➤ El ascensor | Steven Grant

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Steven Grant x Reader
Nota: Solamente es un encuentro casual.

Cuando te mudaste de Londres por trabajo, no tenías idea de cómo podría ser un departamento antes de mudarte allí

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Cuando te mudaste de Londres por trabajo, no tenías idea de cómo podría ser un departamento antes de mudarte allí. Esperabas un edificio elegante de estilo victoriano con un hermoso techo y un parque al otro lado de la calle.

Una fantasía de tontos, pero era algo con lo que soñabas cuando eras niña.

Pero tú nuevo edificio no era el Palacio de Buckingham.

Ni siquiera pensaste que cumplía con el código.

Sin embargo, el apartamento cumplió su propósito. Era espacioso, aunque viejo y desmoronado. Estaba bastante seguro de que su arrendador se negó a actualizar nada después de 2002.

Sin embargo, tu viaje fué corto y estabas cerca de la estación de metro. Su vecino mayor trajo un bizcocho a tu puerta anoche para darte la bienvenida al edificio. Los residentes eran tranquilos y relativamente todos mayores o en edad de trabajar.

Hoy era tu primer día de trabajo. Conseguiste el trabajo de tus sueños en la ciudad de tus sueños.

Hoy todo tenía que ser perfecto.

Te vestiste elegante. Falda tubo. Blusa. Blazer.

Ni una arruga ni una mancha a la vista. Preparaste tu té favorito y lograste recogerte el cabello para que quedara bien peinado.

Al entrar en el ascensor, bebiste un sorbo de té y miraste el reloj.

Eran las 8:15 a. m. Perfecto.

Tendrías tiempo de sobra para preparar tus cosas y conocer a tu nuevo equipo antes de que comenzara la jornada laboral.

¡Detengan el ascensor! —gritó una voz en el pasillo.

Levantaste la vista del reloj y viste a un hombre que se acercaba con una pila de papeles y corría para llegar hasta donde tu estabas. Pusiste un brazo contra la puerta para mantenerla abierta; no servía de nada enemistarse con tu vecino.

Cuando el chico llegó al ascensor, tus ojos no tardaron en mirarlo con detenimiento.

Llevaba una camisa oscura con cuello abotonado y pantalones marrones oscuros. El pelo rizado del extraño estaba alborotado, como si ni siquiera se lo hubiera peinado, los rizos se superponían en todas direcciones.

Los papeles que agarraba eran un desastre arrugado.

Gracias....—. Suspiró.

Sus ojos se conectaron con los tuyos, como un ciervo ante los faros de un coche. Sin embargo, era guapo, eso te lo podías asegurar.

No podías pasar por alto las ojeras bajo sus ojos que en el quedaban bastante llamativas.
Los rizos le caían sobre la frente, enmarcando sus grandes ojos marrones, tan abiertos que podías ver tu reflejo en ellos.

𝙈𝙊𝙊𝙉𝙆𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏-𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora