(Varias semanas después)
Pasaron las semanas rápidamente, aunque para mi fueron unos días, era extraño el tiempo parecía ir mas rapido, aunque lo que hacia la mayor parte del tiempo era dormir, no tenia autoridad en mis extremidades y no controlaba cuando quería ir al baño, fue vergonzoso al inicio, supongo que pensar en que era un adulto ya de 19 años me mantuvo cuerdo, el padre Orgi pudo sostener las riendas de la pequeña familia que se había formado, llegamos 3 bebes al mismo tiempo, casi de la misma edad, pero completamente diferentes. Uno era calmado, su rostro parecía ser serio a veces pero con miedo, este era Yuno que se la pasaba mas tiempo jugando con el collar que tenia. Yo por mi lado, era un dormilón, competiría contra un Snorlax si existiera, solo comía, dormía y cagaba, y asi fue el ciclo. Por otro lado el de pelo blanco, "el revoltoso" como su apodo lo indica, era un caos, muy imperactivo incluso para ser un bebe de pocas semanas de nacido, se divertia mucho eso si y era muy gracioso, pero a veces no paraba de llorar por las noches y estaba como Broly como si Asta fuera Kakaroto.
Cuando el padre me saco a pasear en su escoba quede maravillado, el paisaje, el viento en mi rostro, las aves a mi alrededor, mi único pensamiento fue. —Soy Superman, perras— una sonrisa arrogante se formaría en mi rostro al ver que le ganamos a los pájaros, viendo abajo con curiosidad, asustándome al ver lo alto que estábamos, pero me tranquilizaría, si moria aquí ojala renacer en otro mundo. Las personas trabajaban, usando sus grimorios para regar plantas los que usan agua que ganaban por numero, los de tierra se encargaban de ayudar a tapar los cultivos para darle sombras y que se cosechen bien.
—Esto si que es muy épico— Incluso las pequeñas cosas como estas hubieran causado un caos completo, personas usando magia, quien lo diría, si bien existían cosas como la bruja de Salem o los magos de tiktok, no creía en nada de eso, imagínate que alguien te diga "uso magia" y tira una bola de fuego, eso es magia, el resto parecía cosas absurdas.
Pero bueno, mi nombre es Yoriichi Tsugikuni, cuando me vi en el espejo me sorprendí. Dame unos años y era como la gente le decía cuando no se leía el manga "EL PAPÁ DE TANJIRO", por dios, miles de videos sobre ese mismo tema. Recuerdo la expresión que tuvo el padre Orfai al ver la marca de nacimiento que aparecería en mi frente del lado izquierdo, al llevarme con un ex caballero mágico que se especializaba en la magia de recuperación de tipo fuego, dijo que solo era una marca de nacimiento y que no supondría ningún problema para mi salud ni que tampoco era una enfermedad o algo así. Aunque eso ultimo me causo una pequeña sonrisa que poco a poco se volvió siniestra al saber lo que se venia. Si bien Yoriichi nació con la marca, yo la desbloquee al día siguiente, solo esperaba que mi magia del sol se desbloqueara rápidamente para ponerme a entrenar.
(Meses después)
Habia vivido una larga vida, va, ponele, son 20 años de puro jueguito siguiendo ordenes y yendo al instituto. pero ningún logro como el de haber quedado primero en Educación Fisica con un profesor tan estricto que llegaba a ser molesto, o haberme terminado de ver una serie de 5 temporadas en 2 días o si quiera haberle ganado a Sub zero en mortal kombat 9 a máxima dificultad, nada como eso superaba lo que acababa de hacer.
—¡Yoriichiiiiii!— Frunciría el ceño enojado mientras ponía toda mi concentración en dar el siguiente movimiento. —¡Estas gateando!— Grito el padre Orfai a lo que sonreí orgulloso por mi reciente logro. Estaba gateando teniendo solo 6 meses.
—Puedo gatear, ¡NENA!— Con una mirada decidida avance hacia mi siguiente objetivo el espejo que estaba a la derecha junto a una ventana. Mientras el padre Orfai me seguía preocupado de que me golpeara con algo pero sin ocultar su emoción de felicidad. Chocandome con mi objetivo al no controlar bien mi cuerpo, me quede viendo asombrado todo mi cuerpo, pero lo que más me fascino fue ver esa marca, algunos dirán que es fea y todo, pero esa marca guarda un enorme poder que pienso conseguir para enfrentarme a los males de este mundo y proteger a mis seres queridos, si bien no puedo salvarlos a todos porque no soy dios, puedo intentarlo porque soy Yoriichi de Hage.
El padre Orfai aplaudiría al ver como me miraba en el espejo asombrado por mi reflejo. Hasta que Asta despertó. El Llanto de un bebe se escucharía, con esfuerzo me giraría para ver como encima de la mesa se veían las manos de un bebe que lo reconocí por el nombre en la cuna, Asta.
—Ya se despertó— Suspirando para sonarse la espalda.
—De seguro tiene hambre, tú quédate aquí— Recibiendo un pulgar arriba de mi parte, sacándole una gota de sudor. El padre Orfai me había cachado intentando pronunciar algunas palabras y cuando me frustraba me agarraba del pelo que tenia como si me lo fuera a arrancar o hacia un berrinche. Si bien le parecía medio escalofriante que un bebe de 6 meses entendería lo que le decía y incluso poder responderle, pero al poco tiempo se acostumbro, el "bebe crece rápido" fue lo que pensó.
Era opacado por su curiosidad que era como un gato, lo había intentado pillado intentando jugar con fuego, pero se había quemado, para luego intentarlo de vuelta con más precaución.Ignorando sus pensamientos fue a atender al peli blanco, a lo que aprovecharía para gatear hasta la puerta donde llevaba el cobertizo, esperando unos segundos hasta que mis ojos se acostumbren a la oscuridad, vería un cofre.
—Ahí debe estar— Aumentando la velocidad hasta llegar al cofre, me puse a buscar a los alrededores con la poca luz que entraba por la puerta que había dejado abierta, encontrando un banco chiquito de esos que usan para sentarse y cepillarse la espalda pero del tamaño de un niño de 5 años, afortunadamente tenia escalones por los que pude subir.
—Vamos, es como hacer una sentadilla— Preparándome mentalmente para intentar pararme. —Aunque no se si este cuerpo pueda hacerlo, al menos debo intentarlo.
(minutos después)
—Como come ese bebe— estuvo un buen rato alimentando al enérgico bebe que después de comer se puso a dormir de nuevo, volviendo hasta el altar vería el espejo pero no a Yoriichi. Un escalofrío corrió por su espalda al no verlo. —¿Yoriichi?— Preocupado comenzaría a buscarlo con la vista, sin encontrarlo cerca, así que vio el la puerta del cobertizo donde guardaban comida abierta, ya que había ido horas antes a buscar la comida y la leche para prepararles a los 3 bebes.
—Ese mocoso debe estar por aquí— con una expresión enojada, caminaría hasta llegar al cobertizo, encendiendo la luz. lo que vería le sacaría lagrimas por la ternura que le causaba la escena. Yo estaría intentando pararme para abrir el cofre.
—Apenas y pudo gatear y ya quiere caminar— Pensó para sus adentros, para tomarme entre sus brazos y llevarme. —NOOOOOOOOOO— Despidiéndome con tristeza del cofre, que juraría que lloraba por mi partida cuando se apagaron las luces y se cerro la puerta.
—No debes entrar ahí, puedes perderte— El regaño recibido dolería un poco. Si bien era un adulto de 20 años en el cuerpo de un bebe, mi cuerpo y mis emociones ya no eran los mismos, al recibir un regaño así, solo hubiera asentido o mirado a otro lado, que fue lo que hice, pero unas lagrimas cayeron de mis ojos.
—WAAAAAAA
—No puede ser— Exclamó Orfai con una gota de sudor.
—Eres un bebe un tanto curioso— Sus palabras haría que pare de llorar para verlo con suma atención. —Sin duda crecerás para ser alguien grande.
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Un fan reencarnado en Black clover
Science FictionEn un giro inesperado del destino, un ferviente fan del anime se encuentra reencarnado en un mundo desconocido, donde la magia y la nobleza dominan la sociedad. Sin embargo, a diferencia de otras historias de reencarnación, este fanático se encuentr...