Capítulo 7: La ciudad del castillo

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Pov en tercera persona.




(2 días después)




—Mira mamá, ¿puedo darle mis caramelos a ese chico?




—Mejor vámonos, Hijo— Nerviosa por la situación agarraría de su brazo a su hijo que solo hizo caso a su madre.




—¿No le da vergüenza ir así por las calles?— Pregunto en un susurro el dueño de una tienda de comida a su compañero que tenia una bandeja en su mano.



—No es de ninguna orden, aparte....— Mirando a su costado con una gota de sudor.



—Nos esta quitando clientela— Se escucharon risas femeninas en un grupo de chicas que miraban con corazones a la persona de la que estaban hablando.




—H-hola— Chocando con el individuo, se podría apreciar que era Yoriichi que había llegado a Kikka, la ciudad del castillo.




—¿Te puedo ayudar en algo, señorita?— Pregunto con una ceja levantada, pero con una sonrisa en su rostro.



—¡AAAAAAAAAAAAH!— El grito repentino de la chica que parecía ser de clase media alta por la ropa que llevaba, se desmayaría para ser sostenida por sus amigas que la habían empujado para que fuera a hablarle.




—Esto...— Una gota de sudor apareció en su rostro y levantaría la mano en señal de despido al ver como se la llevaban.



—Espero y este bien— Fue su pensamiento mientras caminaba.



—¿Nero ya estas bien?— el pájaro que había regresado se posaría en su hombro para comenzar a agarrar mechones de su cabello rojizo, pero al oír la pregunta se detuvo para picotearlo.


— Ay ay, chinga a tu madre pájaro de mierda, ya te pedí disculpas— La gente observo con curiosidad la interacción del chico que estaba semi desnudo con el antipájaro.




Lo que había pasado para que Nero estuviera enojada con el fue que después de la mazmorra y haber dormido en la intemperie y ser picado por las hormigas y otros insectos, Yoriichi se harto, le pidió a Nero que se sujetara bien de el, comenzando a ver el mapa localizó el lugar a donde tenia que ir y fue a máxima velocidad.



Nero sufrió el latigazo de la increíble velocidad a la que avanzaban corriendo y que duraría por horas, cada vez que hacían una parada para comer o que Yoriichi descansara usando su hechizo de recuperación solar para recobrar vitalidad y energía Nero aprovecho para picotearle por haber tenido que vomitar varias veces, pero después de la 4ta parada se había acostumbrado medianamente bien.


Pero Yoriichi que había pasado por el pueblo de Rayaka y ver un tipo raro con Mohicano que reconoció como Magna Swing de los Toros negros que había ido a visitar su aldea para entregar dinero, al verlo correr a una velocidad respetable para el peli rojo, se le había prendido el foquito en su cabeza cuando vio como el caballero mágico corría con magia en sus pies. Estuvo 3 horas intentando replicar el hechizo hasta que lo logro. Si bien era más fácil comprar ropa en el pueblo de Rayaka el prefirió ir a Kikka ya que confiaba en que conseguiría alguien que le haga un buen Yukata.



Al conseguir usar el hechizo que fue:


Magia de Refuerzo solar: Apuesta de Carrera Base.


Ya que no consiguió una escoba decidió correr hacia Kikka usando ese hechizo que si bien le agotaba más rápido su magia, recorría mas distancia, pero para la pobre Nero el latigazo como el lo había dicho era 5 veces peor.



—Si ponte cómoda con mi cabello— Se callo al sentir la mirada fija de Nero en el que amenazaba con picotearlo.



—Bueno bueno...— Siguiendo su camino, miraba con fascinación los restaurantes, tiendas, puestos de elixires y varitas mágicas.



—Uh eso huele demasiado bien— Estando por entrar en un restaurante de comida, deteniéndose antes de poner un pie en el establecimiento.



—No, primero necesito ropa— Habló decidido en lo que iba a hacer.



—Baba vuelve a tu lugar— Regresandola a su boca, continuo su camino por un rato, había marcado en el mapa que le dieron de la ciudad al entrar en ella los lugares que tenia planeado visitar más tarde.




—Te encontré— Viendo con una sonrisa de oreja a oreja las afueras de una tienda de ropa, que en el cartel abajo decía: Modista Mágico.




El timbre se escucharía en la tienda, el dueño que estaría dado vuelta dejaría de hacer flotar varias telas de diferente color, tamaños y suavidad para voltearse para ver a su cliente.



—Hola, buenos días— Saludo Yoriichi mientras caminaba hacia el mostrador. La dueña se voltearía, una mujer entre sus 40 años de cabello color negro con canas y ojos de igual color, con ropa elegante de color negro, pantalones de color negro, tenia un corte de tazón que llegaba hasta sus hombros.




—¿Edna moda?— Pensó Yoriichi sonriendo alegre al reconocerla.



—Buen día, Joven— Regreso el saludo para dar una mirada rápida al peli rojo, confundiéndola al verlo en esas fachas.




—Me gustar—



—Espera espera ahí— Saliendo del mostrador, mientras bajaba el tamaño de su silla hasta el suelo. Caminando hasta llegar a el con la silla detrás de ella.



—Esto...— La dueña daría varias vueltas al rededor suyo escaneándolo, pero mas bien era a su ropa y apariencia.



—¡Silencio, me estoy concentrando!— Apareciendo rápidamente para apuntarlo con su dedo al chico.




—¿Acaso hay una batalla por el teatro de Roy?— Pregunto entre risas mientras se giraba golpeando a Yoriichi en la cara con su pelo de color negro.



—¿Qué?— Fue lo único que pudo preguntar sin entender nada.



—El teatro de Roy cariño, esta claro que le paso algo, ¿alguna bestia mágica, querido?



—¿Cariño?— Moviendo bruscamente la cabeza hacia los lados.


 —Disculpe, señora— pero se callo por la gélida y asesina mirada que le lanzo con una expresión de amenaza en su rostro.



—Señorita aun soy muy joven, nene— Usando los bordes de su escritorio como impulso para volver del otro lado del mostrador.



—avanza, hablemos adentro— Dejando su silla a un costado, pasando por una telas en forma de puertas.



—¿Okey?— haciendo caso a su orden, escucho un ruido para ver como el cartel de afuera se cerraba y el cartel de abierto estaba hacia adentro mostrando que decía cerrado.



—¿EN SERIO? ¡VIEJA BRUJA!— Se quejo un hombre de pelo corto rojo al ver como Yoriichi con una gota de sudor entraba y el se quedaba afuera.



—Rápido, nene no tengo todo el tiempo— Apurando el paso llegaría para ver que efectivamente era muy chiquita, llegando al metro a duras penas.



—Si vamos a hablar de negocios hablemos bien, se que Roy siempre me ha envidiado a mi y a mis creaciones de ropa pero esto es patético— Yoriichi seria alumbrado por luces a sus costados mostrando varios trajes y ropas elocuentes asombrado por esto.



—Para hacer que venga uno de sus actores a pedirme que le haga ropa, si te soy sincera me lo esperaba pero no pensé que estaría tan arruinado— Apareciendo a su costado pisando el aire mismo.



—¿Qué mierda?— Exclamó haciendo confundir a la dueña.



—¿Qué?— Sin entender a que se refiera vio hacia abajo al fin comprendiendo.



—Se llama zona de maná, es un hechizo avanzado para controlar el maná— Explicó aburrida pero la expresión de ojos en forma de estrellas de Yoriichi la pondría nerviosa.




—Eso es increíble, debes ser muy fuerte— La dueña solo sonrió pícaramente.



—Eres diferente, no creo que trabajes para Roy— Caminando nuevamente hasta llegar a unas luces anaranjadas que mostraban a los costados.



—Es que no trabajo con el, solo soy un cliente que quiere comprar ropa personalizada— Explicaría Yoriichi que se sorprendería al ver la ropa de los miembros de varias ordenes de caballeros.



—¿USTED ES LA CREADORA DE LA ROPA DE LAS ORDENES DE CABALLEROS MAGICOS?— Pregunto emocionado al ver el de las Rosas azules, al lado de las de Amanecer Dorado.




—¿Quién creíste que hacia tan increíbles trajes para esos caballeros? Obviamente tuvo que ser alguien de gran nivel como yo— Presumiéndose a si misma.



—¡Yo solía diseñar para dioses!— Exclamó apuntando a los trajes de Julius Novachrono mientras alzaba su mano.




—Pero tal vez tú vienes con un reto, ¿Eh?— Susurro para sus adentro mientras se giraba para verlo.



—Que sorpresa que vinieras— Girándose para ver a Yoriichi que también haría lo mismo para verla.



—¿Eh? Solo es una compostura— Sacando de la bolsa que llevaba atada a su pantalón saco lo que quedo de su ropa.




—Color rojo que combina contigo, color caqui para contrarestarlo y darle ese toque vivido, ¿pero que mierda hiciste?— Atravesando con su mano el agujero de donde el arquero le disparo en su hombro.




—¿Qué clase de persona eres? ¿Por las noches eres un vigilante?— Pregunto curiosa por saber que es a lo que se dedicaba el chico.


—Trabajo de entrenador mágico— Respondió rápidamente con lo primero que se le ocurrió.



—¿Ah si?— Agarrandolo como si fuera excremento. —Esto es ropa de vagos, nene, que no te vean con el. Por que yo no te dejaría— Tirando el resto de mi yukata a un contenedor de basura.



—¿Qué tiene de malo es ropa extranjera?— Pregunte algo exaltado con los restos en mi mano.



—Puff, actualmente con la discriminación del reino te confundirían con un bandido pobre con esas fachas— Sentandose en una silla al lado de una cascada de agua demasiado limpia que dejaba ver los peces dorados que tenia.



—Tienes razón— agacho la cabeza mientras cerraba sus puños con enojo. No quería tener muchos problemas por como iba vestido. Había tenido una discusión con los guardias al inicio de llegar a Kikka preguntando el quien era y porque iba vestido asi, suerte que una chica lo salvo diciendo que era un actor muy guapo.




—¿Tú podrias fabricarme uno?— Pregunto desesperado mientras lo volvía a tirar a la basura.




—Aay presionas duro, nene....— Sonrió a la pregunta


—Pero acepto— Sacando un cuaderno y una lapicera de color negro, se puso a organizar sus ideas.


—Tiene que ser intrépido, dramático— Anotando con emoción sus ideas mientras daba leves vistas de reojo hacia Yoriichi.



—Una capa como los de amanecer dorado— el papel que había escrito la mujer seria arrojado a su cara golpeándolo de seco.



—¡Capas no! Tuve suficiente, cuantas peleas habrán perdido por eso, algo más sencillo como los de los Toros negros— Respondió enojada hacia su idea.



—¡Sin capa!— Dijo después de haber tenido un escalofrio al recordar los susurros de las personas hacia la ropa que hacia.


 —anda ya, tu nuevo traje estará listo antes de que vuelvas a tu entrenamiento— Palideció Yoriichi pero algo en el le dijo que no tenía que preocuparse.



—¡Eres la mejor!— Viendo como agarraba la ropa para tener una idea de lo que iba a hacer.—Si, lo se lo se— Subiendo unas escaleras al siguiente piso.



—Por cierto— Deteniéndose en seco para detenerme que ya me estaba yendo de ahi.



—¿Cuál es tú nombre y como piensas pagarme?— Pregunto haciendo que me girara para sacar 200 monedas de oro y dejarla en una mesita cercana.



—Me llamo Yoriichi soy de la aldea de Hage y como pagare, espero y esto sea suficiente— La dueña solo miro el dinero y luego a el, entrecerrando sus ojos al recordar algo que tenia en su cintura.



—Esta bien, mi nombre es Edna van Moda, vuelve mañana, Y por favor— apuntando al cuerpo de Yoriichi mientras le hacia una señal a un maniqui con ropa que estaba haciendo.



—Usa eso, no vayas así por la calle, nos vemos mañana a primera hora de la mañana— Termino de subir el segundo piso y Yoriichi se cambiaria ahí mismo la ropa.

Nero quien había estado durmiendo todo el rato, sintió como Yoriichi la dejaba en la mesa y agarraba la ropa, abriendo sus ojos, un fuerte sonrojo se apodero de sus mejillas de pájaro al verlo desnudo, sin parpadear un segundo pudo apreciar el fornido cuerpo del peli rojo, que tenia incomodidades con la ropa ya que en sus palabras era muy ajustada.

—Muy bien creo que ya estamos—  Vistiendo una camisa de manga larga negra que se apegaba a su cuerpo y llegaba hasta su cuello, tenia un abrigo blanco con el con rallas de color rojo, un pantalón de color caquí y unos zapatos que le llegaban hasta la mitad de sus pantorillas.

—¿Estas bien Nero?— Pregunto confundido y algo preocupada a la antipájaro que solo tenia los ojos abierto en gran medida con el pico abierto, reaccionando tarde, miraría a Yoriichi con una expresión de ultra tumba aun sonrojada por lo que había visto, yendo a picotearlo, haciendo que Yoriichi agarre su Nichirin asustado y corriera de ella.

—¡DEJA DE JODER, NO TE HICE NADA!— Provocando aun más a Nero que volaba detrás suyo. Saliendo de la tienda mientras era perseguido siendo observado por las personas de la calle y de Edna que miraba todo desde su segundo piso.

—Grimorio de 4 hojas, eres interesante, no tanto como yo, pero si que lo eres— Habló en voz baja ver  como una capa de tierra cubría las calles por la persecución.

(30 minutos después)


Entrando por la puerta de un restaurante, siendo visto por todos que habían detenido lo que estaban haciendo para observar al recién llegado.



—Otro chico bonito— Un pelado de unos 2 metros terminaría de beber su cerveza sin apartar la vista del peli rojo que caminaría hasta el mostrador.



—Un filete con huevo— poniendo una moneda de oro, el dueño que tenia una cicatriz en su ojo derecho la tomaría para guardarla.



—¿Algo para beber?— Pregunto mientras avisaba adentro de la cocina.



—Agua, por favor— Fue educado Yoriichi con sus palabras, el restaurante era el único abierto cerca de este lugar y tenia un rico aroma, pero mas bien parecía un bar.




—Y..— Detuvo al bartender que estaba por ir al baño.



—También un plato chico, de preferencia para tomar el té— Levantando una ceja confundido, solo pudo asentir para irse a hacer sus necesidades.


—Que hambre dios mío— Pensó mientras miraba el techo impaciente, no comía nada desde anoche que decidio no hacerlo para llegar a Kikka. También que estuvo huyendo de Nero que al fin se habia tranquilizado.




—No fingen nada, ¿eh?— dando una leve sonrisa al poder oír todo lo que decían las personas allí adentro.




—Que rico estaaaaaaa— la voz de una mujer llamaría su atención.



—Esa es Vanessa— viendo como la recién nombrada acariciaba una bebida apoyando su cabeza en el mostrador, mientras que en la otra tenia la botella de lo que estaba tomando.



A pesar de su estado de embriaguez, su actitud era alegre y desinhibida. Yoriichi se acercó y se sentó cerca de ella. La chica notaria lo que hizo.



—Hola, ¿Qué hace una joven como tú en un lugar como este?— Preguntó, mientras señalaba su manto de los toros negros.



Vanessa levantó la mirada, sorprendida por la pregunta pero luego sonrió con picardía.

 —Oh, solo vengo aquí a disfrutar de este rico vino— Acariciando con su mejilla el vino que estaba tomando.



Yoriichi asintió, comprendiendo.  —Entiendo, a veces es necesario disfrutar de una buen vino, aunque nunca probé— Sorprendiendo nuevamente a la chica que lo miraría de pies a cabeza.




—¿Cuántos años tienes?— Preguntó curiosa a mas no poder al notar el grimorio de 4 hojas que llevaba junto a el.




—20 años— Mintió Yoriichi al instante, no quería revelar su edad y menos en un lugar como este.



—Ya veo, ¿no quieres acompañar a esta borracha?— esa pregunta sorprendió al pelirrojo que solo dio una media sonrisa.



—Solo si tú aceptas que te invite a comer— Vanesa río suavemente, recogiendo su botella vacía.



 —¿Y tú, pelirrojo? ¿Qué te trae por aquí?— Acercándose un poco más al chico.




Yoriichi sonrió. —Estoy en un viaje de entrenamiento, buscando mejorar mis habilidades pero me detuve para comprar algunas cosas.




A medida que la conversación fluía, Yoriichi y Vannesa descubrieron que tenían mucho en común. Compartieron algunas historias de sus viajes y aventuras, riendo y bromeando como si se conocieran de toda la vida. La química entre ellos era innegable, y pronto se encontraron sumergidos en una conversación animada y llena de camaradería.



Justo cuando Vanessa se disponía a despedirse, Yoriichi le propuso acompañarla hasta encontrar a sus compañeros de orden que estaban aquí para asi irse junto. Vanessa, un poco dudosa al principio, aceptó con una sonrisa. Decidieron ir juntos, continuando la conversación mientras caminaban por las calles iluminadas por faroles.



En el camino, Yoriichi le contó a Vanessa sobre su vida en Hage y sus seis hermanos, a quienes quería como si fueran de su misma sangre. La charla fue interrumpida cuando vieron salir de una tienda de comida a una joven de estatura baja, con cabello negro recogido en un bollo y un aspecto general que podría confundirse fácilmente con el de una niña.



Ella se acercó a ellos con curiosidad, presentándose como Charmy. Al enterarse de que se dirigían hacia la base de los Black Bulls, Charmy decidió unirse a ellos en el camino, añadiendo un nuevo nivel de energía y diversión a la conversación.



Mientras caminaban por la ciudad, la conversación entre Yoriichi, Vanessa y Charmy se centró en sus habilidades mágicas. Vanessa explicó que ella era capaz de manipular hilos mágicos, demostrando su habilidad creando un pequeño muñeco de Yoriichi en la palma de su mano. Charmy, por su parte, mostró su magia creando una pequeña nube de algodón en la que se subió, decidiendo quedarse allí para no tener que caminar.


Impresionado por las habilidades de sus nuevas amigas, Yoriichi decidió mostrarles un poco de su propia magia. Concentrando su energía mágica en su dedo índice, creó una pequeña bola de luz brillante, similar a un sol en miniatura. Vanessa y Charmy se quedaron boquiabiertas ante la exhibición, impresionadas por la intensidad y la belleza de la luz.



—¡Eso es increíble!— exclamó Vanessa, mirando con admiración la bola de luz en el dedo de Yoriichi.


 —Parece magia de fuego, ¿no?


Yoriichi negó con la cabeza, sonriendo. —No, en realidad es magia de Sol. Es una magia única que solo yo puedo utilizar. No conozco a nadie más que tenga una magia similar.


Charmy, aún maravillada por la demostración, preguntó curiosa —¿Y ¿qué hay de esa marca en tu frente? ¿Cómo la obtuviste?



Yoriichi tocó la marca en su frente, una cicatriz que la dejaba siempre expuesta. —La obtuve en un accidente con agua caliente hace tiempo. Aunque parece que fue ayer...



Las chicas asintieron con comprensión, y Vanessa comentó: —Es fascinante. Nunca he conocido a alguien con una magia como la tuya, Yoriichi. Eres realmente único—



Mientras caminaban, el grupo escuchó el grito de dos chicas seguido de una fuerte bofetada.


Al girarse para ver qué sucedía, se encontraron con Finral, con la marca de la cachetada de ambas chicas en sus cachetes, caminando deprimido y sin darse cuenta de que era observado.

—Parece que el mujeriego de los toros negros volvió a ser rechazado— lo cual hizo que Finral se girara con sorpresa al ver a sus compañeras acompañadas de un extraño pelirrojo.


—¿Qué hacen aquí?— preguntó Finral con curiosidad, a lo que Vanessa y Charmy respondieron con sus respectivas razones. Vanessa explicó que siguió a Charmy que decía cosas de comer en La ciudad del castillo y ella quiso ir a beber y había conocido a Yoriichi, mientras que Charmy dijo que había visto como se habia ido por un portal decidiendo aprovechar para ir comer y al terminar los encontró a ellos dos, y, ahora que lo encontraron podían irse a la base sin tener que viajar mucho.



Finral, medio enojado por ser usado como un taxi decidió replicar.


 —El único que puede usarme de taxi es el propio capitán Yami— al darse cuenta de lo que había dicho, se avergonzó y provocó la risa de las chicas y una sonrisa divertida en Yoriichi.



—¿y tú quien eres?— Pregunto dudoso al ver al chico que Vanessa no había dicho su nombre, ella iba a presentarlo pero el pelirrojo fue más rapido.


—Me llamo Yoriichi soy de la aldea de Hage, estoy aquí de paso para comprar cosa— Asintiendo el noble que solo dio una sonrisa.



—¿Te puedo dar un consejo en privado?— Sin esperar una respuesta de Finral, Yoriichi lo agarraría para susurrarle al oído.



—Tienes razón, lo tendré en cuenta— Después de oír lo que le dijo Yoriichi sus ideas de aclararon, dejando a Charmy y Vanessa dudosas de lo que le habia dicho.



Finral, cansado por todo lo que había hecho durante la tarde, decidió abrir un portal hacia la base de los Toros Negros. Charmy y Vanessa se despidieron, y Finral pasó por el portal, pero antes de que se cerrara por completo, se asomó y sugirió que salieran algún día en una cita grupal. Esto hizo reír a Yoriichi, quien aceptó la propuesta solo para ver cómo se cerraba el portal.


El portal se cerró con un destello brillante, dejando a Yoriichi solo en la calle iluminada por la luz de la luna. Se quedó allí por un momento, recordando las divertidas y emocionantes experiencias que había compartido con sus nuevos amigos. Con una sonrisa en el rostro, se dio la vuelta y fue a buscar un lugar donde pasar la noche.

Un fan reencarnado en Black cloverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora