a las pocas personas que nos miran con atención, luego se gira sobre sus pies para comenzar a caminar.

—Bienvenido, Jamie. Ven mañana a cenar para que hablemos de todo esto. —luego le lanza una mirada a su esposo—. Puedes venir conmigo a un lugar más privado o hacer que te echen por montar un espectáculo en el aeropuerto.

No lo haría. ¿O si? Abernathy y los recien llegados guardias de seguridad del Sea-Tac nos miran con las cejas fruncidas, y Ted con una expresión apenada. Al señor Grey no le queda más que balbucear mierda.

De todas formas gira para darme una advertencia:

—Cuida tus malditos pasos porque haré que te arresten.

Phoebe frunce las cejas en esa expresión obstinada idéntica a la suya.

—¿Con qué cargos? ¿No complacer los caprichos de su suegro? —dice mi chica y su papá sigue mirándome como si pudiera asesinarme usando solo  los ojos.

Por suerte para mí, mi suegra está de mi lado.

—¡Christian! —lo llama. Me mira por dos segundos antes de ir detrás de su esposa.

—Siento que me estoy perdiendo de algo. —digo a nadie en particular, pero papá se acerca para palmear mi hombro.

—Hijo, no lo tomes personal, todo esto es el bendito karma mordiendo el culo de Christian. —Papá le sonríe a Phoebe, que está igual de confundida—. Ana apenas era legal cuando formalizaron y se comprometieron muy rápido.

¿De verdad? Siempre pensé que la señora Grey era joven, solo no creí que tanto. Y mierda, esto se está volviendo interesante. Ni siquiera sé que decir.

Por fortuna no tengo que hacerlo porque mamá se acerca y nos sonríe a todos.

—¿Alguien está listo para celebrar? —sus cejas se mueven de arriba a abajo.

—Carajo, si. Christian casi hace que pierda el apetito. —papá se toca el abdomen—. Me vendrían bien unas costillitas adobadas con guacamole.

Mamá pone los ojos en blanco pero sonríe y camina hacia la salida con todos nosotros detrás de ella. La tía Leila gira la cabeza hacia Harry.

—Supongo que vienes con nosotros, ya que tus padres van a arreglar sus cosas a solas.

Phoebe y sus hermanos comparten una mirada que me dice que saben exactamente lo que ocurre, pero antes de que pueda pensar en eso, Reynolds se cuelga de mi hombro.

—Jamie hombre, ¡Me encanta tu familia! —se mete entre Phoebe y yo, empujando nuestras dedos entrelazados—. ¿Y todas estas mujeres sexys a tu alrededor? ¡Siento que estoy en el cielo!

—Hey, oye... —empujo su fea cara lejos de mi chica—. Estas mujeres son mi familia, todas ellas. Será mejor que te comportes.

El maldito Reynolds arruga la cara.

—Pero me gustan mucho las pelirrojas, y las castañas. ¡Y las rubias! —el maldito imbécil sigue gritando y mi tía Leila gira la cabeza para mirarnos antes de subir al auto con Ethan, Harry y Liam.

—Reynolds... —gruño para captar su atención—. No me hagas devolver tu culo feo a Arizona.

Aunque dudo que alguien ahí lo  esté esperando, si lo que me contó es cierto. Antes de que pueda seguir quejándose, Ted se detiene a nuestro lado con el chico rubio ese.

—Oye, nosotros nos vamos a continuar nuestro turno, ¿Quieren un aventón al restaurante?

Mi mejor amigo sigue siento un idiota, ahora con placa.

—No, gracias. Mi tiempo en la parte de atrás de una patrulla terminó. —golpeo su espalda a modo de despedida—. Y gracias por ayudarme a pasar la seguridad del aeropuerto.

—Aunque no sirviera de nada porque de todas formas mi papá va a patear tu culo. —se ríe—. Mierda Jamie, ¿No aprendiste nada de mi?

—Afortunadamente. —susurra Phoebe.

Aunque, mierda. Lo último que quería era comenzar con mi nueva familia de forma incorrecta. Cuando salimos al estacionamiento, veo a mi familia entrando a la camioneta de mamá, así que nos despedimos de Ted y su amigo para ir a tomar un taxi nosotros tres.

—¿Y a dónde vamos? —pregunto cuando subimos al auto amarillo.

Mi chica presiona sus bonitos labios en una línea.

—Tu mamá pensó que sería buena idea desayunar en el restaurante del Fairmont.

Carajo.

Reynolds voltea desde el asiento delantero con las cejas arqueadas.

—Por cierto, Phoebe ¿Tienes hermanas?

—No. El único de nuestro grupo con hermanas es Jamie.

Eso devuelve la mirada del maldito Gregory Reynolds hacia mi.

—Y ya te dije que no, olvídate de ellas. —agrego antes de que empiece a hacer planes.

—Eres un cabrón egoísta, Sawyer. ¿Cómo se supone que me enamore y me case si no me dejas conocer algunas chicas?

¿Reynolds, casarse? Si, claro.

—Seattle es una ciudad muy grande, imbécil. Mira en cualquier dirección menos en la de mis hermanas.

La idea no le gusta al cabrón porque hace una mueca.

—De todas formas, —Phoebe interrumpe—. Las dos están en algo, dudo que esten interesadas.

¿Qué? ¿De qué carajos habla?

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Nosotros (Mío #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora