༺ Capítulo XLV ༻

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Recorriendo cerca de la costa en su caballo, vigilando que todo estuviera en orden, Min Yoongi pensaba en su próximo regalo para su esposo.

Realmente, no tenía una idea clara sobre lo que debería de regalarle ese día, quería darle algo útil, pero a su vez genial. Lo cual, era algo difícil tras haberle regalado todo lo necesario para que pudiera trabajar correctamente con las plantas medicinales.

—Debí de haberle regalado de a uno y no todos juntos —se lamentó el guerrero.

Y aunque sabía que Jimin no era la clase de doncel que le exigiría llegar a casa con un regalo, era él quien deseaba hacerlo, para poder apreciar ese hermoso rostro iluminándose tras recibir algo.

Podría regalarle una capa más abrigada, pero el problema era que a Yoongi le encantaba observar a su esposo utilizar la suya, razón por la cual se había estado conteniendo al respecto.

No podía ir al bosque y cazar algo para Jimin, ya que gracias a su trabajo, los habitantes del clan Min constantemente estaban dejando alimentos frente a sus puertas, aprendiendo de a poco cuáles eran los favoritos de su esposo.

Entonces, ¿qué podría regalarle ese día?

Ya habían transcurrido tres lunas desde el mueble con todo lo demás y Yoongi ya estaba sintiendo la necesidad de regalarle a su doncel algo más que solo flores, cosa que incluso eso se volvía más difícil con el pasar de los días y el manto frío cayendo poco a poco sobre ellos.

Observando como el muelle parecía estar lleno de comerciantes otra vez, Yoongi decidió darse una vuelta para ver si se daba una idea al respecto.

Tirando de las cuerdas de Storm, instó a su caballo a correr un poco más rápido. Para cuando estuvo cerca del muelle, bajó la velocidad hasta finalmente detenerse a un costado de este.

Bajándose hábilmente del gran animal, Yoongi abrió uno de los bolsos de cuero que estaban colgando en la parte trasera del caballo y sacó una manzana.

Dirigiéndose frente a su caballo, le acarició la cabeza en lo que le daba de comer la manzana.

—Quédate aquí en lo que voy a buscar un regalo para Jimin, ¿de acuerdo? Sé un buen chico y no hagas travesuras —indicó.

El animal relinchó y se alejó un poco para comer del pasto que dividía la arena de la playa. Satisfecho, el guerrero subió hasta el muelle y observó todos los puestos que se habían instalado para comercializar.

Observando un rostro conocido, se acercó a su hermano.

—Hey, pensé que seguías en casa encerrado con tu nueva pareja —comentó, golpeando suavemente su hombro.

Una sonrisa ladina se extendió por el rostro de Namjoon.

—Quisiera, pero SeokJin se veía un poco ahogado con mi atención y cuidados, por lo que decidí darle espacio —explicó.

—¿Cuidados? —preguntó, alzando una ceja.

La gran sonrisa en el rostro de su hermano, más aquella mirada, le dijo exactamente todo a Yoongi. Y solo tal vez, el guerrero sintió un poco de envidia porque la relación de Namjoon fuera tan rápido.

Pero comprendía que no podía comparar ambas relaciones, tenía mucho por lo que pedir perdón antes de que su esposo decidiera darle tan honor. Pero cuando finalmente terminara de redimirse y se ganara realmente el perdón de Jimin, amaría su hermoso y sensual cuerpo toda. La. Maldita. Noche.

—¿Y tú? ¿Qué haces por aquí? ¿Buscando un nuevo regalo para Jimin?

—Sí —aceptó Yoongi y observó a su alrededor—. Pero cada vez es más difícil superarme a mí mismo —comentó.

༺ Wild Breeze ༻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora