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Era normal ver a los chicos en misiones.
Más ahora que Marc y Steven se habían dado cuenta de la presencia de Jake en sus vidas y de que él era el Avatar de Khonshu. Eso los ataba también a ellos, pues vivían en el mismo cuerpo.
Ahora, estaban en medio de una de esas tantas misiones que Marc odiaba. En realidad, siempre odió las misiones de Khonshu. La misión se trataba de seguir a los pocos discípulos que quedaron de Ammit. Khonshu les había dicho que esa noche irían a saquear un lugar donde se encontraba un objeto que ayudaría a la liberación de algo más grande y eso no lo podía dejar pasar.
Por eso estaban ahí. Parados en un tejado.
Esperando.
Marc se apoyaba contra una chimenea, observando el callejón debajo. Sus sentidos estaban en alerta máxima, cada ruido y movimiento eran analizados minuciosamente. Steven, por otro lado, intentaba mantenerse calmado, aunque su nerviosismo era palpable.
—Esto es una locura —murmuró Steven desde el reflejo de una ventana cercana—. Estamos parados en un tejado en medio de la noche, esperando a unos lunáticos.
—Es nuestra vida ahora —respondió Marc en voz baja, sin apartar la vista del callejón—. Gracias a Khonshu.
Desde el reflejo de la misma ventana cercana, Jake los observaba con su típica expresión confiada y desenfadada.
—Relájense, chavos. Esto es pan comido. Sólo sigamos el plan del pájaro desnutrido y ya.
Marc bufó, claramente poco convencido.
—Odio cuando dices eso.
De repente, un grupo de figuras encapuchadas apareció al final del callejón, moviéndose con rapidez y cautela. Marc se tensó, señalando hacia ellos.
—Ahí están. Esos son los discípulos.
Steven tragó saliva, sintiendo el peso de la responsabilidad.
—Entonces, ¿qué hacemos ahora?
— Prepararnos para lo peor —respondió Marc, asumiendo el control con una determinación fría—. Y esperar al momento adecuado para atacar.
Jake, desde su posición, no pudo evitar añadir con un toque de sarcasmo.
—Y recordemos divertirnos un poco.
Mientras los discípulos de Ammit comenzaban a trabajar en abrir una puerta oculta, el cuerpo de Marc se preparó para la acción.
Finalmente, uno de los discípulos logró abrir la puerta oculta, revelando un oscuro pasaje que descendía hacia las profundidades del edificio. Los chicos sabían que era el momento de actuar.
