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"Por favor, dios mío salvame"

-Steven Grant.


-¡ACHÚ!-. Otra onda, otro lugar. Así estuviste toda la mañana.

Steven salió de la cocina, nervioso y miró a la cama, el lugar donde deberías estar.

Vacío.

¿Dónde te habías ido ahora?

Desde que amaneciste con aquel resfrío fuerte, ha estado preocupado por ti. Tenías poderes de teletransportación, y cada vez que estornudabas, desaparecías y aparecías en un lugar diferente. No era la primera vez que pasaba, pero en tu estado actual, la situación se volvía más problemática y preocupante.

-¡Cielos, no otra vez!- murmuró Steven, corriendo hacia el salón, esperando encontrarte allí.

-¡ACHÚ!- resonó tu estornudo desde el baño.

Steven corrió hacia allí, encontrándote sentada en el suelo, tosiendo levemente y frotándote la nariz.

-¿Estás bien, Mon amour?- preguntó Steven, ayudándote a levantarte.

-Sí, sí- dijiste, con la voz nasal. -Sólo... este maldito resfriado.

Steven te condujo de vuelta a la cama, pero apenas te sentaste, otro estornudo te hizo desaparecer nuevamente.

-¡Por Bastet!- exclamó Steven, corriendo a buscarte de nuevo.

Esta vez te encontró en la cocina, tratando de agarrarte a la mesa para no caerte.

-Esto se está volviendo ridículo- dijiste, medio riéndote y medio quejándote.

-Dime algo que no sepa- suspiró Steven, llevándote de nuevo a la cama.

Mientras te acomodaba, trataba de pensar en una solución. Tus poderes eran un don, pero también podían ser una maldición en momentos como este.

-Necesitamos un plan- dijo Steven, mirándote con preocupación. -No puedes seguir desapareciendo cada vez que estornudas.

-Lo sé, lo sé- dijiste, acomodándote en la cama. -Pero, ¿qué podemos hacer?

Steven pensó por un momento.

-Pues...no lo sé. ¿Desde siempre te paso esto?

-No, no siempre- respondiste, tosiendo levemente. -Empezó hace unos años, pero nunca había sido tan problemático. Usualmente podía controlarlo mejor.

Steven frunció el ceño, pensando en posibles soluciones.

-Quizás... podría ir a la farmacia y buscar algo para aliviar tus síntomas. Tal vez un antihistamínico o algo para los estornudos. ¿Te parece bien?

-Sí, vale, cualquier cosa que pueda ayudar- asentiste.

Steven te acomodó en la cama una vez más y se dirigió a la puerta.

-No te muevas...aunque...creo que es algo difícil, jaja- dijo con una sonrisa irónica antes de salir.

En el camino a la farmacia, Steven empezó a hablar con Marc y Jake en el espacio mental compartido.

-¿Alguna idea de cómo solucionar esto?- preguntó Steven.

-Bueno, podríamos atarla a la cama, pero creo que eso no ayudaría mucho, compadre- dijo Jake con sarcasmo.

-Jake, eso no es una opción- replicó Steven, irritado.

-Calma, Steven- intervino Marc. -Lo importante es que encontremos algo para aliviar sus síntomas. Un buen antihistamínico debería ayudar a reducir los estornudos, y tal vez algo para fortalecer su sistema inmunológico.

Steven asintió mentalmente, agradecido por la sugerencia de Marc. Llegó a la farmacia y compró una variedad de medicamentos: antihistamínicos, pastillas para el resfriado, y un jarabe para la tos.

De regreso a casa, Steven subió las escaleras rápidamente, ansioso por ver si los medicamentos podrían ayudarte.
Abrió la puerta del departamento y te buscó en la cama, pero no estabas allí.

-¿Dónde estás?- murmuró, mirando alrededor.

-¡ACHÚ!- escuchó tu estornudo desde arriba.

Steven levantó la mirada y te encontró encaramada en las vigas de madera del techo.

-¡Por todos los dioses!- exclamó Steven, corriendo a buscar una escalera. -¿Cómo has llegado hasta ahí?

-¡No lo sé!- gritaste, tratando de mantener el equilibrio. -¡Por favor, bájame de aquí!

Steven trajo la escalera-la cual habían usado hace algunos meses la última vez que te resfriaste y apareciste en el techo- y, con mucho cuidado, te ayudó a bajar.

Una vez que estuviste a salvo en el suelo, te dio los medicamentos.

-Aquí tienes- dijo, ofreciéndote un vaso de agua. -Toma esto. Espero que te ayude a controlar los estornudos.

Tomaste las pastillas y suspiraste aliviada, sentándote en el sofá.

-Gracias, Steven- dijiste, recostándote. -No sé qué haría sin ti.

-Yo tampoco sé qué haría sin ti, mi amor- respondió Steven, sentándose a tu lado y abrazándote con cuidado. -Vamos a superar esto juntos, ¿de acuerdo?

-De acuerdo- dijiste, cerrando los ojos mientras empezabas a sentirte un poco mejor.

Steven te observó con cariño. Luego, se dio la vuelta para ir a la cocina por la escoba, con la intención de barrer la sala.

Pero, cuando menos se lo esperó, estornudaste otra vez.

-¡ACHÚ!

Miró hacia el sillón, y no estabas. Un suspiro cansado escapó de sus labios. Steven giró sobre sus talones, esperando escuchar alguna señal de tu paradero. No pasó mucho tiempo antes de escuchar su nombre.

-¡Steven!- tu voz venía, una vez más, del techo del edificio del departamento.

-"Por favor, dios mío, sálvame..."- dijo, cansado, yendo a buscar nuevamente la escalera.

Hoy será un día largo...

𝙈𝙊𝙊𝙉𝙆𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏-𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora