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"¡No le digas a Mamá!"

-___.

POV: Eres hija de Layla y Marc. (Aquí tienes cuatro años)

Marc estaba viendo TV en el sillón tranquilamente cuando un sonido de una silla se presentó detrás suyo.
Cuando volteó, solamente estaba la silla delante de la repisa donde Layla guardaba los dulces y pastelitos de tu alcance, pues, si los dejaba en lugares donde podías alcanzar, te los acabarías rápidamente.

Luego, escuchó la puerta del baño cerrarse y suspiró con una sonrisa.
Se levantó y apoyó su oreja en la puerta.

-___-. Llamó, con un tono divertido-. ¿Que pasó?

-Aaam...-. dudaste en responder.

-mmm? ¿Porque hay una silla justo delante del estante de dulces, eh?

Marc escuchó el "click" del seguro de la puerta.

-Oh, vamos. ¿Que sucede? ¿Ocultas algo?

-Noo.

-¿Y entonces? ¿Porque cierras con seguro?

-Estoy en el baño-. Respondiste, intentando que tú nerviosismo no saliera en tus palabras.

Marc rió suavemente, alejándose de la puerta para luego poner una mano en su cintura.

-Vale, si es así... contaré los pastelitos de la repisa. Total, supongo que nadie ha agarrado uno.

Adentro, podías sentir tu corazón latiendo rápidamente. Dudaste un momento, mirando la puerta.

-¡No te fijes! -gritaste, tratando de sonar casual, pero con un tono de alarma inconfundible.

Marc se acercó nuevamente a la puerta y, con una sonrisa en sus labios, escuchó el "click" del seguro al liberarse. Abrió la puerta lentamente y te encontró parada allí, con las manos escondidas detrás de ti.

-___, cariño-. Dijo suavemente, con una ceja levantada-. ¿Qué tienes ahí?

Tus mejillas se sonrojaron mientras dabas un paso atrás, tratando de mantener la compostura.

-Nada... -murmuraste, evitando su mirada.

Marc se inclinó hacia ti, todavía sonriendo.

-¿Nada, eh? ¿Seguro?

Negaste con la cabeza. Marc suspiró.

-Mira, no le diré nada a nadie.

Lo miraste a los ojos, evaluando si podías confiar en sus palabras. Luego de unos momentos, decidiste sacar tus manos detrás de tu espalda, mostrando un pastelito de chocolate fuera de su envoltura. Marc aguantó la risa y fingió estar impresionado por lo que habías robado del frasco.

Tras eso, te pusiste nerviosa y tus ojos se llenaron de lágrimas.

-¡No le digas a nadie! -exclamaste, algo enojada-. ¡No puedes decírselo a nadie!

Marc intentaba no reírse, pero sus labios temblaban con el esfuerzo.

-"¡No le digas a mamá!" , ya dijiste que no lo ibas a hacer! -continuaste gritando, enojada y nerviosa.

Finalmente, Marc no pudo contenerse más y estalló en risas. Con su mano, se tapó el rostro, mientras intentaba no caerse de la tentación.

-¡PAPÁ!-. Gritaste enojada, siendo tu voz simplemente un hilo fino por tus lágrimas.

-Ya...ya...no le diré a nadie, de verdad-. dijo entre risas-. Lo prometo.

Frunciste el ceño y lo miraste con una mezcla de frustración y alivio.

-¡Pero no te rías! -demandaste, cruzando los brazos.

Marc se agachó a tu altura, tratando de calmarse.

-Lo siento, cariño-dijo, colocando una mano en tu hombro-. No me estoy riendo de ti, solo... solo me pareció muy gracioso y tierno cómo te pusiste tan seria. Pero está bien, no le diré a mamá. Será nuestro pequeño secreto, ¿vale?

Te miró con una sonrisa cálida, y poco a poco tu ceño fruncido se suavizó. Asentiste lentamente, aceptando su promesa.

-¿Mejor? -preguntó, todavía sonriendo, secando tus lágrimas con su pulgar.

-Sí -respondiste, finalmente sonriendo también.

Marc te abrazó y luego te alzó en sus brazos. Tú te quedaste recostada con tu mentón en su hombro, mientras que su brazo derecho te sostenía para que no te calleras.
Con su mano izquierda, tomó el pastelito de tus manos para luego darle un mordisco él mismo.

-¿Sabes qué?-. Dijo con una sonrisa cómplice-. Creo que podemos compartir este.

Te reíste suavemente, contenta de que todo hubiera salido bien. Marc te miró con cariño y luego dio otro mordisco al pastelito antes de ofrecértelo a ti.

-Aquí tienes, un bocado para ti -dijo, acercándotelo.

Aceptaste el pastelito y lo mordiste con gusto, disfrutando del dulce sabor del chocolate.
Por otro lado, Marc te miraba con una mezcla de amor y diversión mientras tú saboreabas el dulce.

-¿Está bueno? -preguntó.

-Sí, está delicioso -respondiste con la boca llena.

-Me alegra que te guste. Pero recuerda, la próxima vez, solo tienes que pedirlo, ¿de acuerdo?

-De acuerdo -dijiste, asintiendo con entusiasmo.

Marc te abrazó más fuerte y besó tu frente nuevamente.

-Te quiero mucho, mi pequeña traviesa.

-Yo también te quiero, papá.

𝙈𝙊𝙊𝙉𝙆𝙉𝙄𝙂𝙃𝙏-𝙊𝙉𝙀 𝙎𝙃𝙊𝙏𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora