➤ Cuidando de ti | Marc Spector

135 21 0
                                    

Marc Spector x Reader

Nota: Eres una Ex- Widow y eres la pareja de Marc.

Nota: Eres una Ex- Widow y eres la pareja de Marc

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Abriste la puerta del apartamento que compartías con Marc luego de una noche bastante larga en las calles de Londres. Las luces del pasillo estaban bajas, y el silencio de la madrugada te envolvía mientras te quitabas tus botas con dificultad, sintiendo cómo tus pies agradecían la liberación. Te estiraste el traje en la parte del abdomen, recordando lo apretados que eran... o tal vez habías engordado un poco.

Era difícil de saber en ese momento de agotamiento.

Eras una Ex-Widow, una retirada. Habías dejado atrás el Red Room, pero no podías decirle que no a una amiga que estaba metida en medio de un lío de mafiosos chinos en el otro lado de la ciudad.

Esa lealtad te había costado caro esta noche.

Luego de caminar con pasos cansados por el departamento, te dejaste caer en la cama. Tus extremidades dolían, y sin mencionar las lesiones que llevabas por debajo de tu vestimenta y en tu rostro. Esas dolían como nunca.

El cuarto estaba en penumbras, la única luz provenía de la lámpara de noche que Marc solía dejar encendida para ti. Aunque él no estaba en casa, su presencia se sentía en cada rincón del apartamento. Cerraste los ojos por un momento, permitiéndote unos segundos de descanso, pero el dolor punzante en tus costillas te hizo abrirlos de nuevo.

Con un suspiro, te levantaste de la cama y caminaste hacia el espejo del baño.

La luz fluorescente te cegó momentáneamente antes de que tus ojos se acostumbraran. Con cuidado, te quitaste tu traje y al mirar tu reflejo, te diste cuenta de la gravedad de las lesiones. Tenías un corte profundo en la mejilla y varios moretones en el cuerpo.

—Genial —murmuraste para ti misma, abriendo el botiquín de primeros auxilios.

Tomaste un par de gasas y antiséptico, comenzando a limpiar las heridas con cuidado. El ardor te hizo soltar un siseo, pero continuaste con la tarea, recordando los entrenamientos que habías tenido en el Red Room. Esas habilidades nunca se iban del todo, aunque quisieras.

Mientras trabajabas en tus heridas, escuchaste la puerta del apartamento abrirse. Te tensaste por reflejo, pero luego escuchaste la voz familiar de Marc.

—¿___? ¿Estás en casa? —llamó, su voz llena de preocupación.

—En el baño —respondíste, tratando de sonar lo más normal posible.

Marc apareció en la puerta del baño en cuestión de segundos, y al verte, su expresión se transformó en una mezcla de preocupación y enojo.

—¿Qué te pasó? Trabajos de Widows otra vez? Pensé que habías dejado eso—dijo, acercándose a ti y tomando tus manos para detener tu labor.

—Si, lo dejé. Solo fue una pequeña pelea, nada serio —intentaste minimizarlo, pero sabías que Marc no se lo tragaría.

—¿Nada serio? —repitió, mirando tus heridas con ojos oscuros y llenos de furia contenida—. Pareces haber salido de una guerra, ___.

—Era una amiga, Marc. Estaba en problemas y necesitaba ayuda —dijiste con un suspiro, dejando caer la gasa en el lavabo.

—Podrías haberme avisado por lo menos —respondió, su voz bajando un tono—. Sabes que puedes llamarme cuando quieras.

—Lo sé, pero... esto era algo que tenía que hacer yo sola...con ella, obvio.

Marc te miró por un momento antes de asentir con la cabeza.
Sabía lo importante que era para ti ser independiente, pero eso no hacía que le doliera menos verte herida.

Sin decir nada más, tomó el antiséptico y comenzó a limpiar tus heridas con una suavidad que contrastaba con su apariencia dura.

—Gracias —murmuraste, mirando cómo trabajaba con concentración.

—No tienes por qué agradecer, Linda—respondió él, sin levantar la vista.

Después de unos minutos, todas tus heridas estaban vendadas y limpias. Marc te llevó de vuelta a la cama, ayudándote a recostarte con cuidado. Se sentó a tu lado, su mano acariciando tu cabello con ternura.

—Prométeme que la próxima vez me llamarás —dijo en voz baja, sus ojos buscando los tuyos.

—Sabes que no es necesario.

—___.

Rodaste los ojos con una sonrisa divertida.

—Bien, lo prometo.

Luego, ambos se acostaron juntos, acurrucandote para poder disfrutar del momento.

𝙈𝙊𝙊𝙉𝙆𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏-𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora