Sᴇ Aᴄᴀʙᴏ

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                         • CALLE •

No sé por qué carajos acepte esto. Tal vez por la insistencia de Camila, y como buena amiga, no podía dejarla sola. Gracias a la castaña, aquí estaba yo, junto a Johann, y ella y el tal Brad a unos pasos de nosotros. Los cuatros estuvimos de acuerdo con venir a la plaza San Lorenzo, así que nuestra cita doble se basaba en entrar a todas las tiendas, y comprar una que otra cosa. Parecía ser más una salida de amigos, aunque agradecía bastante eso.

- ¿Te gusta amor? - me preguntó Johann mientras sostenía una camisa en sus manos. Yo solo asentí - Bueno la compraré, espérame aquí - dijo antes de caminar hacia el cajero.

- ¿Por qué aceptamos esto? - la voz de Camila se escuchó detrás de mi. Yo puse mis ojos en blanco - Por más que intento, no puedo verle algo atractivo a Brad - dijo recargando su cabeza en mi hombro.

- Tal vez si tuviera unos ojos verdes... - respondí, y Camila rápidamente se separó de mí.

- Cállate - dijo cruzando sus brazo molesta - ¿Por qué no me enamoré mejor de Poche? - dijo mirando al techo. Yo reí por el comentario, al igual que ella.

- No sabe que estoy aquí con el - Camila levantó ambas cejas sorprendida - Espero no se entere - dije agarrando mi cabeza ambas manos - No sé qué hacer Camz, estoy tan harta de esta situación - necesito un respiro, no podía seguir con esto, era demasiada la culpa.

- Pues solo tienes dos soluciones - respondió mirando a Johann - Tienes que dejar a uno o a ambos, no hay de otra - ¿Dejar a Poche? No, definitivamente jamás haría eso.

- Tengo que buscar una excusa para alejarme de Johann, enserio siento que me voy a volver loca - no me di cuenta de que unos pasos se acercaban a nosotros.

- ¿Por qué amor?, ¿Que pasa? - preguntó el chico antes de darme un beso en la cabeza.

- No, nada - respondí rápidamente.

- Camila, ¿Crees que podamos hablar un momento a solas? - preguntó Brad mientras tomaba la mano de mi amiga.

- Eh... si claro - respondió con una media sonrisa. Después de eso, ambos salieron de la tienda, perdiéndose entre la gente.

- ¿Segura está todo bien bebe? - preguntó otra vez Johann.

- Ya te dije que si - conteste bruscamente antes de comenzar a caminar para salir de la tienda.

- Calle no tienes que ser grosera - dijo tomándome del brazo, haciendo que frenara en seco.

- Suéltame Johann - trate de zafarme de su agarre, pero él hizo más fuerte, y claramente no pude contra él.

- ¿Me vas a decir que pasa?, ¿O quieres que te obligue a decirme? - dijo molestó agitando mi brazo.

- Que me sueltes Johann, me está doliendo - le supliqué pero a él no pareció importarle.

- Solo quiero que me digas qué carajos te pasa, ¿No tengo derecho a saberlo? - preguntó cerca de mi oreja.

- ¿Pasa algo? - preguntó el guardia de seguridad de la tienda que estaba detrás de nosotros.

- Nada, solo estoy conversando con mi novia - contestó Johann de mala manera.

- Le voy a pedir que la suelte joven - respondí colocando su mano en el hombro de Johann, quien me soltó y después empujó al señor.

- No me toques imbécil - dijo tratando de acercarse más al tipo, pero este colocó su mano en el arma que tenía en la cintura.

- Le voy a pedir que se tranquilice, y después que se retire, pero solo, la señorita se queda conmigo - dijo apuntándome.

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