Phoebe Grey.
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.Me llamo Phoebe Grace Grey, tengo 14 años y he estado enamorada de James Sawyer toda mi vida.
Bueno, tal vez no toda pero si desde que tenía 6 años. Y eso es muchísimo tiempo considerando que lo conozco desde que era una bebé.
Siempre estuvo alrededor con sus hermanas y sus padres, así que crecí viéndolo correr de un lado a otro con Ted. Mi hermano quería estar cerca de él todo el tiempo y muchas veces creí que quería a Jamie más que a mí. No lo entendía y simplemente me molestaba.
Todavía recuerdo mi primer día de clases en la primaria...
Bajé del auto de mamá, con la mochila de colores en mi espalda y mi lonchera contra mi pequeño pecho. Ella se aseguró de llevarme hasta la entrada de la escuela y besarme la mejilla antes de señalar a Ted.
—Que tengan un lindo primer día, mis niños. Teddy, cuida muy bien a tu hermana.
Ted asintió y me jaló del suéter para que entramos. Me llevó a mi salón y antes de que entrara ahí, puso su lonchera sobre mis brazos.
—Toma esto, Phoebe. Cuídala por mi, te buscaré en el recreo.
Mi hermano estaba un par de grados más arriba y pensé que me ayudaría a no tener miedo de mi nueva escuela, pero me equivoqué. Busqué un lugar libre y me senté.
Hice los trabajos que la maestra pidió, en silencio y preocupada porque nadie parecía querer ser mi amiga. El timbre del receso sonó mientras terminaba de espolvorear brillantina sobre mi dibujo.
—Esta bien, podemos hacer una pausa. —la señorita Nicole aplaudió para llamar nuestra atención—. Laven sus manos y salgan a comer sus almuerzos.
Tomé mi lonchera, la de Teddy y caminé por el pasillo hacia la cafetería. Después de buscarlo por unos minutos, decidí salir al patio para buscarlo. Fue ahí cuando lo vi.
Teddy gritaba tan fuerte mientras perseguía a un niño de una sonrisa brillante, ambos riendo. Mi hermano me vió y se acercó.
—¡Phoebe! Dame mi almuerzo. —abrió la caja y prácticamente engulló su sandwich—. Listo, terminé. Llévate la lonchera porque no puedo cargarla.
Tomó la botella de jugo y salió corriendo de nuevo por el patio. Pensando que no me quedaba mucho tiempo del recreo, me senté en una banqueta y saqué mi propio sandwich de queso.
Los niños corrían de un lado a otro, y yo me esforcé por ignorarlos, molesta porque mi hermano me hiciera llevar sus cosas.
—¡Oye! —chilló una vocecita—. ¿Por qué dejas a tu hermana sola? Es su primer día.
El sándwich se quedó a medio camino de mi boca mientras Jamie se sentaba a mi lado en la banca con la misma gran sonrisa que le dirigía a mi hermano.
—Hola, Phoebe.
Mis mejillas seguramente estaban rojas. Carraspeé para aclarar mi garganta, lo único que había dicho en la mañana había sido mi nombre cuando me presenté ante mis compañeros de clase.
—Hola, Jamie.
Él tomó mi jugo y lo abrió, lo puso en la banca entre nosotros.
—¿Cómo te va? ¿Ya tienes alguna amiga?
Antes de que pudiera responder, Teddy llegó arrastrando los pies.
—¡Pero estábamos jugando! ¡Y el recreo ya se va a terminar!
Me di cuenta que mi hermano mayor era un gran tonto y no merecía que yo llevara su lonchera.
—¿Y? Podemos seguir jugando en la salida, pero no puedes dejar a tu hermana sola. —Jamie frunció las cejas—. Si Phoebe fuera mi hermana, no me gustaría que estuviera sola.
Teddy hizo una mueca de molestia, pero se dejó caer a mi lado, dejándome en medio de ambos. Me sentí protegida. Cuando terminé de comer, Jamie cerró mi lonchera y me ayudó a tirar la basura.
—Ahora puedes volver a tu salón.
El timbre sonó y Teddy se quejó porque quería seguir jugando con sus amigos. Yo regresé a mi clase, muy feliz de no estar sola en el receso. Después de eso, ya no me importó tanto que los niños de mi clase me ignoraran.
A la hora de la salida, papá ya estaba ahí para recogernos, tomó mi mochila y me besó la cabeza.
—Hola, pequeña. ¿Cómo te fue en tu primer día?
Asentí. Papá miró a Teddy y frunció las cejas.
—Theodore, despídete de tus amigos y ven aquí. Ahora.
Ted corrió por nuestro lado y se subió al auto de papá, lanzando la mochila entre los asientos. Aseguramos nuestros cinturones antes de que papá pusiera el auto en marcha.
—¿Y bien? ¿Te gustó la escuela?
Me gustó el niño de la sonrisa brillante.
—Si. Jamie se sentó conmigo durante el almuerzo.
Papá hizo una mueca.
—¿Por qué? ¿Y tus amigas? —miró por el retrovisor a Teddy—. ¿No te dije que cuidaras a tu hermana?
Mi hermano bufó de molestia.
—También estuve ahí, le dije que se fuera con las niñas de su salón.
No lo hizo.
Fue James Sawyer quien se sentó conmigo en el recreo durante dos semanas, hasta que hice una amiga y nos sentamos juntas a comer nuestros lonches.
Después de eso, la primaria fue más fácil y un mes después, subí al auto de papá con una gran sonrisa.
—Jamie me gusta mucho. —dije, y papá giró la cabeza para mirarme.
Sus cejas se arrugaron como cuando estaba molesto.
—¿Jamie Sawyer? —balbuceó—. ¿Te agrada como te agradan tus hermanos?
No. El bebé Harry me gustaba, Teddy no tanto.
—No. Teddy es molesto. ¿Puedo quedarme con Jamie?
Algo así como un intercambio de niños donde me quedo con Jamie y Teddy va a vivir con el tío Luke.
—Carajo, no.
Papá puso el auto en marcha, luego tomó el móvil del bolsillo para marcarle a mamá.
—Cerecita, estoy cambiando a la niña de escuela. ¿Dónde está la escuela de niñas más cercana? O mejor aún, una escuela religiosa.
—¿Qué? —escuché el chillido de mamá—. ¿Por qué?
—Jodidamente no la quiero cerca de esos niños precoces.
Cuando terminé ese año, me inscribieron a un colegio que separaba a los niños de las niñas. Mi mejor amigo Liam también entró ahí.
Pero nada me hizo olvidar al niño de las pecas y la gran sonrisa.
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.ErikaJimenezCastillo hermosa, espero que hayas tenido un maravilloso día de cumpleaños, te mando un abrazo y muchas buenas vibras 🙌✨🥳🎉
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Nosotros (Mío #5)
FanficQuinto libro de la serie Mío. Aquí encontrarás las historias de los hijos de nuestros policías favoritos.