Charlie se levantó muy emocionada esa mañana, fue corriendo hasta el calendario y marcó con una x el día de ayer, leyó una vez más lo que ponía en el día de hoy: Gran Baile Real. Vaggie se levantó pocos segundos después, sin comprender la emoción de su pareja, cuando quería preguntarle, Charlie la levantó por el aire y dio una vuelta sobre si misma.
- ¡Hoy es el día Vaggie! - Le dijo emocionada después de dejarla en el suelo, Vaggie sonrió por la actitud infantil de su pareja.
- ¿El día de qué? - Preguntó mientras se vestía.
- ¡El día! Hoy tenemos en Gran Baile Real. En este día, mi padre, yo y todos los pecados damos una gran fiesta. Bailamos y disfrutamos. Oh - dijo al final, con poca ilusión, Vaggie se giró interrogante por el cambio de tono - tú no puedes venir Vaggie, solo se puede ir si es la pareja casada. Es para evitar cotilleos mal sonados.
- No pasa nada cari - tranquilizó mientras le acariciaba la mejilla - tú pásatelo bien, creo que me podré encargar yo sola de los huéspedes.
- ¡Eres la mejor Vaggie! - Dijo antes de darle un beso - La mejor - repitió.
En el castillo, Emily y Lucifer estaban muy ocupados preparando la decoración.
- No entiendo por qué no has contratado un servicio - se quejaba Emily.
- Dos cosas, la primera, porque es tradición que la realicen los habitantes de la casa, y la segunda, porque así hacemos ejercicio. No deberías haberte esforzado tanto en el entrenamiento de ayer, es muy difícil ganarme en el cuerpo a cuerpo.
- Ya lo sé, solo quería intentarlo - se defendió Emily.
- Y eso lo entiendo, pero piensalo, elaboré toda una revolución contra Dios, obviamente tengo mucha fuerza, tanto mental como física.
- Lu, ayer te pillé llorando por un libro - reprochó Emily el orgullo que estaba teniendo el rey - por cierto, ¿qué ha hecho ese tal Sam?
- Ya te prestaré el libro - fue lo único que respondió Lucifer.
A la noche, Lucifer había llevado a Emily al hotel y él estaba esperando a sus invitados. Llevaba un pantalón negro con unas botas blancas, su camisa tenía mangas con chorreras y su saco rojo llevaba una pequeña manzana, por encima de toda esa ropa, llevaba el collar, que de extraordinaria manera, convinaba con todo.
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Charlie llegó poco después, siendo abrazada por Lucifer, o almenos intentándolo, porque su gran vestido complicaba mucho la acción.
- ¡Hola manzanita! ¿Te han dejado pasar los paparazzi? - Preguntó mientras se ponía de puntillas y recolocaba un mechón de pelo.
- Si papá, no te preocupes, ¡estás fantástico! - Alagó a su padre, quien hizo gestos rápidos con la mano derecha mientras su cara se ponía roja.
- ¡Ay hija! Me alagas, pero tú si que estás maravillosa, pareces una reina - cogió a su hija de las dos manos mientras sonreía, Charlie le devolvió la sonrisa.