Jake Lockley x Reader Contexto: Eres la novia de Jake y tienes Disfluencia (Consiste en: Repetir sonidos, sílabas o palabras. Estirar un sonido. Detenerse repentinamente en medio de una sílaba o palabra. Más o menos como una tartamudez)
Aviso: Esto se basa en experiencias reales mías. Yo tengo Disfluencia desde los cinco años, y es algo normal. 😌
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-¿Así que te gustan las ballenas ?-. Preguntó Jake, mientras sostenía tus manos y caminaban por la calle.
Tú asentiste, juntandote más hacia él.
-Aja-. Respondiste, con una sonrisa-. Sss...son muy interesantes! Sabías q-q-que las ballenas Orca enseñan a las más jj...jovenes a cazar?
Jake te miró con una sonrisa de lado, mientras tú estabas hablando. Le encantaba escucharte a pesar de tus pequeños problemas con la fluidez de tus palabras. A él eso no le importaba. Solo era un detalle más en tu perfección.
-Wow, ¿En serio? Que inteligente que es uste' dama mia-. Respondió, llevando tu mano a sus labios, besando el dorso de esta.
Tú sonreíste avergonzada, sintiendo cómo tus mejillas se ruborizaban.
-S-sí... es realmente fascinante cómo trabajan en equipo. Son mmuy... sociales.
Jake asintió, interesado genuinamente en lo que decías. Siempre había admirado tu pasión por la vida marina y cómo te iluminabas cada vez que hablabas de ello. Caminando juntos, la conversación fluyó con naturalidad, aunque con pausas y repeticiones que Jake encontraba encantadoras.
Llegaron a un parque y se sentaron en un banco, disfrutando del entorno tranquilo. Jake te miró, sus ojos oscuros llenos de afecto y curiosidad.
-Dime más sobre esas ballenas Orca. ¿Cómo enseñan a los jóvenes a cazar? -preguntó, realmente interesado en aprender de ti.
Tomaste un respiro profundo, tratando de organizar tus pensamientos y palabras.
-Ellas... utilizan técnicas de caza... diferentes. Por ejemplo, las ballenas mayores empujan a las jóvenes hacia los p-p-peces... para que practiquen. Es como si fuera una... clase de caza.
Jake te escuchaba atentamente, asintiendo y sonriendo de vez en cuando. Era un oyente paciente, y nunca te apresuraba ni te hacía sentir incómoda por tu disfluencia. Para él, cada palabra que pronunciabas era valiosa y merecía ser escuchada.
-Me encanta cómo siempre tienes algo nuevo que enseñarme, mi reina -dijo Jake, envolviendo un brazo alrededor de tus hombros y atrayéndote hacia él.
Te apoyaste en su hombro, sintiéndote segura y querida. Estar con Jake era como estar en casa, un refugio donde no necesitabas preocuparte por tus imperfecciones.