-- ¡Mamá, mamá! -- Se acercó un niño corriendo a su madre, con un barco de papel --. ¿Este sirve?
-- Pues por supuesto, mi vida -- Asintió su cariñosa madre mietras tomaba el barquito --. ¿Quieres llevarlo esta tarde al lago?
El niño asintió mientras daba vueltas sobre si mismo.
-- Quiero que nade con los patos -- Rio mientras se frenaba del mareo.
-- Venga, ayudame a poner la mesa, que tu padre llega en nada y te he hecho tu comida favorita.
-- ¿Jambalaya? -- La madre asintió --. ¡Ya voy mamá!
El niño puso la mesa mientras la madre terminaba de cocinar. Todo hasta que la puerta de la casa se abrió.
-- ¿Qué tal el trabajo, cariño? -- Preguntó la madre.
-- ¿No me puedes dejar siquiera sentarme? -- Se quejó el hombre, mientras dejaba la chaqueta en el perchero de la entrada.
La mujer calló y sirvió la comida en la mesa.
-- Papá, papá, hoy he puesto yo la mesa -- Sonrió orgulloso el niño.
-- ¿¡Tú escuchas cuando te hablo mujer!? -- Empezó a gritar el hombre a su esposa --. ¡Yo diciendo que el niño no puede hacer cosas femeninas y tú haciendole poner la mesa! ¿¡Quieres un marimacho?!
El niño cogió su plato de comida y se metió en su habitación, sus padres siempre se ponían a gritar. El pequeño estaba seguro que su padre se sentiría orgulloso. Cuando sus amigas ayudan a sus madres en casa su padre les agradece, ¿por qué su padre no hace eso?
Cuando el pequeño termina la comida, vuelve a la cocina, ha dejar el plato en el fregadero.
-- Mamá, ¿vamos a ir al parque? -- Pregunta el niño mientras su madre está de espaldas.
Cuando esta se gira, se puede ver un ojo morado y una marca roja en la mejilla izquierda.
-- No cariño, no podemos -- Niega la madre --. Tu padre quiere que le ayudes en una cosa.
-- Pero me prometiste ir al parque... -- Suspira el pequeño.
-- Otro día será.
-- Eso lo dices siempre -- Reprocha el pequeño antes de ir donde su padre.
Justo a los pies de la puerta de la habitación, el pequeño encuentra su barco de papel, que le tomó toda la mañana, aplastado y con cenizas de un puro. Como todas las cosas que hizo con su madre. Al final, llega junto a su padre y le ayuda.
Años más tarde, el niño no era tan niño, y sabía perfectamente lo que pasaba en su hogar. Peleas constantes, golpes, amenazas. De todo. Se enteró de que iba a tener una hermana, pero su padre golpeó la barriga de su madre hasta que acabó sangrando en el suelo, fue una suerte que ella no muriera, según el doctor.
-- Cariño, por favor, solo ve a buscarme esto que te pido -- Suplicó su madre. El niño ya no la dejaba sola nunca, por miedo a que su padre le hiciera daño.
El niño, ya no tan niño, aceptó. Y salió de su hogar, dando una vuelta por la ciudad hasta llegar a la tienda, donde recogió lo que su madre le pidió.
-- Buenos días, señora Harper. Buenos días, señor Calrk -- Saludaba a todo el mundo de vuelta a su hogar.
Cuando llegó con el juego de cuchillos que su madre había pedido, presenció, desde la ventana, a su padre golpeando a su madre. Repetidas veces, sin descanso ni freno. Con insultos de por medio.
-- No... No no -- Se lamentaba el pequeño, mientras sentía como perdía la cordura --. Mamá. No pienso perderte mamá.
El niño, ya no tan niño, sacó uno de los cuchillos del juego y se adentró a su hogar. Ambos padres se frenaron al verlo con el cuchillo en mano. El padre intentó negociar con él. Pero su madre tenía una pequeña sonrisa en el rostro, además de algunas lágrimas.
El niño se acercó con el cuchillo, él más afilado del juego y lo clavó en el pecho de su padre. La sangre se esparció por ambos. Primero él, luego su madre. Sacó y repitió el proceso por tantos años como tenía. Sin cansancio, sin pausa, igual que cuando pegaba a su madre. Al terminar, dejó el cuchillo en el pecho de su padre y se levantó.
Su madre se acercó a su mejilla y le besó.
-- Haré la cena, mi pequeño.
El niño, ya nada niño, limpió todo el desastre, toda la sangre, mientras su madre se ocupaba del cuerpo. El niño se limpió las ropas y hechó al fuego las que estaban manchadas, dejando que ardieran en el fuego del infierno.
-- Allí acabaré yo... -- Se lamentaba mientras observaba como el fuego se liberaba.
La madre apareció, abrazandole y agradeciendo su sacrificio.
-- Nos iremos con el demonio, pero nos recibirá con los brazos abiertos por darle a un horrible pecador.
Ambos se sentaron en la mesa para cenar. El juego de cuchillos estaba limpio y colocado en su sitio. Todo estaba impecable. Era increíble lo que podía hacer el trabajo en equipo.
-- Te han concedio el puesto en la radio, será maravilloso, mi sol -- Sonrió agradecida la madre mientras ponía un plato de Jambalaya delante de su hijo --. Pruébala.
El niño, ya completamente hecho a su estancia en el infierno. Probó un bocado. Dos. Tres.
Su madre repitió el proceso, disfrutando de la carne.
-- Sabía que serías un buen hombre, hecho y derecho -- Se levantó --. Si no, no proveerias a esta familia una carne tan espectacular. Gracias Alastor.
El niño se levantó y abrió la nevera, el cádaver seguía allí, tan solo le faltaba una pierna. Su madre sin duda era muy buena cocinera. Sabía hacer que la mierda más repugnante supiera como la mayor de las glorias.
ESTÁS LEYENDO
Radioapple ~Salvarse a uno mismo de la destrucción~
FanfictionHistoria de Radioapple basada en la serie Hazbin Hotel. Ships que van a aparecer: •Huskerdust •Radioapple •Chaggie •CherrySnake