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"Steven Grant es el tipo de novio que te sorprende con pequeños gestos de ternura cuando menos te lo esperas. Y si ve algo que le recuerda a ti, no dudará en comprarlo para dártelo"

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El sol se filtraba tenuemente por las cortinas entreabiertas, tiñendo la habitación con tonos dorados y cálidos.
Estabas recostada en la cama, disfrutando de la tranquilidad de la mañana, cuando de repente escuchaste el sonido de la puerta cerrándose suavemente.

Al levantar la mirada, viste a Steven entrar al departamento con una sonrisa traviesa en el rostro.

En sus manos sostenía un pequeño paquete envuelto con papel de seda rosa.

-¿Qué es eso?-, preguntaste con curiosidad, sentándote en la cama y extendiendo la mano para recibir el regalo.

Steven se acercó y se sentó a tu lado, colocando el paquete con cuidado en tus manos.

-Solo algo que vi y pensé que te gustaría-, respondió con una chispa de emoción en los ojos.

Con manos temblorosas de anticipación, comenzaste a deshacer el papel de seda, revelando un pequeño colgante en forma de luna.

El diseño era delicado y elegante, justo tu estilo.

-¡Es hermoso!-, exclamaste con admiración, levantando la mirada para encontrarte con los ojos brillantes de Steven.

Él sonrió, evidentemente satisfecho con tu reacción.

-Vi esto en una tienda y de inmediato pensé en ti. Aunque no estaba seguro de si te gustaría -, explicó, con una nota de orgullo en su voz.

- ¿Estás bromeando? ¡Es la cosa más linda que me han dado!

Te abalanzaste sobre él, envolviéndolo en un abrazo lleno de gratitud y cariño.
Steven siempre tenía ese don especial para sorprenderte con pequeños gestos de ternura cuando menos lo esperabas, y era algo que valorabas enormemente en él.

Mientras te sentías abrazada por su amor y apoyo incondicional, te dabas cuenta una vez más de lo afortunada que eras de tener a Steven como tu novio.
Él no solo te llenaba de amor y felicidad cada día, sino que también estaba siempre atento a los detalles que hacían que tu corazón se desbordara de alegría.

Juntos, compartían esos momentos de complicidad y amor, construyendo una relación sólida basada en el respeto, la confianza y el afecto mutuo.
Y mientras contemplabas el colgante que ahora colgaba delicadamente de tu cuello, te sentías más enamorada que nunca de este hombre tan especial que había entrado en tu vida y la había llenado de amor y felicidad.